La cocina dulce checa y la cerveza es una combinación perfecta, según sumiller
El pasado viernes se celebró el Día Internacional de la Cerveza, “la bebida más complicada de fabricar del mundo”, cuya producción es uno de los orgullos de la nación checa.
En agosto se celebra el Día Internacional de la Cerveza, según se estableció en 2008 en Santa Cruz, California, pero que hoy día se reconoce en entre 50 y 60 países de todo el planeta. Y Chequia, por supuesto, no puede faltar entre ellos.
Siendo un país de gran tradición cervecera, cada checo, incluso si para la media contamos a niños y abstemios, bebe unas 260 cervezas al año, lo cual son 130 litros ya que, en Chequia, pedir “una cerveza” significa una pinta, esto es, medio litro. Tal consumo posiciona al país a la cabeza de las estadísticas europeas y con una significativa ventaja, puesto que en Austria, el segundo país en cuanto al consumo de la cerveza por habitante, cada persona bebe unas 60 cervezas menos que en Chequia.
Marcela Titzlová, sumiller de cerveza y redactora jefe de la revista Pivo, Bier & Ale, dio en una entrevista para la Radio Checa varios consejos de cómo se debía celebrar el Día Internacional de la Cerveza.
“Hay tres formas de celebrar el Día Internacional de la Cerveza que se recomiendan. Primero, ir de cervezas con los amigos, es decir, vivir la experiencia. Por eso, el Día de la Cerveza es siempre el primer viernes de agosto. Segundo, regalarle a alguien una cerveza. Tercero, darle las gracias a los maestros cerveceros y a los camareros encargados de tirar la cerveza por preocuparse de esta experiencia bonita”.
Marcela Titzlová estudió para ser sumiller de cerveza en Alemania y cuenta que, en Chequia, no hay universidades que enseñen la sumillería al mismo nivel. Según describe la cerveza checa, la popularidad de la lager y su alto consumo en Chequia tiene que ver con su característica mágica que la diferencia de otros tipos de cerveza.
“Una de las mayores cualidades de la lager checa en especial es que se bebe con mucha facilidad y eso es algo por lo que nos envidia todo el mundo de las ale y otras cervezas. La facilidad de beber son las ganas de tomarse no solo un trago más, sino una pinta más y beber así tres o cuatro. Si uno se toma una ale de calidad, por ejemplo una IPA, es imposible beber tres o cuatro porque la cerveza no está diseñada para eso. Sin embargo, la cerveza checa sí tiene esta cualidad mágica”.
Prosigue Titzlová que la lager checa es solo un tipo de cerveza de los que hay, en total, unos 150. Muchos de ellos los pudo probar en el marco de distintas competiciones de cerveza organizadas por todo el mundo en las que participa como miembro del jurado.
“Siempre se prueban a ciegas distintas muestras de cervezas. Luego se evalúa siempre el olor, a veces también el color, el sabor y el regusto. También se evalúa la cerveza como conjunto, si todo se complementa, y si cumple con el estilo que debería. Pero las reglas de cada concurso son un poco distintas”.
Prosigue Titzlová que durante las degustaciones de cervezas procedentes de todo el mundo se encontró con muchos sabores inesperados como, por ejemplo, a fruta y verdura, pero también a setas o tomate. Incluso cuenta que hay categorías en las competiciones en las que se presentan, por ejemplo, solo sabores a verdura. En una de estas competiciones en Italia, ella misma descubrió unos sabores cuya sorprendente combinación llegó a impresionarla.
“Tengo una combinación favorita que descubrimos durante un concurso en Italia. Estábamos probando una IPA y de postre nos trajeron un sorbete de limón. Entonces, se nos ocurrió juntarlo. Echamos la IPA al sorbete y estuvo genial”.
La sumiller opina que la cerveza se puede consumir incluso para desayunar y destaca que hay muchas cervezas con un porcentaje muy bajo o cero de alcohol que, por cierto, son la tendencia actual en la fabricación de cerveza. ¿Se imaginan acompañar la bollería con una pinta de cerveza?
“La clásica cocina dulce checa y la cerveza se complementan muy bien. Por ejemplo, los knedlíky (o dumplings en inglés) rellenos con ciruelas y una cerveza es, según mi opinión, una combinación maravillosa. En general, los platos dulces principales de la cocina checa son muy específicos y yo creo que la cerveza checa es un complemento perfecto”.
¿Y cuál es la mejor cerveza del mundo? Según la experta, no se puede generalizar. Su sabor favorito, sin embargo, lo tiene muy claro. Y no es una sorpresa.
“Cada persona tiene un gusto distinto y toma distintas cervezas. Es difícil decir cuál es la mejor cerveza del mundo. Existe el criterio objetivo y subjetivo. El objetivo es cumplir las categorías que describía en relación a los concursos. Pero no sé decir si hay solo uno en el mundo porque nadie puede probar todas las cervezas de todo el planeta. Y de las que uno prueba, luego elije la que mejor le parece. Para mí, es la lager checa y, especialmente, la cerveza diez, según la clasificación checa”.
A pesar de ser un país de poca extensión, Chequia es uno de los cinco imperios mundiales de cerveza junto a Alemania, EE.UU., Bélgica y Reino Unido. La sumiller Titzlová espera que siga siendo así y que siga habiendo muchos maestros cerveceros buenos. Y también desea que haya muchas personas que aprecien su trabajo porque, según dice, la cerveza es la bebida más complicada de fabricar del mundo.