Mundo checo en México

La señora Jirina Liebermann nació en Roznov pod Radhostem, ciudad enclavada en el seno de la sierra de Beskydy, en Moravia Oriental. Luego conoció a su futuro esposo, boliviano, y se trasladó a América Latina. Hoy en día vive en la Ciudad de México y con mucho entusiasmo se dedica a las actividades de la Asociación checa Tomás Garrigue Masaryk.

La euforia del año 89, cuando se derrumbó el régimen comunista en la entonces Checoslovaquia, fue un impulso para los checos residentes en México para que realizaran alguna actividad en conjunto, cuenta la señora Liebermann.

"Con nuestro patriotismo, que todos llevamos adentro, sentimos que ahora es el momento de reunirnos, y no solamente de reunirnos socialmente sino también de dar algo de nuestra cultura al pueblo mexicano. Empezamos a revivir algunas tradiciones, por ejemplo cuando vienen las Pascuas, entonces pintamos huevos que es nuestra costumbre, viene mayo que es el mes de primavera, y así vamos mes por mes y tratamos de recordar nuestras tradiciones", apunta Jirina Liebermann.

Los esfuerzos de los compatriotas checos en México culminaron con la decisión del Ayuntamiento de Praga de donar a la Ciudad de México una estatua de Tomás Garrigue Masaryk. Se trata de una copia de bronce del monumento al primer presidente checoslovaco que se encuentra en la plaza delante del Castillo de Praga, explica la señora Jirina Liebermann.

"Ahora tenemos en la Glorieta de la Avenida Masaryk un estatua de TGM. Estamos felices".

En algunas de las actividades de la Asociación Tomás Garrigue Masaryk participa sólo la comunidad checa de México, otras están destinadas a un amplio público.

"Créanme que a veces en alguna actividad hay más mexicanos que checos. Los mexicanos sienten mucha simpatía por nuestra República. Es increíble", dice Jirina Liebermann.