La primera cerveza pilsener de Praga se sirvió en el restaurante U Pinkasů
El lugar de estreno de la cerveza pilsener en Praga y un punto de encuentro de los protagonistas del renacimiento nacional checo. El restaurante U Pinkasů, situado en la Ciudad Vieja de Praga, es un lugar donde se escribió la historia. Será la nueva protagonista de nuestra serie dedicada a las antiguas cervecerías praguenses.
En la casa número 755, ubicada en la parte oriental de la Plaza de Jungmann (Jungmannovo náměstí) a unos pasos de Můstek, se sirve cerveza desde el año 1843. El encargado del restaurante, Karel Doubek, contó para Radio Praga el comienzo de la historia de una de las cervecerías tradicionales checas más conocidas de la capital.
“Jakub Pinkas, sastre de oficio, se trasladó a Praga desde Budětice, un pueblo situado cerca de Pilsen. En breve se asentó en una casa del centro de Praga para ejercer su oficio. En ocasiones alojaba en su hogar a un cochero que le trajo a cambio dos barriles de una nueva cerveza que acababa de estrenarse en Pilsen. Eso fue el 8 de abril de 1843. Pinkas colocó la cerveza en el sótano y empezó a ofrecérsela a sus clientes. Estaba tan rica que la gente visitaba su casa más por este “oro líquido” que por pedir encargos de trajes”.
El desconocimiento no siempre es negativo
El éxito impulsó a Jakub Pinkas a dejar los hilos y agujas y empezar a ganarse la vida como tabernero. La falta de experiencia previa causó que no todo se le diera bien. No obstante, su desconocimiento benefició a los clientes, explica Karel Doubek.
“Una de las cosas que Pinkas no sabía es que trabajar de tabernero era algo realmente duro. En aquellos tiempos se acostumbraba a servir la cerveza en unos recipientes grandes, y en la mesa repartirla en vasos. Aunque este proceso reducía la calidad de la cerveza, el tabernero se ahorraba muchos viajes. Jakub Pinkas desconocía esta costumbre y servía la cerveza del barril directamente en las jarras. La calidad de la cerveza aumentó enormemente y con ella también el número de clientes”.
Este sacrificio a la hora de lograr una deliciosa cerveza provocó que Jakub Pinkas sufriera graves problemas con los pies, y finalmente se viera obligado a traspasar su oficio a su hijo.
Su sucesor falleció poco después, y de la marcha del restaurante se encargó uno de los meseros, František Brabec.
“František Brabec manejó la taberna con mucho éxito, lo que sabemos gracias a los datos sobre la enorme cantidad de cerveza que se consumía. Brabec continuó con el legado de Jakub Pinkas, que estaba rodeado de importantes figuras de la vida cultural y política. De hecho, el hijo de Pinkas fue uno de los cofundadores del Teatro Nacional, así que la comunidad cultural y política estaba presente. Brabec era también muy activo culturalmente. Además de ser uno de los primeros miembros de la organización deportiva Sokol, era también uno de los fundadores de la asociación cultural Hostimil. Tanto Pinkas como Brabec se ocupaban del desarrollo de la vida cultural en el local”.
Aunque el local contó con otro dueño, su nombre permaneció sin cambios. De hecho, el restaurante no se llamaba originalmente U Pinkasů, es decir, en la casa de Pinkas, sino U Švingulanta, una expresión coloquial de origen alemán para un checo astuto y timador. No obstante, todos decían que iban a tomar cerveza a la casa de Pinkas, así que el propietario dejó en breve de utilizar el nombre original.
Una oficina de los renacentistas checos
La cervecería U Pinkasů se convirtió en un punto de encuentro de intelectuales como František Palacký o Josef Jungmann, los protagonistas del renacimiento nacional checo. Este movimiento trató durante el dominio del Imperio Austrohúngaro de elevar la lengua checa a un nivel erudito y fomentar en los ciudadanos la conciencia nacional.
El restaurante U Pinkasů pronto ganó la fama de ser uno de los pilares de este importante periodo histórico, que abrió paso a la moderna sociedad checa.
El ambiente del local quedó descrito en la literatura elaborada por los parroquianos, incluida la oferta gastronómica de la época, apunta Doubek.
“Jakub Pinkas no era un gran cocinero, así que preparaba platos sencillos como salchichas que, de hecho, preparamos aquí hasta hoy día. Al final, Pinkas logró enriquecer el menú local. Tenemos disponible uno del año 1845 que ofrece por ejemplo riñones o timo de ternera, además de otros platos especiales. El siguiente encargado, František Brabec, junto con su esposa elevó la gastronomía local aún más. Cuando empecé a trabajar aquí de encargado, unas señoras mayores nos trajeron recetas de la señora Brabcová. Decían que eran espectaculares y que las usaban hasta la fecha. Y nosotros ahora usamos algunas de ellas también”.
En la actualidad, los clientes pueden disfrutar de una oferta gastronómica compuesta de comida tradicional checa, como pato con manzana y col, codillo de cerdo con rábano, cochinillo, quesos encurtidos en aceite, salchichas, y muchos otros platos que maridan bien con la cerveza tipo pilsener.
Tras la llegada del comunismo a mediados del siglo XX, la exitosa marcha del restaurante se vino abajo. La nacionalización de propiedades privadas quitó a los Brabec el restaurante de sus manos, apunta Karel Doubek.
“El señor Brabec murió poco después de que le quitaran el restaurante. Su esposa seguía trabajando aquí. Sus hijos lograron recuperar el edificio en la restitución, después de la caída del comunismo. Sin embargo, el oficio se les había olvidado, así que el restaurante vivía más bien de su buen nombre. En 2001 lo compramos nosotros con el objetivo de convertirlo en la nave capitana de la cerveza de Pilsen”.
Los nuevos propietarios apenas realizaron cambios, con el fin de conservar el genius loci y la calidad consolidada, apunta Doubek.
“Para mí era complicado, ya que tenía una edad en la que me hubiera gustado innovar. No obstante, el tiempo demostró que mantener las costumbres arraigadas era lo mejor que podíamos hacer. Ahora tendemos cada vez más a lo tradicional y lo típico de la época del Renacimiento Nacional y la Primera República”.
El restaurante cuenta con tres plantas y un aforo total de 600 personas. Uno de los lugares más populares es el sótano con cimientos gótico-renacentistas, que forma parte de los restos de la torre del Templo de Nuestra Señora de las Nieves, derrumbada en el siglo XV durante las Guerras Husitas. Karel Doubek describe las instalaciones del restaurante.
“En la primera planta se reúnen los parroquianos, es el mismo lugar donde se reunían en el siglo XIX los personajes de la vida política y cultural checa. Al lado se encuentra la Cocina de San Lorenzo (Svatý Vavřinec), ya que este santo aparece en el escudo de la casa. La segunda planta es conocida como la Cámara Alta (Horní sněmovna), donde se reunían los integrantes del partido político Checos Mayores (Staročeši), que tenían opiniones más liberales que los radicales Checos Menores (Mladočeši), y por eso no podían sentarse juntos”.
Según Doubek, el lugar más mágico es el jardín gótico que limita con las ruinas de la nave septentrional del Templo de Nuestra Señora de las Nieves.
“Nosotros lo apodamos como un jardín con aire acondicionado gótico, ya que si hace mucho calor, se está muy agradable. Las paredes tienen más de dos metros de grosor. Es un lugar que el fundador del templo, el rey Carlos IV, quería convertir en un templo de coronación de los reyes checos. Nosotros ahora lo llamamos el Templo de la Cerveza Reina, es decir la cerveza de Pilsen”.
El restaurante U Pinkasů ha contado con una clientela célebre a lo largo de su historia. Entre los frecuentes clientes se encontraban el primer presidente checoslovaco, Tomáš Garrigue Masaryk, y su hijo Jan, los actores Jan Werich y Jiří Voskovec o el escritor Bohumil Hrabal, que durante el comunismo repartía en el local sus escritos de samizdat, la literatura prohibida por el régimen.
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