Rafael Kubelík
El compositor, violinista y director de orquesta, Rafael Kubelík, es considerado como el más destacado músico checo de la época de postguerra y uno de los extraordinarios promotores de la música checa en el mundo.
Rafael Kubelík nació el 29 de junio de 1914 en la aldea de Býchory, Bohemia Central, en el seno de la familia del célebre virtuoso del violín, Jan Kubelík. Después de concluir sus estudios en el Conservatorio de Praga, inició su carrera artística acompañando al piano a su famoso padre.
A finales de los años 30 fue director del Teatro Municipal de Brno, desempeñándose posteriormente como director artístico de la Filarmónica Checa. Fue fundador del Festival Internacional de Música "Primavera de Praga", cuya primera edición en 1946 inauguró y también concluyó con la Filarmónica Checa.
Tras la llegada al poder de los comunistas en Checoslovaquia, en 1948, Rafael Kubelík decidió emigrar del país. "Abandoné mi patria para no tener que abandonar a la nación checa," respondía a todos los que le preguntaban cuáles habían sido las razones que le indujeron a partir del país.El 17 de julio partió para Inglaterra, donde inmediatamente llamó la atención de los círculos músicos locales. Entre 1950 y 1953 encabezó la Orquesta Sinfónica de Chicago. Después del rotundo éxito de su interpretación de Katia Kabanova, de Leos Janácek, fue nombrado en 1955 director musical de la Ópera Covent Garden, de Londres, donde llevó a escena, entre otras, a las óperas checas "Jenufa", de Janácek, y "La novia vendida", de Smetana.
Rafael Kubelík conquistó gran renombre en la Ópera Metropolitana de Nueva York, en la Ópera Estatal de Hamburgo, y en muchos otros escenarios musicales. Su estilo de dirección fue descrito por muchos críticos musicales como una especie de combinación de sentimiento y razón, de corazón y mente.
A mediados de los 80 Rafael Kubelík decidió finalizar su carrera artística por razones de salud, pasando mayor parte del tiempo en California, EE.UU., dedicándose a su actividad predilecta la composición. Kubelík es autor de muchas obras sinfónicas y de cámara, así como de varias óperas, de las que las más conocidas son "Verónica" y "Cornelia Faroli", esta última inspirada en la vida del pintor italiano Tizian.
En 1989 Rafael Kubelík ya se encontraba bastante enfermo, no obstante, las noticias sobre la caída del régimen comunista en el país le hicieron renovar sus fuerzas de tal manera que muchos periódicos hablaron en aquel entonces del simbólico Ave Fénix que resurge de sus cenizas.
En 1990 este gran artista checo regresó, tras 42 años de ausencia, a la entonces Checoslovaquia para dirigir el ciclo de poemas sinfónicos "Mi Patria", en el concierto inaugural del Festival Internacional Primavera de Praga de ese año. Rafael Kubelík aceptó, además, el cargo de miembro de la presidencia honorífica del festival, y de director honorífico de la Filarmónica Checa.
En 1990 a Rafael Kubelík le fue otorgado el título de "doctor honoris causa" de la Universidad Carolina de Praga, y un año más tarde fue galardonado con la orden de Tomas Garrique Masaryk.
Rafael Kubelík aplaudió la caída del sistema totalitario en el país. "Tenemos que creer que en el futuro todo será armónico, ético y moral," dijo en aquel entonces el artista. No obstante, su fe en el futuro se vio un tanto defraudada. Con gran dolor recibió la noticia sobre el desmantelamiento de la Federación Checoslovaca y con tristeza en el alma siguió los conflictos surgidos en aquel entonces en el seno de la Filarmónica Checa.
Rafael Kubelík falleció el 11 de agosto de 1996 en la ciudad suiza de Lucerna. Sus restos mortales fueron trasladados a Praga y depositados en el Cementerio de los Próceres en Vysehrad.