Los checos no quieren vecinos extranjeros
Los checos temen vivir con personas de otras nacionalidades; ministro de Relaciones Exteriores molesto por las declaraciones del jefe de la Oficina presidencial sobre Bin Laden; improbable que los políticos lleguen a un acuerdo sobre la elección directa del presidente.
La sociedad checa envía cada vez más señales de que no está dispuesta a aceptar costumbres de vida diferentes. Se desprende de un estudio publicado en primera página por el diario Lidové Noviny.
Esto quiere decir que la mayoría de los checos rechaza los estilos de vida que se salen de sus esquemas. El 86% de los encuestados reconoció que rechaza a los gitanos y que no los quiere como vecinos.
El informe sobre el extremismo en la sociedad será analizado por el Gobierno esta semana y, desde ya, existe preocupación por el grado de intolerancia que se respira a nivel general entre la población.De acuerdo con el informe, el 66% de los checos no quiere a los ucranianos y el 61% rechaza a los vietnamitas. El sociólogo Jan Hartl, de la agencia demoscópica STEM, sostiene que se trata de una situación alarmante, porque de acuerdo con los resultados del estudio el porcentaje de ciudadanos intolerantes es muy elevado.
El Gobierno está trabajando en una campaña a largo plazo con el fin de reducir el extremismo en la sociedad. Según Miroslav Mareš, experto en extremismo de la Universidad Masaryk, uno de los mayores problemas es que un significativo número de personas dice que su actitud responde a malas experiencias personales con los gitanos.
Los especialistas estiman que las campañas para la integración de los extranjeros son muy importantes, al tiempo que señalan que las minorías étnicas, como en el caso de los gitanos, deben estar dispuestos a cooperar.
Por su parte, el diario Mladá Fronta Dnes se refiere al disgusto del ministro de Relaciones Exteriores, Karel Schwarzenberg, que reaccionó a las declaraciones de Petr Hájek, subjefe de la oficina presidencial, que dijo que Osama Bin Laden es una ficción mediática.
Consultado por la agencia de noticias ČTK, el canciller checo sostuvo que las declaraciones de Hájek habían puesto en peligro el prestigio de la República Checa a nivel internacional y que había ofendido a los países aliados.
El funcionario, uno de los hombres más cercanos al presidente de la República Václav Klaus, subrayó que Bin Laden era un cuento para adultos sobre el bien y el mal. A la pregunta de que si su reacción respondía a algún tipo de presión política, el ministro Schwarzenberg, sostuvo que semejantes declaraciones le enfurecían porque se trata de un funcionario público de alto rango, que se comporta de manera inadecuada.
La elección directa del presidente de la República se aleja cada vez más, ya que los partidos políticos no logran ponerse de acuerdo, sostiene Právo.
El gubernamental Partido Cívico Democrático (ODS) y el opositor Partido Socialdemócrata (ČSSD), que llevan las negociaciones, toparon con un nuevo obstáculo.
Los socialdemócratas quieren restar al primer mandatario una serie de competencias como por ejemplo la posibilidad de nombrar al director del Banco Central. La oposición sostiene que en semejante nombramiento debería participar el Gobierno o el Parlamento.
Los cívico-demócratas pronostican que las negociaciones serán arduas, porque en un principio nunca estuvieron de acuerdo con la elección directa, pero que la situación política del país les llevó a tomar dicho compromiso con los electores, pero que esperan que la oposición tenga una actitud más constructiva.