La ropa inteligente llega a la República Checa

Milan Baxa, foto: ČTK

Guantes capaces de medir la temperatura, chaquetas con reproductor de mp3 o mantas que nos avisan cuando estamos en peligro de caer enfermos. Es la ropa inteligente, cuyos primeros modelos ya se han empezado a vender en la República Checa.

Milan Baxa,  foto: ČTK
Hace unos años hablar de ropa con dispositivos electrónicos incorporados habría sonado a ciencia-ficción, pero lo cierto es que a día de hoy, desde que fuera presentada en público en 1997 por el Instituto de Tecnología de Massachussets, se trata de una tecnología consolidada y en pleno desarrollo.

Ahora también en la República Checa. La empresa de innovación electrónica Applycon ya cuenta con productos capaces de competir en el mercado internacional, como explica el director de la compañía, Milan Baxa.

“Son unos guantes que tienen incorporados unos sensores especiales de temperatura que calculan la temperatura exterior e interior. Y luego están los chaquetones de invierno y entretiempo, cuyo precio en el mercado europeo oscila entre los 500 y 700 euros.”

Otros productos de Applycon son por ejemplo una mochila con un compartimiento refrigerador, que funciona con energía solar, o chaquetas con un teclado en la manga que permiten llamar por teléfono o escuchar música, además de contar con un sistema de calefacción.

El próximo paso es un nuevo modelo de manta para hospitales, explica Baxa.

“Las mantas que estamos desarrollando tienen incorporada una función para que el usuario pueda controlar sus constantes vitales, la temperatura corporal, etc. En el momento en que se detecta alguna anomalía, la manta comienza a emitir señales acústicas y luminosas.”

Son las nuevas aplicaciones de la microelectrónica, que en combinación con sensores de última generación permite incorporar al tejido todo tipo de funciones, y todo con la ventaja de que la ropa no se diferencia de la normal a simple vista y se puede lavar normalmente.

De hecho, las posibilidades de la ropa inteligente son tan amplias que, en opinión de Baxa, desbordan la moda de calle y llegan a ámbitos más especializados.

“Determinados tipos de función de este invento pueden convertirse en partes de equipamientos profesionales. Tenemos en mente la industria pesada, la construcción, la industria química, la nuclear... Y por supuesto servicios de seguridad y cuerpos militares.”

Además de las innovaciones basadas en microsensores y transmisión de datos por fibra óptica, la ropa inteligente también se fundamenta en la nanotecnología. Se permite así, por ejemplo insertar en el tejido partículas que contrarresten el olor de la sudoración, protejan contra las manchas o aislen térmicamente.

En opinión de la experta checa en historia de la moda, Jana Máchová, la ropa inteligente es una respuesta a la falta de ideas nuevas que vive el sector desde la década pasada.

“Los años 90, en lugar de traer novedades en el campo de los colores y las formas trajo tan solo alguna innovación tecnológica, pero nada importante. No se inventó nada nuevo. El postmodernismo está agotado y empieza a pensarse que hace falta llegar a algo nuevo.”

Aunque estas prendas todavía no son comunes, se prevé que se extiendan masivamente en cuanto se abarate su fabricación.

De momento, entre las futuras aplicaciones de la ropa inteligente se encuentran prototipos de prendas capaces de medir la presión y los niveles de azúcar en sangre, chaquetas que dan masajes o ropa interior con un dispositivo para administrar medicamentos.