La soprano Maria Tauberová, voz de oro de la ópera checa
La soprano checa Maria Tauberová fue una de las destacadas intérpretes de la Ópera Nacional de Praga del siglo XX. Durante cuarenta años de carrera artística, la diva conquistó los corazones del público de todo el mundo. Poco antes de su muerte fue galardonada con el premio artístico checo "Thalía".
De su repertorio checo destacan los papeles principales en las óperas de Federico Smetana "La novia vendida" y "El Beso". Entre sus más queridos se hallaba el de Karolina en la ópera "Dos viudas", de Smetana. Este fue también su última en el escenario de la Ópera del Teatro Nacional de Praga.
Maria Tauberová, oriunda de la ciudad de Vysoké Mýto, Bohemia Oriental, pasó su juventud en Viena, donde se enamoró del teatro. En la Academia Musical de la capital austríaca estudió piano y canto operístico. Allí subió también por primera vez al escenario, actuando en varias operetas. Posteriormente perfeccionó su talento en Milán, bajo la tutela de Fernando Carpi.
Tauberová debutó en el escenario del Teatro Nacional en 1936 en el papel de Gilda, en la ópera de Giuseppe Verdi "Rigoletto". El entonces jefe de la Ópera, Václav Talich, se vio tan asombrado por la lírica voz de la joven que la contrató inmediatamente
En los años posteriores formó junto con el trío Eduard Haken, Beno Blachut y Marie Podvalová lo que hoy los musicólogos denominan "la famosa generación de Talich". La cantante era aplaudida por el público de Brasil, Bélgica, Italia, Gran Bretaña, Dinamarca y otros países. Con frecuencia ofrecía conciertos junto con su esposo, el director de orquesta Jaroslav Krombholc.
Maria Tauberová se despidió de la Ópera del Teatro Nacional de Praga en 1976, poco después de cumplir 65 años. A la pregunta del motivo de ello, la diva explicó: "Quiero que el público lamente mi retiro, y no que deseare que ya dejare de cantar".
La cantante volvió, sin embargo, al escenario del Teatro Nacional una vez más en 1995 para recibir el premio checo "Thalía" por su contribución a la ópera nacional. "No lo merezco. Lo único que aprendí un poco es a cantar", comentó en aquel entonces.
La sociedad checa dio su último adiós a Maria Tauberová en 2003. Durante sus funerales, el entonces director de la Ópera del Teatro Nacional, Jirí Nekvasil, destacó que Marie Tauberová fue una de las grandes figuras de la ópera checa del siglo XX. "Fue una diva que se inscribió con letras de oro en la historia del Teatro Nacional", dijo Nekvasil.