Niños checos esperan con ansia llegada de San Nicolás

San Nicolás visita esta noche los hogares de las familias checas. Acompañado por el ángel y el diablo, el santo patrón de los niños, estudiantes, matrimonios y marineros, obsequia con golosinas y frutas a los pequeños que se portaron bien.

En vísperas del seis de diciembre, que es el onomástico de San Nicolás, las calles de las ciudades checas se llenan de tríos mágicos formados por un San Nicolás, un ángel y un diablo.

La plaza mayor de la ciudad de České Budějovice, en el Sur de Bohemia, tradicionalmente se convierte en el escenario de un gran espectáculo: el vuelo del ángel sobre la plaza. El ser celestial se abate desde la cúpula de la Torre Negra, el punto más elevado de la ciudad, para saludar a los ciudadanos.

Iva Sedláková, directora del departamento de Cultura del Ayuntamiento de České Budějovice, adelantó los detalles técnicos.

“Se estira un cable entre la cúpula de la torre y el suelo. Un hombre disfrazado de ángel se amarra al cable y mientras va bajando desparrama confeti brillante“, sostiene Sedláková.

La tradición de San Nicolás tiene raíces muy profundas en la República Checa y el cinco de diciembre por la noche es posible encontrarse con decenas de personas disfrazadas de ángeles, diablos y Nicolases en las calles de aldeas y ciudades checas.

Van de casa en casa amonestando a los niños que se han portado mal durante el año. Por sus travesuras reciben del diablo trozos de carbón. Pero el ángel viene en su ayuda, y a la promesa de portarse bien en el futuro, reciben regalos de San Nicolás.

El verdadero San Nicolás nació supuestamente hacia el año 250 en una familia cristiana de la ciudad de Patara, en Asia Menor. Tras la muerte de sus padres repartió una parte de sus bienes entre los pobres. Más tarde fue nombrado obispo y en tiempos del emperador Dioclesiano, que persiguió a los cristianos, estuvo en prisión.

San Nicolás sigue siendo el santo predilecto de los checos. Sería difícil imaginarse la capital checa sin la característica cúpula verde de la Iglesia de San Nicolás, obra maestra del barroco checo, situada en el barrio de la Ciudad Pequeña.