Las raíces de la nación checa y las leyendas populares
¿Cómo reaccionarían, amigos, si se enteraran de que uno de sus antepasados más lejanos pudo haber sido un criminal? Para nadie, seguramente, resultaría agradable tal información. Al parecer, los checos tendrán que aceptar el hecho de que el legendario padre de la nación, de nombre Cech, cometió a lo mejor un crimen que le obligó a abandonar su tierra de origen.
A esa conclusión llegó el historiador checo, Dusan Trestík, del Instituto de Historia de la Academia de Ciencias, quien se dedica al estudio de las leyendas populares y de las fuentes de inspiración que pudieron originar su surgimiento.
El experto afirma, por ejemplo, que la leyenda sobre el asentamiento de los primeros checos en el territorio actual de la República Checa refleja, al menos en parte, los hechos reales. Según la leyenda, durante la gran migración de las naciones entre los siglos IV y VI de nuestra era, al monte Ríp al norte de Praga, llegó el padre de la nación checa, Cech, con su séquito. Se detuvo en la cima del Ríp y le señaló a su gente las lindas tierras al pie de ese monte donde tenía pensado asentarse. Aseguró que estas tierras abundaban en animales de caza y en miel y que aquí nunca tendrían hambre.
La leyenda sobre el legendario Cech fue adaptada por varios escritores nacionales, entre ellos, Alois Jirásek. El historiador, Dusan Trestík, supone que Jirásek utilizó como fuente de inspiración la Crónica de los Checos, del siglo XII, cuyo autor fue el canónigo del capítulo de San Vito, de Praga, Kosmas.
La suposición del historiador Trestík, de que la leyenda sobre el legendario padre de la nación checa, Cech, refleja en gran medida los acontecimientos reales, la confirman también otras antiguas escrituras que el experto sometió a un profundo análisis.
Dusan Trestík indica, no obstante, que la realidad pudo haber sido mucho más compleja de lo que narra la leyenda o la Crónica de Kosma. Sostiene que, según otras fuentes históricas, el legendario Cech se asentó en el territorio actual de la República Checa por haber tenido que abandonar su tierra natal. Se afirma que en el territorio de Croacia, un tal Cech cometió un crimen y debido a que, de acuerdo a los reglamentos de aquella época, debió pagarlo con su propia sangre o abandonar su tierra natal, prefirió marcharse.
"Efectivamente, el legendario padre de la nación checa pudo haber sido un criminal", señala el historiador Trestík. El experto insiste, no obstante, en que sus conclusiones cabe concebirlas como tesis teóricas, a pesar de haber llegado a ellas apoyándose en hechos concretos.
Las raíces de la nación checa la describen, no obstante, también otras leyendas, indica el historiador Trestík. Agrega que es casi imposible establecer cuál de ellas se aproxima más a los hechos reales, pero que, sin duda, en todas es posible hallar hechos reales. Así, se cuenta también que en las postrimerías del siglo VI los eslavos que habitaban los territorios junto al Danubio tuvieron que abandonar sus tierras luego de ser invadidas por los avaros.
Los eslavos se marcharon entonces al noroeste y se asentaron en el territorio actual de la República Checa, adonde se trasladaron también otras tribus eslavas procedentes de Ucrania. La tribu más fuerte y combativa eran los checos que posteriormente unificaron a los eslavos para hacer frente a eventuales ataques de los avaros.
Dusan Trestík afirma que el monte Ríp se encontraba en aquél entonces en el centro de los territorios poblados por los checos, lo cual una vez más confirma cierta dosis de veracidad de las leyendas populares. Y depende de cada nación la forma de asimilar el legado de sus antepasados, sostiene el historiador checo.