Madrid:Frontera, el horror de la crisis puesto ante un espejo deforme

David Llorente, foto: Clara González

Un Madrid de pesadilla, reflejo de los aspectos más siniestros de la crisis económica, es la nueva sorpresa literaria de David Llorente. El escritor español afincado en Praga vuelve con un estilo narrativo altamente innovador, un uso muy personal de elementos fantásticos y más carga social que nunca.

Madrid,  foto: Barcex / CC-BY-SA-2.5
En un Madrid triste y lluvioso, a las orillas de un mar oscuro y violento, sus habitantes observan impotentes como los bancos se quedan con sus casas y se ven obligados a comer basura para sobrevivir, como se destruye cualquier asomo de cultura o servicio público, la sanidad deja de ser un derecho universal y cualquier asomo de rebeldía es brutalmente reprimido por la Policía. Este es el descorazonador entorno en el que se mueven los personajes de ‘Madrid:Frontera’, la última novela del español David Llorente, residente en Chequia desde 2002.

Se trata de un Madrid reconocible, el Madrid de la crisis, con desahucios, suicidios, inmigrantes, violencia policial, políticos que hablan desde pantallas de plasma, y muertos que susurran desde las cunetas, pero al mismo tiempo distópico y con rasgos fantásticos asumidos como normales, en el estilo del realismo mágico, como sirenas en el mar, policías que huelen el miedo o manos manchadas eternamente de sangre.

El resultado final es una clara denuncia social. El Madrid de Madrid:Frontera, a pesar de todo, un Madrid inminente, subraya David Llorente.

David Llorente,  foto: Clara González
“Para mí la base es social. Quería contar cosas que suceden en la realidad hoy, en Madrid, en España, que yo he visto, he leído o he oído, que yo sé que están ahí. Es decir, esa base, ese pilar de toda la historia, es social, es real. Lo distópico es el marco, que hace referencia a otros novelas de ciencia-ficción: la quema de libros, el mar de Madrid, un mar negro, las sirenas. Es una envoltura mitológica o simbólica que también alimenta la narración principal, que yo no calificaría de distopía. Son elementos de novelas de género, en este caso la ciencia-ficción. Pero lo que estoy contando no es ciencia-ficción”.

Los elementos fantásticos, así como la recreación incesante en los aspectos más abyectos de la situación que se trata de denunciar, obedecen a la necesidades expresivas del autor, al que no habría bastado situar la trama en un entorno realista, explica a propósito de las sirenas del mar de Madrid.

“Las sirenas que cantan y llaman a la gente que las oye y esa gente se acerca a los acantilados y salta, detrás de esto está la idea de los suicidios. A partir de la crisis el número de suicidios en España aumentó exponencialmente. Y se ha callado: nadie comentaba nada sobre este tema. Me parece una cosa tan bestial que incluso narrarlo de una manera realista es insuficiente. Hay que, pienso yo, utilizar mucho más la fantasía para llegar a la realidad. Es como cuando tú haces la caricatura de alguien y se parece muchísimo porque lo has deformado, porque lo has exagerado y has utilizado tu fantasía para deformar a esa persona. Pues esto es igual. Cuando lo exageras y deformas lo haces más grotesco, es como si le pones una lupa encima”.

Narrador y protagonista en diálogo continuo

En ese mal sueño en el que se ha convertido Madrid trata de sobrevivir, a veces incluso de luchar contra el poder, Igi W. Manchester. Sus pensamientos, sentimientos y acciones no nos llegan a través de sus palabras, tampoco a través de un narrador omnisciente, sino gracias a una voz narrativa en segunda persona, que además dialoga con el protagonista o, al menos, responde a sus preguntas.

Madrid-frontera-port. Editorial Alrevés
Se trata sin duda del rasgo estilístico más llamativo de la novela. Según reconoce, Llorente lo tomó directamente de Camilo José Cela, único autor que ha utilizado esta técnica, junto a Francisco Umbral, y de hecho ha sido la única manera en la que ha podido contar los hechos exactamente como él quería, nos cuenta.

“Al principio era una narración en tercera persona, omnisciente, al uso. Pero no me funcionaba. Se me ocurrió cambiarlo porque en esa segunda persona era posible que el personaje comunicara con el narrador. Entonces de vez en cuando se genera un microdiálogo que ayuda mucho a la narración, y anticipa cosas que van a pasar. Yo creo que al final me atrajo esta posibilidad. Como es una segunda persona es alguien hablando a otro: tú haces esto, tú te vas, tú vienes, tú dices… Entonces cabe la posibilidad de que ese otro hable con el narrador para aclarar cosas”.

"Yo creo que escribir una novela de una sola historia principal y que eso te lleve 300 páginas ya está anticuado"

Con una prosa ágil, escueta y contundente, la trama principal se va desarrollando al mismo tiempo que otras muchas pequeñas historias de este Madrid alternativo aparecen y se resuelven rápidamente, conformando un amplio mosaico. Llorente no cree de hecho que una novela deba limitarse a una sola línea argumental.

“Cuando lo estás escribiendo debes hacer alusiones o giros que permitan al lector no perderse. Y la ventaja es que puedes contar más historias al mismo tiempo que alimentan la historia principal. Yo creo que escribir una novela de una sola historia principal y que eso te lleve 300 páginas ya está anticuado. Yo creo que hay técnicas narrativas que te permiten contar una historia en profundidad en pocas páginas y utilizar unas cuantas páginas más para contar muchas más historias”.

David Llorente,  foto: Laura Muñoz
Se crea así un protagonista colectivo, de forma similar a como se conseguía en su obra anterior, ‘Te quiero porque me das de comer’, que permite presentar el infierno en el que se ha convertido la ciudad en todas sus facetas.

Precisamente todo se presenta en un Madrid descontextualizado y desprovisto de su entorno, sin apenas referencias a nada que haya más allá, lo que da lugar a una sensación de encarcelamiento, a la ciudad como prisión. El aislamiento de la ciudad vino dado en un principio por razones más bien instrumentales, explica Llorente.

“No es consciente. Yo creo que eso responde a una necesidad de concentrar todo en un sitio para que me resultara mucho más denso, para que quedara como una bomba, mucho más asfixiante. Y para mí, cuando muevo a los personajes, tenerlos exactamente en la cabeza, por qué calle van, por qué esquina van, para moverlos mejor. Porque si no tendría que haber estado visitando ciudades, mirando mapas o callejeros, pero como yo soy de Madrid, lo tengo todo en la cabeza y no hay problema”.

No hay esperanza

"Tú tienes a ese protagonista como tu tabla de salvación. Pero de repente te quedas sin él, de repente te das cuenta de que ni siquiera él va a poder hacer nada"

La visión pesimista que Llorente mantiene a lo largo de la novela llega a su punto álgido con la derrota del personaje principal. La lucha contra el poder por la dignidad, la justicia y la libertad choca contra un muro insalvable: el mismo ser humano.

“Esa es la idea de la novela. Se describe un panorama tan desolador que tú te agarras mortalmente al protagonista al principio como si fuese a ser el héroe que te va a indicar el camino. Tú tienes a ese protagonista como tu tabla de salvación. Pero de repente te quedas sin él, de repente te das cuenta de que ni siquiera él va a poder hacer nada. Porque él es como los demás. Ese es el momento en el que yo quería que el lector sintiese esa desolación, esa soledad de decir: ya no nos queda nada, ya no tenemos nada. De hecho en la novela los personajes preguntan mucho sobre la esperanza. El narrador siempre la niega”.

David Llorente Oller es autor de ‘Kira’ (1998), galardonada con el premio Francisco Umbral de novela corta y ‘El Bufón’, ganadora del premio Ramón J. Sender de narrativa. Ya en la capital checa escribió ‘Ofrezco morir en Praga’ (2008) y ‘De la mano del hermano muerto’ (2011). ‘Te Quiero porque me das de comer’ (2014), recibió el premio Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela negra. Llorente dirige también el grupo de teatro del instituto bilingüe Budějovická de Praga, para el que ha escrito numerosas obras de teatro, algunas de ellas recopiladas en ‘Los Árboles Dormidos’ (2009).

En el mundo real, por otro lado, Llorente sí ve una luz al final del túnel, o al menos la posibilidad de plantar cara a la pérdida de derechos y bienestar social que a sus ojos está sucediendo en Europa. Madrid no tiene por qué convertirse en Madrid:Frontera, afirma, la ciudadanía todavía tiene mecanismos, por ejemplo el voto, para evitarlo.

Una parte de ese planteamiento es precisamente la denuncia. Es por ello por lo que la próxima obra de David Llorente seguirá en esta misma línea de crítica social, afirma.

“Ahora lo que me apetece es hablar desde el compromiso. Es decir, creo que ahora estamos viviendo una situación europea, o mundial, inquietante. Y yo pienso que un escritor, cualquier tipo de artista, debería hacerse eco de eso. En una situación tan convulsa como la que está viviendo Europa en este momento, desde mi punto de vista, no puedes estar escribiendo de temas evasivos. Si estás escribiendo, tienes a tus lectores y tienes la responsabilidad de que vas a publicar, cuál es tu opinión, qué piensas de esto, qué sientes, cómo lo reflejarías en una historia. Creo que se debe hacer, y desde mi punto de vista se está haciendo poco”.

‘Madrid:Frontera’, publicada por Alrevés Editorial, fue presentada oficialmente en la capital española el pasado mes de febrero y su presentación en Praga tendrá lugar el próximo 30 de marzo en la cafetería literaria Řetězová. La novela ha sido nominada al premio Valencia Negra, que se resolverá en mayo.

Autor: Carlos Ferrer
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