Flash Deportivo
La selección checa de hockey sobre hielo regresó a casa sin medallas del mundial de Finlandia, tras caer derrotada este sábado ante Eslovaquia en el partido por el tercer lugar del torneo. Los checos, varias veces campeones del mundo, soñaban con sumar a su haber un nuevo título, o en el peor de los casos, conseguir alguna de las medallas en disputa.
Sin embargo, aunque debieron conformarse con un insulso cuarto lugar estuvieron cerca de alcanzar más. Luego de una notable victoria ante sus eternos rivales de Rusia, los seleccionados nacionales se ubicaron fácilmente en las semifinales. Fue en ese momento que tanto técnicos, entrenadores como afición comenzaron a soñar con el campeonato. Pero, en esa fase debieron medir fuerzas con la poderosa escuadra de Canadá. "Mala señal", decía el analista deportivo Milan Sedlacek, "Canadá en más de una ocasión le ha dado dolores de cabeza a la roja nacional". Los presagios más pesimistas de Sedlacek se cumplieron y la República Checa perdió ante los canadienses por 8 a 4. Quedaba aún la opción de conseguir la medalla de bronce si los checos eran capaces de vencer a Eslovaquia en el duelo por el tercer lugar. Siempre la República Checa había logrado salir victoriosa de los choques con sus vecinos de oriente, es más, nunca en la historia Eslovaquia los había vencido en un mundial. "Entraron a la cancha convencidos de que ganarían", escribió este lunes un periódico deportivo. Pero el exceso de confianza en el deporte se paga caro y con un prolijo juego los eslovacos, defensores del título mundial, hicieron historia en canchas finlandesas. La alegría en las calles de Bratislava contrastaba más tarde con la amargura de los miles de fanáticos checos que se habían congregado en la Plaza de la Cuidad Vieja de Praga, tradicional lugar de celebraciones deportivas. Con chiflidos y algunos insultos, los aficionados comenzaron a retirarse antes de finalizado el partido. Según los expertos, la eliminación de la República Checa del torneo tiene muchas explicaciones. Desconcentración, exceso de confianza, mala suerte. En definitiva, las mismas explicaciones de siempre. Independiente de lo que haya causado que la roja volviera a Praga con las manos vacías, una cosa es verdad: la afición vive de buenos resultados y la selección checa por segundo mundial consecutivo no logra conseguir una presea, algo imperdonable para un equipo que había colocado la vara muy en alto y al que tan sólo tres años atrás parecía que nadie bajaría de su gloria.