La resurrección de tradiciones de Pascua bajo la montaña de Ještěd
Resucitar las antiguas costumbres de Pascua en la región de Podještědí es la misión del conjunto folclórico Horačky. En este programa especial les ofreceremos las tradiciones más emblemáticas de esta región norteña a través de la tradición viva y de recuerdos de testigos locales.
La escritora Karolína Světlá es la oriunda más conocida de la región de Podještědí, una pintoresca localidad situada al pie del monte Ještěd, el símbolo de la ciudad de Liberec. Gracias a la obra literaria de esta gran figura de la literatura checa y máxima representante de la novela campesina checa del siglo XIX, se han guardado numerosas costumbres peculiares de la zona. El conjunto folclórico Horačky cuida su legado a través de alegres representaciones culturales, señaló para la Radio Checa la directora artística del conjunto, Ivana Rozkovcová.
“Nuestro espectáculo comienza con la expulsión de la Muerte, llamada Mařena. En el pasado, se solía seleccionar una muchacha para que la llevara en el desfile. La seleccionada tenía que destacar por algo; no era necesariamente la más guapa, sino que podía ser, por ejemplo, la más popular o la más rica”.
Matar a la Muerte
Mařena, o la Muerte, era una figura hecha de paja, vestida de prendas viejas y decorada con cáscaras de huevos o conchas de caracoles. Las muchachas del pueblo la llevaban fuera del pueblo para lanzarla al agua o quemarla en la hoguera. El acto simbolizaba el fin del invierno.
Por su parte, la traída del “líto” significa la llegada de una vida nueva. Esta costumbre se celebra a lo largo del país, pero de formas diferentes, explica Ivana Rozkovcová.
“En algunos lugares, el “líto” es representado por un árbol adornado. El nuestro tiene forma de círculo con agujeros dentro de los que se colocan unas varillas y en sus picos se ensartan unas manzanas. En el pasado, los villanciqueros recorrían las casas del pueblo y los vecinos les metían monedas en las manzanas. Tenían que visitar todas las casas del pueblo con el fin de llevar la fertilidad a la agricultura y a todo en general. A través de nuestras representaciones mostramos esta tradición, porque acabó olvidada y gracias a las novelas de Karolína Světlá podemos presentarla”.
De acuerdo con las tradiciones descritas en la novela 'Kantůrčice' (1869), de Karolína Světlá, la traída del “líto” no era una labor exclusivamente femenina. El experto en historia local y librero Martin Fryč recuerda un fragmento de la novela.
“Un muchacho lleva el “líto” y otro, disfrazado de mujer, pide dinero para niños. El tercer muchacho, disfrazado de deshollinador, barre todos los rincones y busca comida. Están acompañados de otras personas con máscaras y músicos. En cada lugar donde entran, las muchachas les traen monedas; las de plata las colocan dentro de las manzanas y las de cobre en los bolsillos. Después, todas las mujeres, jóvenes y viejas, bailan con ellos, se dirigen a una taberna y bailan hasta la medianoche”.
La venganza femenina
Igual que en todo el país, en la región de Podještědí también se ha conservado la tradición de azotar los traseros de las mujeres con la “pomlázka”, una vara hecha de ramas de sauce entrelazadas. Esta costumbre, que indigna especialmente a los extranjeros, se practica el Lunes de Pascua. Las mujeres abren la puerta, los villanciqueros se ponen a cantar rimas tradicionales para la ocasión mientras azotan sus traseros. A cambio reciben huevos decorados, alcohol y los niños obtienen dulces. El azote no se da para hacer daño, sino para transmitir a las muchachas la energía de la naturaleza y garantizarles la fertilidad. No obstante, las mujeres de la localidad de Podještědí se suelen vengar y después del mediodía mojan a los hombres con agua, lamentan los miembros masculinos del conjunto Horačky.
“Todos los hombres nos vestimos de traje regional y recorremos las casas de todas las muchachas de la zona. Como son muchas, llegamos a las últimas casas después del mediodía y es cuando nos mojan. Llevan preparando este acto con mucha antelación, inventando estrategias”.
En Podještědí, la emancipación femenina parece más fuerte, ya que las muchachas también suelen recorrer las casas, cantar villancicos y pedir el aguinaldo. No obstante, en cuanto se convierten en mujeres, se dedican solamente a la decoración de huevos. Utilizan diversas técnicas, como pintura con cera o grabación. Los huevos se tiñen de diversos colores, pero nada más que uno es rojo, el destinado al muchacho preferido.
Los villanciqueros de la región de Podještědí presumen de villancicos originales procedentes del cancionero publicado en 1910 por el maestro de escuela de la ciudad de Český Dub Václav Havel. Martin Fryč recita una de ellas.
“Hemos venido para recibir el aguinaldo, mujer, hemos venido para obtener un huevo rojo. Si no lo recibimos, nunca casará a su hija. Se quedará en su casa con una mirada fea”.
Por su parte, otro villancico muestra que la Pascua en los tiempos antiguos era una época salvaje y, en ocasiones, algo bruta marcada por tradiciones paganas, sostiene Martin Fryč y recita otra rima.
“Denme un huevo rojo. Si no me lo dan, mataré a su esposo, romperé todas las cacerolas y me escaparé”.
Božena Plecháčová, oriunda de la localidad de Trávníček, en Český Dub, recuerda las costumbres de Pascua locales de la primera mitad del siglo XX, que diferían significativamente de los festejos actuales.
“La sociedad en el pueblo se dividía en granjeros, propietarios de casas y gente común y también los aguinaldos diferían según el estatuto social. El granjero era el más rico y sus aguinaldos también. De niña no podía dormir pensando en que los otros villanciqueros se llevarían todos los aguinaldos. No sabía que en cada casa contaban con regalos para todos los niños. Yo era la hija del herrero, a quien apreciaban mucho incluso los granjeros. Me obsequiaban con un huevo de chocolate lleno de caramelos. En casa exhibíamos con mi hermano los aguinaldos y los cuidábamos para que el otro no se los comiera”.
Jitka Vochvestová, que vive en una aldea situada entre los municipios de Sychrov y Český Dub, recuerda el inicio de la tradición de decorar huevos de una forma peculiar que se remonta al año 1939, después de la llegada de nuevos inquilinos a la zona de los Sudetes, según comenta.
“Una señora decoraba huevos con cera de una forma maravillosa, utilizando los diseños tradicionales de esta zona. Sus hijos continuaron con la tradición y se dedicaban a este oficio durante todo el año. Creo que en el mercado del palacio de Sychrov aún se pueden comprar los huevos decorados por esta familia”.
Las “horačky”, es decir, las mujeres procedentes de la zona montañosa de Podještědí tenían fama de vigorosas y fuertes, lo que demuestra la tradición practicada en las fechas de Pascua, prosigue Jitka Vochvestová.
“Cuando los gansos estaban bien cebados, siempre se invitaba a una horačka para que se los llevara al mercado de Liberec. El camino tenía aproximadamente 20 kilómetros y había que subir y atravesar la sierra con 20 kilos a la espalda”.
El conjunto folclórico Horačky, que lleva el nombre de estas mujeres, nació en 1970 en la localidad de Proseč pod Ještědem. En sus espectáculos presentan canciones, danzas, tradiciones y trajes típicos de Podještědí con el fin de mantener vivo su legado.
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