‘La Epopeya Eslava’, no al antisemitismo y Latinoamérica en Olomouc

Photo: Štěpánka Budková

El fin de la odisea de ‘La Epopeya Eslava’, de Alfons Mucha, que tras 84 años, y después de varios líos y polémicas, se exhibe finalmente en Praga; República Checa es uno de los países con menores índices de antisemitismo en Europa; y el congreso ‘Literatura y Política: Perspectivas Actuales’, que reunió en Olomouc a destacados escritores e intelectuales latinoamericanos.

‘La Epopeya Eslava’, del pintor checo Alfons Mucha, ha vuelto a Praga. La exposición de la monumental serie de lienzos, que relatan la historia de las naciones eslavas, se abrió al público este jueves en la Galería Nacional en la capital.

Después de 84 años de ausencia, ‘La Epopeya Eslava’, obra maestra del pintor modernista Alfons Mucha, compuesta de 20 lienzos gigantescos, es exhibida en el Palacio Veletržní en el barrio de Holešovice, en Praga, donde había sido expuesta por primera vez en 1928.

Milan Bufka, director de la Galería Nacional, habla de la importancia de la muestra para la ciudad.

“Organizar esta exposición en Praga es un gran honor. Con ella pagamos la deuda que tenemos hacia Alfons Mucha quien invirtió muchísimo trabajo en esta obra. El pintor dedicó los lienzos a Praga y con la exposición, la ciudad quiere rendirle un homenaje a Mucha y agradecerle su regalo”.

Alfons Mucha, conocido en el mundo entero como ilustrador de carteles Art Nouveau, que con su estilo marcó toda una época, empezó a dedicarse a temas en la última etapa de su vida para apoyar al pueblo checo en su lucha por la independencia.

Las gigantescas pinturas que miden hasta seis por ocho metros, pintadas sobre la tela de velas de barco, relatan el desarrollo de los eslavos desde la antigüedad hasta la época moderna. Sin embargo, no se trata de escenas de la historia real, señala Lenka Bydžovská, comisaria de la exposición.

“Mucha creó un mundo ficticio en el que los eventos históricos han sido modificados para servir su propósito de mostrar los eslavos como un pueblo pacífico, con una cultura y literatura muy desarrolladas, un pueblo que sirve de ejemplo a los demás”.

En 1928, Alfons Mucha dedicó los lienzos a la ciudad de Praga con la condición de que se construyera un pabellón especialmente diseñado para exponerlos.

No obstante, el edificio nunca se realizó y las pinturas, después de haber sido escondidas durante la Segunda Guerra Mundial en dos sitios secretos y dañadas por la humedad, fueron trasladadas por los comunistas al castillo de Moravský Krumlov en Moravia del Sur, cerca del pueblo natal del artista.


En la mayoría de los países europeos, el antisemitismo está creciendo y los ataques contra judíos son cada vez más violentos. En este contexto resultan muy sorprendentes los resultados del Informe Anual sobre el Antisemitismo en la República Checa en 2011, que muestran que este fenómeno sigue siendo muy marginal en el país.

Según el Informe Anual sobre el Antisemitismo en la República Checa en 2011, la situación en el país difiere mucho de la que se registra en el resto de Europa. Así lo explica František Bányai, el presidente de la Comunidad Judía de Praga que publica el informe.

“A diferencia de los demás países europeos, el antisemitismo en Chequia no está creciendo sino que sigue igual que en los años anteriores. En los últimos tres años hemos evidenciado en el país un solo ataque físico contra los judíos lo que es algo muy singular. Creo que la mejor noticia es que, para la sociedad checa, el antisemitismo sigue siendo inaceptable”.

En 2011, la Policía registró 11 casos de propagación del antisemitismo. En Internet se han encontrado siete páginas web con textos antisemitas y un total de 19 artículos, videos e imágenes con contenido antisemita, mucho menos que el año anterior.

František Bányai habla sobre las causas de este cambio: “El año pasado, el antisemitismo era un tabú para los extremistas. Suponemos que ese tema no llama la atención de la población por lo que los grupos de extrema derecha enfocaron sus discursos en contra de los gitanos, del sistema democrático y de las instituciones políticas”, sostuvo.


Foto: Marek Malůšek
El primer Coloquio Internacional de Estudios Latinoamericanos organizado en la Universidad Palacký de Olomouc, ‘Literatura y Política. Perspectivas Actuales’, encontró en la violencia su elemento más característico y el tema en el que se centró el debate durante los tres días del congreso, el pasado fin de semana.

El escritor peruano Alonso Cueto, miembro de la Academia Peruana de la lengua, en todo caso reconoció que lo que es un problema para el continente, para un escritor es también una fuente de inspiración.

“Es un privilegio ser un escritor latinoamericano porque vivimos en sociedades tan llenas de conflictos, tan llenas de diferencias. Hubo tantas inmigraciones, las asiáticas, las europeas, las africanas. El Perú es un país en el que están todas las razas del mundo representadas. Es esencialmente una sociedad conflictiva, con conflictos étnicos, raciales, lingüísticos, sociales. Eso es un paraíso para un escritor, porque si un escritor vive de algo es de los conflictos. ¿Qué buena novela se escribe sin conflictos o sin diferencias? Imagínese una novela en la que todo el mundo se lleva bien y todos son amigos”.

El escritor salvadoreño Horacio Castellanos Moya, actualmente establecido en Estados Unidos, también tiene mucho que decir sobre la violencia. Dos veces tuvo que exiliarse por su culpa y tanto su vida como su obra fueron por ella marcadas, según cuenta a Radio Praga.

“Es como el hábitat natural de mis obras, aunque no sea una trama relacionada siempre con la lucha por el poder, sino que son a veces víctimas laterales o gente normal que le toca vivir en esos ambientes. La normalidad es siempre vivir con un poco de cuidado y de paranoia. Uno no sabe qué va a pasar, si se va a encontrar un loco o si alguien realmente tiene malas intenciones con uno”.

En su ponencia en Olomouc, señaló el matiz atemporal que tiene la violencia en Latinoamérica y que sus escritores han sido capaces de captar en su esencia.

Otro de los escritores latinoamericanos en Olomouc fue el cubano Abilio Estévez, radicado en Barcelona. Estévez acepta que a pesar de ser escritor, por su condición de exiliado cubano, se le pregunte más por política que por libros.

En este caso, en un coloquio convocado bajo el lema ‘Literatura y Política’, no había ni que buscar una excusa para hacerlo. Crítico siempre con el régimen cubano del que escapó hace algunos años, no está de acuerdo sin embargo con las políticas más duras de sanciones a la isla, como las que apoya y promueve la propia República Checa, dice el escritor.

“Yo creo que estrangular no es lo justo. Yo viví allí hasta hace unos años, y allí todavía vive mucha gente. Hay 11 millones de cubanos que no se merecen vivir cada vez peor, a pesar de que viven tan mal ya. Quizá desde un punto de vista político a lo mejor, no estoy seguro, es una posibilidad de que el proceso fuera más rápido. Pero no creo que sea justo empobrecer más a una gente que está ya como estrangulada”.

Las razones que llevaron a Abilio Estévez a abandonar Cuba para establecerse en Barcelona no fueron estrictamente políticas. Su condición de homosexual le complicó la vida desde siempre en su país.

La última novela de Abilio Estévez, de 58 años, supone un giro en su trayectoria. A menudo beligerante contra el régimen, su obra recién publicada, ‘El Año del Calipso’, sale dentro de la colección La Sonrisa Vertical, de la editorial Tusquets, dedicada a la literatura erótica.