Las piezas únicas que regala el monumento más polémico de Brno

El reloj astronómico de Brno

El reloj astronómico de Brno pasó de ser foco de mofa a toda una sensación. La clave está en su peculiar mecanismo que reparte unas bellas bolitas de cristal.

Foto: ČT24

Allá por el 2010, la instalación del reloj astronómico de Brno levantó la controversia y un aluvión de reacciones en la ciudad y en todo el país. La pieza, un bloque de granito negro pulido, pretendía evocar la forma de una bala pero fue inevitable que el público comenzase a bromear sobre su forma fálica y a crear una ristra de apodos de todo tipo, desde “el vibrador gigante” hasta “el consolador más caro del país”, aludiendo a su elevado precio de casi 500 000 euros.

El reloj hubiese pasado a la historia como objeto de burla popular de no ser por la peculiar sorpresa que escondía: un mecanismo que expulsa de su interior una bolita de cristal cada día exactamente a las 11 en punto y que también contiene un gran simbolismo.

El reloj astronómico de Brno | Foto: Hana Ondryášová,  Český rozhlas

Originalmente, la pieza fue proyectada con la forma de una bala para conmemorar la heroica defensa de Brno frente al asedio sueco durante la Guerra de los Treinta Años, allá por 1645. Con el enemigo a las puertas de la ciudad esta fue, literalmente, salvada por la campana. Esta tocó a las 11 en punto, momento límite establecido por los suecos para tomarla.

Así, una pequeña bola de cristal sale puntualmente de una de las cuatro aberturas del reloj para conmemorar un momento tan señalado.

Tras más de una década, Brno ha visto salir de su reloj en torno a 6000 bolitas, con diferentes diseños y motivos y que, en ocasiones especiales, aparecen más de una vez al día.

Jaroslav Svoboda, artista del vidrio, diseña cada una de estas peculiares piezas que, al contrario de lo que se podría pensar, son completamente hechas a mano y originales. Para llevar sus diseños a la realidad cuenta con la ayuda de todo un equipo de expertos vidrieros, dirigido por Lukáš Verner, quien explica este proceso.

Jaroslav Svoboda | Foto: Miloš Šenkýř,  Český rozhlas

“Al principio tienes vidrio fundido. Los vidrieros lo recogen con su pipa y luego insertan polvo de vidrio coloreado en el centro para crear el motivo dado. Luego añaden otra capa de vidrio fundido y, con la ayuda de un molde, completan la forma de una bola. Si es del tamaño correcto, pasará”.

El proceso no acaba aquí, sino que las bolas aún han de dejarse enfriar para más tarde volver a trabajar sobre ellas, cuando se eliminan las irregularidades e imperfecciones que aún pudieran existir. Se trata de una labor que requiere de grandes dosis de cuidado y atención a los detalles. Tal y como afirma Svoboda, plasmar e insertar sus diseños en las bolas resulta uno de los aspectos más complicados.

Bolitas de cristal | Foto: Tomáš Kremr,  Český rozhlas

El artista, cuyo trabajo le ha llevado a ocupar un lugar en galerías de Moscú o Nueva York, se siente orgulloso de realizar estas bolas exclusivamente para la ciudad de Brno, reivindicando su carácter único.

“Este es un producto exclusivo de Brno, es un símbolo de la ciudad y algunas firmas y empresas incluso encargan estas bolas como regalo representativo para sus socios”.

Los motivos de los millares de bolas producidas desde su instalación son bien diversos. Suelen estar diseñadas en los colores de Brno: rojo y blanco, aunque en ocasiones especiales hay excepciones. Así, el consistorio encontró una vía ideal para conmemorar ciertos eventos o personalidades que han recibido su merecido homenaje a través de ellas.

Foto: Česká televize

Por otro lado, las bolas y este peculiar mecanismo han terminado por generar una suerte de pequeño ritual colectivo cada mediodía en el centro de Brno, donde las personas se congregan alrededor del reloj a la espera de ver las piezas salir. Es una práctica común no solo entre los turistas que ven en ellas un recuerdo inmejorable de su visita, sino también entre los propios habitantes de la ciudad, muchos de los cuales incluso se han animado a crear sus pequeñas colecciones.

El tiempo, en definitiva, ha terminado por convertir las bolas de cristal en un símbolo y elemento distintivo de la ciudad. Tras tantos años, Svoboda incluso puede recordar alguna anécdota como, por ejemplo, de qué forma encontraron solución al asunto del transporte de las piezas.

Foto: Hana Ondryášová,  Český rozhlas

“A nuestras niñas se les ocurrió una solución simple e ingeniosa: sugirieron que usáramos bandejas de huevos. Las bolas de cristal tienen unos cuatro centímetros de diámetro y encajan perfectamente en los huecos”.

Tras once años de existencia, el reloj astronómico de Brno pasó de ser el foco de las burlas del público a gozar en la actualidad de un status bien distinto. La fiebre por él, su mecanismo y sus bolas ya es toda una realidad en la metrópolis morava. Por su parte, Svoboda, Verner y los demás integrantes del equipo solo piensan en seguir produciendo sus preciosas piezas de vidrio y en que el reloj siga en funcionamiento por muchos años más.

Foto:  ČT24
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