Los viejos Škoda dominan el tuning de coches en la RCh
El término inglés “tuning” lo utilizan los fanáticos del motorismo para denominar la personalización del vehículo propio que lo convierten en único y diferente a los demás. Hace unos diez años el “tuning” apareció en la República Checa oficialmente, pero ya antes, durante la época del comunismo, la gente adornaba sus viejos Škoda.
“Uno se pierde en esta afición. Desde mis 18 años cuando obtuve el primer coche, un Škoda Favorit, me dedico a arreglarlo. No sabía que existía el término “tuning”, pero si lo veo desde el punto de vista actual, pues ya entonces me dedicaba a esa afición. Siempre quería tener un coche distinto al resto de la gente, diferenciarme de los otros. Esta necesidad personal la satisfago con el “tuning””, dice el aficionado.
En cada país esa práctica adquiere características locales, ya que los gustos varían. Por ejemplo, en Japón adoran los macizos parachoques y en EE.UU. son características las ruedas gigantes. Lo típico en la República Checa es el arreglo de los viejos Škoda, es decir, coches producidos en el país durante el régimen comunista. Desde los sesenta los Škoda habían sido el vehículo más común de los checos y dominaban todas las carreteras. El preferido para hacer “tuning” es el Škoda 100 MB, producido en 1964, así como otros modelos de esta marca.La manera más pura de hacer “tuning” es dejar que empresas especializadas hagan los arreglos. Sin embrago, como explica Jiří Baborský, redactor de la revista Mundo del motor, en la República Checa la situación es diferente.
“Especialmente en la República Checa el poder adquisitivo es muy bajo, así que los clientes tratan de ahorrar dinero en el trabajo realizado. Creo que un 80 por ciento de los aficionados al “tuning” compran piezas de repuesto en alguna tienda especializada y luego las instalan en sus coches en el garaje, con ayuda de amigos y familiares”, opina Baborský.
Cada año se organizan en el país encuentros entre conductores con coches “tuning”. Desde hace tres años se efectua la Copa Tuning Checa, cuyos organizadores querían dar a los encuentros un carácter profesional. El Škoda Felicia de David Friedman ganó diversos premios en esa competición. Aunque el aficionado ahorró bastante dinero en los recambios, realizándolos por cuenta propia, en total no ha salido nada barato.“Si cuento bien, hace 12 años pagué por el coche 250 mil coronas. Luego, los arreglos en total costaron aproximadamente 750 mil, que es el triple del precio original. Así que el precio final es un millón de coronas, es decir casi 40 mil euros. Creo que el 90 por ciento de los arreglos los hice yo con mi papá en nuestro garaje. Sin duda hay que ser muy diestro para ahorrar dinero”, indica David Friedman.
El “tuning” en la República Checa es una afición reciente. Los que se dedican a él, enfrentan varias complicaciones tanto en lo que se refiere a los arreglos y decoraciones que muchas veces cuestan una fortuna, como en lo referente a la circulación de los coches “tuning” en las carreteras del país. En general los arreglos de vehículos que no sean hechos por el fabricante de la marca, son ilegales, según indica el redactor Baborský.
“Todos los coches arreglados son, según la ley checa, ilegales. El “tuning” existe en el país desde hace más o menos diez años, pero la ley lo considera algo marginal y el Ministerio del Transporte lo ignora por completo, argumentando que se trata de un reducido número de conductores. En principio no hay manera como inscribir los arreglos en la ficha técnica del coche y así legalizarlo”, explica Baborský.
Sin embargo, los aficionados del “tuning” no pierden la esperanza de que un día la legislación checa abra las puertas a sus coches personalizados. Argumentan que la República Checa podría seguir el ejemplo de Alemania, donde los coches “tuning” pueden circular siempre que hayan pasado por exámenes estatales de seguridad y correspondan a los requisitos de la policía de tránsito.