Magdalena Dobromila Rettigová

En esta edición del espacio Personalidades Checas les hablaremos de Magdalena Dobromila Rettigová, que quiso inscribirse en la historia como escritora, pero ganó la inmortalidad gracias a su Libro de Cocina editado en 1826, que conoció decenas de ediciones.

Los retratos de Magdalena Dobromila Rettigová, nacida en 1785, muestran a una corpulenta dama que, para la mayoría de los checos, es autora del inmortal Libro de Cocina cuyas recetas aconsejan utilizar cantidades industriales de huevos y mantequilla.

Pero las apariencias engañan. Magdalena Dobromila Rettigová era no sólo una excelente cocinera y símbolo del bienestar del hogar burgués decimonónico. Los estudiosos de su vida afirman que era una personalidad muy fuerte y nada convencional, muy curiosa y aficionada a los experimentos.

Magdalena Dobromila Rettigová fue la primera mujer checa en destacar en la vida pública.Puede ser considerada también como la primera feminista checa por reflexionar sobre los problemas de la mujer casada. Rettigová señala en su biografía que en su destino fue determinante la dura escuela que recibió durante la infancia. Su padre, administrador de un feudo en Bohemia, falleció prematuramente y de la educación de la niña se encargó su madre. Era una dama muy severa que prohibía a la pequeña jugar con muñecas y hasta en cierta oportunidad obligó a Magdalena a quemar en la estufa uno de sus juguetes predilectos. Desde los cinco años la chica tejía calcetines y realizaba bordados.

Rettigová, de soltera Artmann, nació en el seno de una familia de habla alemana. Según algunas fuentes, la madre le prohibía conversar con sus coetáneos checos. Rettigová se incorporó a la sociedad checoparlante tan sólo tras contraer matrimonio en 1807 con el jurista y fervoroso patriota checo, Jan Alois Rettig. La recién casada tuvo primero que aprender el checo. Los Rettig residían entonces en la ciudad de Ústí nad Orlicí, en Bohemia Oriental, donde los patriotas checos eran muy activos.

Los amigos de la joven pareja se dieron cuenta de que Magdalena tenía talento literario y la convencieron de que escribiera en checo. Cuando la señora Rettigová publicó su primer cuento en un almanaque patriótico, su creación literaria causó gran revuelo en los círculos patrióticos por haber hecho su aparición la primera escritora moderna checa.

Los cuentos de Rettigová, que encerraban siempre un mensaje moralista, fueron muy populares en su tiempo, y los conocedores afirman que estaban escritos en un buen checo.Y ello puede considerarse como un triunfo de la voluntad de su perseverante autora.

Magdalena Dobromila Rettigová dio a luz once hijos. Tras atender a la familia, a la luz de las velas leía, empeñada siempre en ampliar su cultura. Aquello era algo insólito en una mujer de la burguesía media de principios del siglo 19.

En las ciudades de Ústí nad Orlicí y Litomysl, en Bohemia Oriental, Rettigová era promotora de la vida cultural: organizaba funciones teatrales, veladas de poesía, excursiones y cursos de culinaria y de labores manuales. Hasta llegó a fundar una biblioteca para mujeres.

Esta activa dama elaboró también las 700 recetas de su inmortal Libro de Cocina, publicado en 1826. Su mérito radica en haber sido la primera obra culinaria destinada no a los cocineros profesionales sino al más amplio público, sobre todo a las recién casadas de las capas burguesas. La autora acuñó también muchos términos culinarios checos que todavía hoy se utilizan. El Libro de Cocina conoció en el siglo 19 veinte ediciones.La obra siguió publicándose en el siglo 20. En 1986 se agotaron, por ejemplo, los 200 mil ejemplares de la edición de la casa Odeon. La obra sigue siendo editada, aunque se reproche a Rettigová la excesiva opulencia de sus menús.

La arqueóloga e historiadora Magdalena Beranová trató de desmentir recientemente estos reproches, alegando que las cantidades industriales de huevos y mantequilla que contemplan las recetas de la señora Rettigová se debe a que se destinaban a las familias patriarcales, integradas por hasta 15 miembros.Los checos no deben entonces atribuir a Magdalena Dobromila Rettigová el hecho de ser una de las naciones más obesas del mundo.