Los centros de desintoxicación checos se ven desbordados
En los últimos cinco años se ha duplicado el número de drogodependientes dispuestos a someterse a terapia para dejar las drogas. Los centros de desintoxicación no dan abasto para cubrir la demanda y en algunos casos se ven obligados a no aceptar pacientes.
En la República Checa el número de drogadictos que han decidido empezar este tratamiento no ha dejado de crecer en los últimos cinco años. Así, mientras que en 2008 eran 1.167, en 2012 llegaron a 2.298, prácticamente el doble. La cifra puede ser mayor, según los expertos, debido a que los médicos no registran a todos los pacientes que acuden a los centros, por lo que el número total de drogodependientes en terapia de desintoxicación podría llegar a los seis o siete mil.
Es por ello por lo que los centros de desintoxicación, en manos de Organizaciones No Gubernamentales, se están viendo desbordados, como comenta Jiří Dolák, de la asociación ‘Manos Entregadas’ (‘Podané ruce’).
“Contamos con aumentar la capacidad y con extender las terapias de desintoxicación a los centros que se encuentren en las zonas donde se concentran más drogodependientes”.
En situación parecida se encuentra el centro de la fundación Drop In, en Praga, que hasta que no consiga trasladarse a unas instalaciones más amplias, se ve obligado de momento a rechazar pacientes.La tendencia se ha visto reforzada por la amnistía presidencial del pasado mes de enero, que dejó en libertad a unos 7.000 presos, muchos de ellos en plena terapia sustitutiva antes de salir de prisión. Se calcula que el número pacientes nuevos de los centros de desintoxicación puede ser de entre mil o dos mil.
El tratamiento con metadona se ha convertido en la luz al final del túnel para toda una generación de drogodependientes que cayó en los 80 y los 90 en el pervitín o la heroína y viven actualmente en la marginalidad.
Es el caso por ejemplo de Michal, mecánico de profesión y heroinómano desde hace 15 años. Debido a su adición perdió su trabajo y su familia, y empezó a robar para pagarse las dosis. Ahora espera dejar atrás esa etapa.
“Siempre dicen que la metadona es la última fase. Pero yo diría que al contrario. Me ha sacado de la calle y gracias a ella he vuelto a trabajar”.
Dejar las drogas no es sin embargo nada fácil, aún con tratamiento y supervisión médica. El año pasado concluyeron su terapia sustitutiva en la República Checa solo 670 personas.