La inflación sigue siendo mínima en la República Checa

Foto: Miroslav Zimmer, Radiodifusión Checa

La República Checa experimentó en septiembre un modesto repunte de precios, del 0,4% interanual, pero aun así la inflación sigue en cifras mínimas y los expertos no vaticinan una salida rápida del peligro de deflación.

Foto: Miroslav Zimmer,  Radiodifusión Checa
Si una inflación demasiado elevada es perjudicial para la economía, al destruir rápidamente los ahorros y rebajar la capacidad adquisitiva de los consumidores, la deflación, es decir, el descenso de los precios, puede resultar incluso peor, al socavar los beneficios de los productores. La República Checa, que se halla al borde de la deflación desde hace años, respiró un poco en septiembre, al subir los precios un 0,4% interanual (un 0,1% en comparación con agosto), pero la batalla no está ganada ni de lejos.

La previsión a corto plazo de los expertos es que este crecimiento de la inflación puede ser engañoso, al tener en cuenta el esperado descenso del precio del gas natural y la situación de la eurozona, que en septiembre se encontró oficialmente en deflación.

"La inflación internacional sigue siendo muy baja", comenta el analista de ČSOB, Petr Dufek, lo que en su opinión beneficia sobre todo a los hogares checos, que ven como los precios se mantienen mientras que los sueldos crecen a un ritmo mucho mayor. "Además, nada de esto va a cambiar en los próximos tres meses".

Y todo a pesar de que el Banco Nacional Checo mantiene los tipos de cambio en sus mínimos históricos y la corona checa artificialmente barata, a 27 unidades por euro, desde hace dos años como medida para limitar la deflación y relanzar las exportaciones y la recuperación económica. No parece pues que estas medidas vayasn a revisarse.

"El periodo de inflación baja no está terminando. Al revisar la influencia de la temporada y la reducción del precio de las materias primas en el mundo, registramos que la inflación doméstica vuelve a la vida. Sin embargo no tiene todavía suficiente fuerza para que el Banco Nacional Checo cambie de idea en cuanto a los tipos de cambio y el curso de la corona", declaró el economista David Marek, de Deloitte

De la misma opinión es el economista Lukáš Kovanda, de Rokle, según el cual el Banco Nacional Checo no abandonará esta política cambiaria al menos hasta 2017. "Además de los bajos precios del petróleo y las contrariedades económicas de China, se refleja también en la baja inflación de la República Checa el nivel de precios en la Eurozona", sostuvo.

La buena noticia según la analista de Raiffeisenbank Daniela Milučká es que no se han cumplido los temores de otra caída de precios y que el aumento del consumo por la recuperación económica ha invertido la tendencia. "Sin embargo, alcanzar el anhelado 2% de inflación será mucho más lento de lo que parecía hace años, debido a las actuales turbulencias de los mercados", opinó.

Autor: Carlos Ferrer
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