La Nueva Ola Eslovaca de fotografía, al fin reunida
La recién abierta Casa de la Fotografía ofrece una retrospectiva sobre la llamada Nueva Ola Eslovaca de fotografía, una corriente que tuvo como epicentro la Academia de Cine de Praga (FAMU) y que significó para la fotografía checa la llegada de elementos posmodernos al octavo arte.
La exposición hace énfasis sobre todo en imágenes que no fueron exhibidas en su día, o solo de forma marginal, como explica una de las comisarias de la exposición, Lucie Fišerová.
“Nuestro objetivo era investigar los archivos y recorrer los años 80, que era el periodo en el que se formó la Nueva Ola. Nos pareció fascinante, ya que pudimos ver los principios de la tendencia que acabaría desarrollándose en los años 90, aunque ya de otra manera. Descubrimos muchas fotografías que no habían sido nunca expuestas pero que ya anuncian el principio de algo. Se trata de piezas que no fueron creadas para ninguna muestra, sino que eran más bien reacciones a ejercicios que tenían que hacer para clase, o las típicas bromas de estudiantes”.Justamente es este periodo inicial el menos conocido de la Ola, y de hecho ni siquiera existía esta designación como tal, como explica el otro comisario, Tomáš Pospěch.
“Para nosotros resultó extraño que el concepto que se utilizaba en los años 90, que era una etiqueta muy conocida para designar a estos ocho autores, surgió entre los años 80 y 90. Y la expresión exacta de Nueva Ola Eslovaca, no surgió hasta 1990, cuando Anna Fárová en el catálogo de la exposición ‘Pozitivita’ uso el concepto tal como lo conocemos actualmente”.También se trata de la primera ocasión en la que todos estos autores exponen a la vez, y además en calidad de exponentes del movimiento de la Nueva Ola Eslovaca, lo que permite al visitante disfrutar de una visión de conjunto.
La FAMU era en los años 70 y 80 la única universidad de Europa Central que contemplaba la fotografía en su programa, por lo que no resulta extraño que sirviera de escenario para la formación de una corriente artística eslovaca. Lo que llama la atención sin embargo es que esta Nueva Ola permaneciera al margen de la tradición de la fotografía checa y que creciera en los jardines de la FAMU como una planta más bien exótica.A pesar de tratarse de un grupo no organizado, sin un programa claro, los jóvenes eslovacos consiguieron mantener cierta unidad estilística y un lenguaje visual único, que además supuso una de las primeras expresiones de la fotografía posmoderna en Checoslovaquia.
Los trabajos de la Nueva Ola se caracterizan por la representación imaginativa de la realidad, las escenificaciones, el uso de metáforas, la creación de escenas narrativas, el eclecticismo tecnológico y la destrucción de todas las fronteras entre géneros. Al mismo tiempo sus obras se ven impregnadas de una melancolía latente, cierta intranquilidad visual y un gran ansia de comunicar, a veces enmascarada en forma de ligereza o trivialidad.Las fotografías reunidas en la Casa de la Fotografía están agrupadas en siete secciones temáticas, como explica Fišerová.
“El primer capítulo es la prehistoria, que presenta los trabajos iniciales, uno por cada autor. Cada foto viene acompañada de la explicación del fotógrafo, que cuenta su historia y significado. Después está la categoría retrato y autorretrato, que está dedicada a los rostros de los representantes de la Nueva Ola Eslovaca. Es interesante que estos fotógrafos estudiaban, vivían y trabajaban juntos, en espacios compartidos, así que es lógico que se usaran unos a otros como modelos”.
A continuación el público puede contemplar tres secciones dedicadas al cuerpo humano, como prosigue Fišerová.“El primero de estos capítulos se llama Límites del Espacio. El cuerpo es comprendido como un elemento que conforma espacios interiores, y a la vez como un cuerpo vivo que trata de escapar de estos espacios. Aparecen tematizadas ventanas, alambradas, vallas, que el ser humano debe superar. La segunda categoría trata sobre el dolor, y es muy interesante la existencia de motivos presente en todos los autores: el cable eléctrico, la silla eléctrica, la corriente, el interruptor, y también armas y cuchillos, o cintas aislantes que los autores se pegan al cuerpo, a la boca por ejemplo. Todo se relaciona con el dolor, la angustia, pero de una manera que en algunos momentos el dolor se convierte en placer”.
El último departamento dedicado al cuerpo reúne fotografías de temática erótica, en el caso de la Nueva Ola, siempre con un toque irónico o juguetón. La siguiente sala está reservada a Máscaras y Escenarios, en la que los autores exploran las posibilidades de fotografiar objetos, a menudo con una intención narrativa, explica Fišerová.“Se trata de historias que los autores desarrollan con espíritu teatral. En esta sección llama la atención la colección de Miro Švolík, ‘Mi vida como ser humano’ (‘Můj život člověka’), que trata de un hombre que, por así decirlo, pasea por la vida. Švolík escenifica pequeños personajes que sitúa en el suelo y fotografía desde arriba, un estilo que después sería muy característico de él”.
El último espacio tiene como tema central la oscuridad, concluye Fišerová.“La Noche y la Oscuridad habla de la noche como ese espacio temporal en el que suceden cosas que van más allá de nuestro poder, y de la oscuridad como fondo en el que los autores pueden poner a prueba su imaginación. En el caso concreto de Kamil Varga, tenemos muestras del uso de la luminografía, donde la oscuridad es un elemento absolutamente básico”.
La exposición permanecerá abierta hasta el 16 de marzo en la Casa de la Fotografía de la Galería de la Ciudad de Praga. Como complemento, los organizadores ofrecen talleres creativos los fines de semana y visitas guiadas de carácter interactivo.