Los funcionarios británicos del aeropuerto international de Praga no permiten el viaje de dos jóvenes checas

aeropuerto en Praga

Tras las protestas de las asociaciones romaníes checas y las organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, las autoridades de Londres se esfuerzan por demostrar que los controles de los agentes de inmigración británicos en el aeropuerto internacional de Praga no pretenden discriminar a la etnia gitana.

La polémica culminó cuando un cámara de la etnia romaní de la Televisión Checa intentó embarcar en un vuelo con destino a Londres, cumpliendo los mismos requisitos que su colega de piel blanca. El cámara no obtuvo el permiso de los funcionarios británicos, al parecer, sólo por su pertenencia étnica. El caso del empleado de la Televisión Checa fue objeto de críticas por parte del ministro de Asuntos Exteriores checo, Jan Kavan, y el embajador británico en Praga, David Broucher, quienes acusaron al cámara de haber proporcionado a los agentes de inmigración del aeropuerto datos falsos. Sin embargo, la Televisión Checa afirmó en un reportaje sobre el caso que toda la información ofrecida por el cámara gitano era verdadera.

Desde el inicio de los controles en el aeropuerto praguense, más de cincuenta personas, casi todas exclusivamente de etnia gitana, no han recibido el visto bueno de los oficiales del Reino Unido. La noticia de que un ciudadano de etnia romaní ha pasado los controles británicos parece algo casi insólito, comenta con ironía un redactor checo de la BBC en el diario Lidové Noviny.

No obstante, este fin de semana, dos jóvenes de tez blanca obtuvieron una respuesta negativa de las autoridades de inmigración. Las razones de la denegación no se han hecho públicas, si bien los agentes británicos comentaron que la finalidad del viaje de estas dos jóvenes no era únicamente el turismo. Ambas jóvenes protestaron ante las cámaras de la Televisión Checa argumentando que disponían de una invitación oficial a Gran Bretaña y que cumplían todos los requisitos exigidos. Una de las jóvenes, incluso, ya había abonado el precio de un curso anual en Inglaterra.

Autor: Adriana Dergam
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