La vacuna contra el COVID-19 podría llegar a Chequia antes de Año Nuevo
El ministro de Salud anunció que la ansiada vacuna del coronavirus podría llegar a Chequia justo después de Navidad. Responsables sanitarios, sin embargo, alertan de grandes retrasos en la organización de la vacunación masiva y la oposición duda de la capacidad del Gobierno para gestionar la operación.
La vacuna ya está aquí. El próximo 21 de diciembre la Agencia Europea de Medicamentos debería aprobar la vacuna contra el COVID-19 de la empresa Pfizer y, tras la ratificación de la Comisión Europea, desde el mismo día 24 podría empezar la distribución como si de un regalo de Navidad se tratase.
Todos los estados miembros la recibirán al mismo tiempo. Lo que queda por ver es si todos serán capaces de vacunar a su ciudadanía al mismo ritmo.
En una campaña sin precedentes en la historia moderna, son muchos los que alertan de falta de previsión, improvisación y desorden por parte de las autoridades. El propio coordinador de la estrategia de vacunación, Zdeněk Blahuta, reconoció el retraso en entrevista para la Televisión Checa.
“Estamos en condiciones de recuperar el tiempo perdido en un periodo de dos o tres meses, pero que tenemos retraso es algo evidente”.
Según Blahuta, el Estado debería haber empezado a prepararse para este momento desde el verano.
Vít Němeček, director del Hospital Policlínico de Jablonec nad Nisou, criticó en declaraciones a la Televisión Checa la falta de contenido del manual que han recibido para la vacunación por parte del Ministerio de Salud.
“Escriben cómo transcurrió el desarrollo de la vacuna, algo que no me interesa en absoluto. Luego hacen un repaso por todas las empresas que producen la vacuna y cosas de ese tipo. De lo único que me he enterado viene en la página 8: ‘La vacunación se realizará en hospitales’, dice”.
Němeček subraya la falta de información sobre cuestiones claves en la logística de la vacunación. Por ejemplo, quién estará al cargo de comprobar si la persona interesada en vacunarse tendrá derecho a ello en cada una de las fases de la operación. O quién aportará los equipos de congelación necesarios para la conservación de una vacuna que necesita guardarse a -70ºC en una época en la que todo el mundo estará buscando a la vez este tipo de aparatos.
En la cabeza de muchos están los recientes capítulos de confusión y errores en la organización del rastreo de afectados por el coronavirus o la propia aplicación móvil de rastreo inteligente, que después de su accidentado lanzamiento y alguna que otra actualización, sigue sin funcionar en muchas versiones antiguas de iPhone. También la campaña voluntaria de test de antígenos a nivel nacional que está ahora mismo en curso es para muchos un nuevo ejemplo de desorganización e improvisación del Gobierno, tal y como denuncia la oposición.
El ministro de Salud, Jan Blatný, reconoció este miércoles el retraso en la planificación, pero cree que la capacidad hospitalaria del país es más que suficiente para realizar la operación.
“Tenemos más trabajo que otros países que eligieron que otro calendario, pero vamos a llegar a tiempo igual que esos países. Somos capaces de hacerlo con la capacidad de nuestros hospitales, pero en el momento en que necesitemos una mayor capacidad, ya tenemos dos grandes hospitales de campaña construidos en las dos mayores ciudades”.
Para la vacunación se cuenta con unos doscientos puntos repartidos por todo el país atendidos por unos 5000 médicos, explicó Blatný. El primer envío de vacunas, de unas diez mil unidades, se destinará a profesionales sanitarios que batallan en primera línea con la enfermedad. En enero se espera la llegada de unas 250 000 dosis más.
En el primer grupo de vacunación se incluye, además de los sanitarios de cuidados intensivos, anestesiología y secciones de enfermedades infecciosas, las personas mayores de 65 años, pacientes con enfermedades graves y trabajadores de los servicios de salvamento.Después le llegará el turno al resto de personal sanitario, farmacéuticos, rastreadores y algunos trabajadores de los servicios sociales.
En el tercer grupo se incluye a los miembros del Gobierno, Ejército, comités de crisis, profesores, trabajadores del sector energético y otros profesionales de la administración del Estado.
En cuarto lugar se vacunará al resto de la población en general.
Los plazos de vacunación son una cuestión aún en el aire. Dependerá también de la capacidad de las farmacéuticas, no solo Pfizer, para producir sus vacunas y distribuirlas. Blatný espera recibir un millón de dosis durante los tres primeros meses de 2021, pero solo en el primer grupo de vacunación hay ya 2,3 millones de personas.
El total de vacunas adquiridas por el Estado es de 6,9 millones, una cifra muy inferior al total de la población checa, de 10,7 millones personas, pero más que suficiente si nos atenemos a las encuestas sobre la intención de los checos de acudir a vacunarse. Por el momento, solo el 40% de la ciudadanía tiene interés en una vacuna que, recordemos, es voluntaria, y un 20% se muestra indeciso aún.
A este respecto, y hablando de retrasos, el primer ministro, Andrej Babiš, reconoció que se debería haber comenzado hace tiempo con una campaña “para convencer a los ciudadanos de que la vacuna es el único remedio a esta locura que vivimos este año”, dijo.