La exportación de cerveza checa alcanza un nuevo récord

Foto ilustrativa: ČT24

Las cerveceras checas exportaron el año pasado 4,3 millones de hectolitros, lo que supone un nuevo récord histórico. El aumento de las ventas en el extranjero compensa el descenso del consumo nacional.

Foto ilustrativa: ČT24
Aunque los checos siguen siendo el país del mundo con mayor consumo de cerveza per cápita, con 144 litros al año, la afición por esta espumosa bebida no deja de descender desde 2007. Esta tendencia no afecta sin embargo a la industria cervecera nacional, que viene compensando la reducción de interés del consumidor local con un aumento de las exportaciones.

Así el año 2016 puede considerarse histórico para las cerveceras checas, al lograr exportar 4,3 millones de hectolitros, cuando por ejemplo en 2011 esta cantidad se situaba en los 3 millones de hectolitros. Aun así las ventas en el extranjero apenas alcanzan una cuarta parte de la producción total, que asciende a los 20 millones de hectolitros.

Jitka Něměčková, portavoz de Plzeñský Prazdroj, la principal cervecera checa, confirma el buen momento que vive el sector.

Foto: Pilsner Urquell
“En 2016 Plzeñský Prazdroj vio aumentado el volumen total de ventas de todas sus marcas en el extranjero en un 10%. Se vendió más cerveza Prazdroj en los mercados europeos, como Alemania, Eslovaquia y Hungría, aunque también creció mucho en los mercados asiáticos”.

De forma similar se expandió la segunda compañía cervecera del país, Staropramen, en Croacia, Rumanía, Bulgaria, Polonia y Hungría creció un 20% interanual.

El alcance de la cerveza, por su propia naturaleza, es no obstante continental, lo que limita el alcance del producto checo básicamente a Europa, asegura Tomáš Maier, de la Universidad Agrícola Checa.

Foto ilustrativa: Barbora Kmentová
“La cerveza contiene más de un 90% de agua, y la verdad es que llevar agua por medio planeta no es lo más interesante económicamente. Así pues, yo veo el camino más bien en mantenerse en la región europea, para evitar gastos excesivos en transporte y transacciones”.

Es por ello que las exportaciones a China o a Estados Unidos, aunque interesantes, no conforman el grueso de las exportaciones de las cerveceras checas. Aun así la bebida estrella de Chequia se vende en una gran variedad de países. Por ejemplo, Krušovice, del grupo Heineken, alegró los paladares de consumidores de 32 países de todo el mundo.

Pasión por las minicervecerías

Foto: presentación oficial de Heineken
La novedad que marca la evolución del mercado checo de la cerveza es sin duda la aparición de cada vez más minicervecerías. A finales de 2016 ya había en el país unas 350 y su número sigue creciendo al ritmo de una nueva cada semana. Estos establecimientos ofrecen cerveza fabricada en menor volumen que la de las grandes marcas, y por tanto de una calidad y precios normalmente más elevados. Esta tendencia tiene además espacio para crecer, afirma Jan Šuráñ, presidente de la Unión de Minicervecerías de Moravia y Bohemia.

“La proporción de las minicervecerías en el volumen total de producción es del 1,5 o 2%. Cuando lo comparamos con el resto del mundo, con los países de alrededor, no parece que este boom vaya a cesar. Me atrevo a decir que en los próximos diez años se abrirán entre 700 y 800 minicervecerías más”.

Jan Šuráň,  foto: Alžběta Švarcová / ČRo
De cumplirse esta predicción, significaría que en manos de estas pequeñas empresas quedaría en torno al 7% del mercado nacional. Además de los consumidores locales, que acuden a las cervecerías artesanas en busca de nuevos sabores y variedades, entre sus clientes se encuentran en cada vez mayor medida los turistas extranjeros.

El mayor aprecio de las cervezas especiales, a menudo de mayor graduación, se refleja en los datos de la Aduana Checa. Mientras que en 2001 se bebieron en Chequia 23.000 hectolitros de cerveza de alto contenido alcohólico, el año pasado esta cantidad se duplicó.

Autor: Carlos Ferrer
palabra clave:
audio