Anna Letenská
Anna Letenská fue una de las mejores actrices checas que desempeñó numerosos papeles teatrales y fílmicos. Los directores de teatro y cine luchaban por contratarla y los guionistas escribían para ella papeles dramáticos y cómicos, no obstante, la propia vida escribió para ella un guión más que cruel.
De los niños cuyos padres son actores se suele decir que han nacido en el escenario. Los padres de Anna eran miembros de una compañía de teatro itinerante, lo que en su caso supuso venir al mundo un día después de la actuación de su madre, Marie Svobodová, en la puesta en escena de la famosa novela checa titulada "El Crucifijo del arroyo". Así, Anna nació en la ciudad de Nýrany, Bohemia Occidental, el día 29 de agosto de 1904. Al cumplir los 8 años, Anna comenzó a actuar junto con sus padres en los escenarios de las más diversas ciudades checas.
Después de casarse con el cantante y cómico operístico Ludvík Letenský, Anna se trasladó a Kosice, luego a Olomouc y finalmente a la capital eslovaca de Bratislava, donde conquistó los corazones del público local. Después de trasladarse a Praga, Anna Letenská desarrolló su gran talento en el Teatro de Vinohrady y también en la Radiodifusión Checa. Y precisamente gracias a su labor radiofónica, Anna Letenská conoció al director de cine, Miloslav Jares, quien por entonces buscaba a una actriz para el papel protagónico de la película basada en la ya mencionada novela "El Crucifijo del arroyo".
Durante los siguientes 5 años, Anna Letenská apareció en 25 películas checas, sobre todo en papeles cómicos. Mencionemos, al menos, las comedias "El parrandero praguense", "El guantito", "De los molinos checos", "María, la esposa de Jan Pudes", "Valentín " el Bueno" y muchos otros. Pero fue precisamente el Teatro de Vinohrady el que le ofreció la posibilidad de dar vida a muchos personajes del drama mundial, tales como los protagónicos de "La Tormenta", del destacado dramaturgo ruso, Aleksandr Nicolaievich Ostrovski, o de "La Linterna", del clásico de la literatura checa, Alois Jirásek.
Pero llegó la Segunda Guerra Mundial y el régimen nazi, que trágicamente cambió el rumbo de la vida de Anna Letenská. Resulta que la actriz y su segundo marido, Vladimír Caloun, ofrecieron refugio al médico que había atendido a uno de los paracaidistas checos que realizaron el atentado contra el entonces protector nazi en Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich.
Aquel acto heroico no quedó oculto a la Gestapo. La policía nazi detuvo al esposo de Anna Letenská. Sin embargo, ella fue dejada en una libertad ficticia, en cuyo marco trataban de convencerla en el curso de infinitos interrogatorios de que revelara nombres e informaciones vinculadas con el atentado contra el líder fascista.
Y aquí cabe destacar que a consecuencia del atentado, los nazis desataron en el país un verdadero terror que costó la vida a miles de checos, y a todos los habitantes de las aldeas checas de Lidice y Le"áky, por ser sospechosos de haber colaborado con los autores del atentado. Por lo tanto, el acto de ayuda por parte de los esposos fue testimonio de una gran valentía y sumo patriotismo.
Así, seguida por la gestapo todo el tiempo, Anna Letenská pudo terminar la última película de su vida, que fue paradójicamente una comedia con un título irónicamente simbólico para esos momentos - "Llegaré pronto". La gestapo no la dejó tranquila ni durante el rodaje de la misma, siendo escondida discretamente entre los bastidores.
Unos años más tarde, el director de la película, Otakar Vávra, describió el dramático transcurso de la filmación de la siguiente manera: "Anna Letenská estaba sentada todo el tiempo con la cabeza entre las manos, mientras que al salir ante las cámaras se mostraba llena de humor. Nos dimos cuenta de que en aquellos momentos se preparaba para la muerte."
Y realmente, después de concluir el rodaje de la película, la Gestapo se apoderó de Anna Letenská, la envió a la fortaleza de Terezín, y más tarde al campo de concentración de Mauthausen, donde fue fusilada una oscura mañana del 24 de octubre de 1942.
Tras la Segunda Guerra Mundial, en 1945, Anna Letenská fue condecorada a título póstumo por el entonces presidente de la República, Edvard Benes, con la orden "Cruz Checoslovaca de Guerra". Dos años más tarde en el Teatro de Vinohrady fue develado un busto suyo que nos sigue recordando el trágico destino de esa excelente actriz checa, una de las tantas víctimas del terror nazi.