Los checos son puntuales; los latinoamericanos, no tanto

José Luis Pascuali es un peruano que vive desde hace doce años en Praga y ya está acostumbrado a la mentalidad y a los modos checos, pero lo que le sigue llamando mucho la atención es la asombrosa puntualidad que todos, o casi todos, asumen en este país casi como un dogma.

José Luis es de Arequipa, ciudad donde, según dice, si uno llega con media hora de retraso a una cita, significa que va bien, que es lo normal, que la gente te espera. Pero acá no, y eso le provocó problemas al principio.

“Muchas veces cuando una persona quiere encontrarse en un lugar con alguien, en Perú siempre se cuenta eso de la media hora más tarde. Entonces la gente en Perú siempre llega media hora más tarde porque así funciona el sistema. Cuando llegué por primera vez aquí a la República Checa estaba un poco equivocado con esto. Muchas veces llegaba tarde y me di cuenta que mucha gente no me esperó, que se iba y me dejaban colgado. Y ahí aprendí y vi que los checos cumplen con la hora de llegada”.

José Luis afirma que prefiere la manera checa, la puntualidad, porque ya se acostumbró a ella. Y que por eso, cada vez que visita su país y se cita con sus amigos o familiares a alguna hora y todos llegan con media hora o más de retraso, como si fuera lo más normal del mundo, él les dice que en la República Checa, si llegan diez minutos tarde, ya no los esperaría nadie.

“Aquí no, aquí te esperan diez minutos máximo, cinco a diez minutos. Sí, es algo positivo, me gusta que sea así. Y para nosotros sería mejor en Latinoamérica, si nos volviésemos puntuales, no habría problemas, todo sería perfecto”.

Y aunque José Luis reconoce que cuando tiene que juntarse con un checo es puntual, pero si queda con un latinoamericano, siempre llega media hora tarde, para que no lo dejen esperando. Y aún así, muchas veces tiene que esperar igual.

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