Larvas de mosca contra las infecciones

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En el hospital de Hořovice se usan larvas de mosca para curar infecciones, gangrena y úlceras. Puede parecer un tratamiento desagradable, pero estas devoradoras de tejido muerto se han demostrado más eficientes que los métodos comunes con antibióticos.

Hace siglos ya se usaban larvas de mosca en el tratamiento de necrosis. Aparece por primera vez en el Antiguo Testamento y los antiguos mayas también conocían el método. En la Primera Guerra Mundial, los médicos comprobaron que los heridos que albergaban larvas en sus heridas tenían más posibilidades de recuperación.

A partir de entonces, el tratamiento con larvas cultivadas de forma estéril y controlada se convirtió en otra manera para curar heridas crónicas, como las úlceras. Sin embargo, la aparición de los antibióticos en la década de los 40 marcó el final del método.

En los últimos 10 años, la terapia ha vuelto a ponerse en práctica en varios países, entre ellos, la República Checa. La técnica se utiliza cuando el tejido se necrosa de forma masiva o cuando no se pueden aplicar métodos químicos o quirúrgicos.

En el hospital de Hořovice, en Bohemia central, esta técnica se ha convertido en la última opción para muchos enfermos de úlcera varicosa o del mal conocido como pie diabético. Según los expertos, las larvas limpian una herida 18 veces más rápido que los tratamientos comunes.

Eva Šimůnková, doctora del departamento de cirugía del hospital de Hořovice nos cuenta las habilidades de estos pequeños cirujanos. “Las larvas diferencian con bastante exactitud los tejidos sanos de los debilitados, por lo que se consigue limpiar muy bien la herida hasta el fondo. Se acelera así todo el proceso y la zona afectada se queda preparada para un transplante de piel, por ejemplo”.

Las larvas en cuestión son de la especie Lucilia Sericata, o mosca verde. Las larvas, colocadas en una red de nylon sobre la herida, ingieren la carne infectada, acabando con las bacterias y produciendo sustancias curativas como la urea o alantoína que estimulan el crecimiento de tejido sano.

Una de las desventajas del tratamiento con larvas, es que no se puede trabajar con ellas por mucho tiempo. En tres días las larvas se convierten en moscas, lo que marca la duración de los tratamientos. Pero el mayor inconveniente es sin duda la repulsión que produce tanto en personal sanitario como en pacientes.

Estos últimos, además del inevitable reparo que puede provocar la sola idea de tener larvas alimentándose de su cuerpo, sienten picores y cosquilleos provocados por su acción. No es de extrañar que el tratamiento no se acepte hasta que no se hayan agotado otras opciones.

Karel Novotný, médico de la clínica de cirugía cardiovascular FN Motol de Praga defiende el sistema. “Está claro que el método puede resultar repugnante. Además, expertos y profanos pueden tildar la técnica como anacrónica. Pero los resultados hablan por sí solos”.

Milena Svobodová fue la primera paciente que se sometió a la larvoterapia en el hospital de Hořovice. La señora Svobodová sufría de úlcera varicosa en la pierna izquierda. Después de más de cuatro años en tratamiento con resultados nada esperanzadores, se le ofreció la posibilidad de la larvoterapia.

“Parecía no tener fin. Me dolía en casa y en el trabajo. Cuando los médicos me propusieron la terapia, la acepté de inmediato. Hice el tratamiento con larvas en dos ocasiones, y la úlcera empezó a curarse al fin. Después me hicieron el transplante de piel, me rehicieron las venas y en cinco meses corría como una gacela”. Recuerda con una sonrisa la señora Svobodová.

Otra de las importantes ventajas, que tampoco pasa desapercibida para los responsables sanitarios, es el bajo coste de su aplicación, que supondría un ahorro estimado en millones de euros.