La historia de Jaime Guzmán, asesor de Pinochet, golpea el Febiofest
El actor Ignacio Santa Cruz estuvo en Praga invitado por el mayor festival de cine de la capital, el Febiofest, para presentar al público checo su gran proyecto personal: la película ‘El Tío’. En ella, además de producirla, se mete en la piel de uno de los personajes más controvertidos e incómodos de la historia chilena, su tío Jaime Guzmán, abogado y político que alumbró la Constitución de 1980, en plena dictadura de Pinochet. Asesinado en 1991, hoy en día ni la derecha ni la izquierda de Chile quieren oír hablar de él. Solo su sobrino, que lo hizo para Radio Praga.
Otro de los invitados, el chileno Ignacio Santa Cruz, dejó al público checo especialmente pensativo. La película ‘El Tío’ gustó mucho en todos los pases, cuenta.
“Todo fue muy bien. La gente joven muy contenta, y la mayor también, con muchas preguntas. Estuvo muy interesante este encuentro de esta película chilena con un público checo para el que es novedosa y distinta. Es algo muy particular. El año pasado tuvieron la película ‘No’, que estuvo nominada a los Oscar y ahora esta película que también aborda un poco la política de Chile. Así que muy contento con la experiencia”.
Pero la película es complicada tanto en su contenido como en su forma, en la que va atrás y adelante en el tiempo, continúa el actor.“Es una mezcla de ficción y realidad. Es la ópera prima de Mateo Iribarren, que es responsable de bastante cine chileno, estuvo en ‘El Chacotero Sentimental’ y varias de las películas de Pablo Larraín, entre ellas ‘Tony Manero’, ‘Post Mortem’, ‘Fuga’, y otras así. Esta aborda la figura de Jaime Guzmán, que es el único senador asesinado en la historia de Chile. Un político, redactor de la Constitución, que fue asesor de Pinochet”.
El abogado Jaime Guzmán es uno de los personajes más controvertidos e influyentes en Chile del ya complejo siglo XX. Fundó el gremialismo, una corriente de pensamiento social, económica y política surgida de la iglesia contra las reformas universitarias que la izquierda y el centro quería llevar a cabo a finales de los 60. Fue uno de los redactores de la Constitución en 1980, en plena dictadura pinochetista, y también fundó la Unión Demócrata Independiente, uno de los principales partidos políticos del país, por el que fue senador desde 1990 hasta su asesinato en 1991.
Una figura apasionante quizá por todas las contradicciones que encarnaba, y no solo desde el punto de vista político. La reflexión de Ignacio Santa Cruz sobre este personaje le viene de antiguo.“Yo me obsesiono con la figura de Jaime Guzmán, que en la vida real era el hermano de mi madre. Así que lo interpreto y junto un grupo de actores para montar una obra de teatro en el veinte aniversario de su asesinato. La película tiene un tratamiento muy interesante porque son tres capas distintas que se van cruzando y es una mezcla constante de ficción y realidad, con un vértigo muy interesante. Está muy interesante el tratamiento cinematográfico”.
La Fundación Jaime Guzmán se apresuró a calificar la cinta de “infamante”, mientras que Ignacio Santa Cruz la defendía como una visión legítima de alguien que además le quería como familiar.La película plantea más preguntas que respuestas, dice siempre Santa Cruz. Guzmán no es ni venerado ni demonizado por su sobrino. Quizá algo complicado de realizar sobre un personaje que pertenece a un periodo histórico aún reciente y muy sensible, que dividió por completo a la sociedad chilena, y del que quedan muchas heridas por curar.
La película que la derecha chilena quería censurar
En todo caso, Jaime Guzmán fue alguien incómodo en vida y también después de su muerte. Sus contradicciones le perseguirán siempre, incluso en la cuestión de la autoría de su muerte, que según la versión oficial fue de un grupo de extrema izquierda, mientras que su sobrino está convencido de que a quien más preocupaba su tío era al propio Pinochet, y asegura que el dictador es responsable de su asesinato.En todo caso, nadie es profeta en su tierra, dice Ignacio Santa Cruz. A pesar de haber sido premiada en el Festival de cine latinoamericano de Biarritz, en el País Vasco francés, no fue fácil conseguir mostrar al propio público chileno esta reflexión sobre su historia reciente.
“Veníamos con un premio del festival de Biarritz bajo el brazo, el del jurado, antes de estrenarla en Chile. Pero en Chile se generó una polémica muy potente porque el Gobierno de derechas de turno nos censuró. Luego llegó toda una tournée de festivales, que como en Chile fue muy complicado, estamos intentando que sea más agradable la experiencia internacional”.
Algo que de momento está sucediendo. Desde Praga, la película vuelve a Francia a los festivales en Lyon Villeurbanne y Clermont-Ferrand.La invitación a Praga, cree Santa Cruz, se debe a cierta predilección del Febiofest por el cine que se está haciendo en Chile.
“Seguramente fue después de Biarritz, del premio que obtuvimos, y el hecho de que la película tenga una temática política interesante, una mezcla como la película chilena que estuvo el año pasado nominada a los Oscar, ‘No’, que va un poco en la misma línea. Hablaba con el director del Febiofest, y me decía que le interesó mucho lo confusa de las capas, cómo está construida la misma película, y que por eso fue seleccionada. Para nosotros es un honor estar acá, es muy interesante poder compartir este material en una sociedad tan distinta como a la que pertenezco”.
Este fue uno de los momentos también de un Febiofest que premió con sus estatuillas Kristián al gran director polaco Andrzej Wajda, a sus venerables 88 años de edad, al director de la Berlinale, Dieter Kosslick y al actor Isaach de Bankolé, en una edición que también será recordada por tener un ojo puesto en la pantalla y el otro en Ucrania, país al que dedicó un ciclo a sus directores jóvenes, mientras su futuro se decidía en Crimea.