Karel Burian, rey de los tenores

Karel Burian, photo: CTK

A Karel Burian, uno de los mayores cantantes de ópera en la historia, en el extranjero lo ponían en el pedestal, llamándolo "El rey de los cantantes". Mientras tanto en Praga lo calumniaban. El tenor, en el mundo conocido como Carl Burrian, es otra de las grandes personalidades que confirman el dicho de que "uno no es profeta en su patria".

Karel Burian,  photo: CTK
Desde tiempos remotos la región de Rakovník, en Bohemia Central, obsequia al mundo su excelente lúpulo. En enero de 1870 le dio la futura estrella de las óperas mundiales. Ya cuando pequeño Karel Burian deslumbraba con una memoria increíble. Al estudiar posteriormente en el liceo era capaz de memorizar cada palabra pronunciada en las clases.

La madre de Burian quería que su hijo pudiera desarrollar sus capacidades extraordinarias. Por ello, la familia se trasladó a Praga, donde alquiló el famoso café Slavia. Allí el joven conoció el mundo de los artistas, y además de estudiar derecho, se pagaba clases privadas de canto.

En 1891 Karel Burian abandonó Praga. En el teatro checo de Brno, que lo contrató por un año, inició su carrera como Jeník en la ópera de Federico Smetana "La novia vendida". Al día siguiente interpretó a Dalibor, en la ópera homónima del mismo compositor, papel en el que se hizo inolvidable.

Al cumplir los 22 años, Burian trató de ingresar, sin éxito, en el Teatro Nacional de Praga. En la prueba consideraron que el cantante no podría actuar como solista ya que se enrojecía al cantar los tonos altos. Cuando Burian objetó que ello permanecería ocultado bajo el maquillaje, lo rechazaron sin más explicaciones.

Entonces el tenor checo firmó un contrato para actuar en los países bálticos. Esta decisión le abrió las puertas de las óperas del mundo. Fue una casualidad que lo ayudó a ganarse el respeto. Un colega cantante se enfermó y Burian tuvo que aprender en una noche el papel de Fausto en alemán, que antes conocía sólo en la versión checa. No falló. Los directores de la ópera de Talin le confiaron inmediatamente el papel de Lohengrin.

Después de siete meses en Estonia Karel Burian se fue a Leipzig, en Alemania, al centro de la vida musical de entonces. Pero tampoco el director de la ópera de Leipzig reconoció el talento de Burian. Al ver al chico menudo y flaco y escucharlo le recomendó probar suerte en la opereta de Viena.

El rechazo sólo aumentó el fervor laboral del joven cantante. Durante cierto tiempo ambulaba con una compañía interpretando "La novia vendida" de Smetana tras las fronteras de Bohemia. Entre otras ciudades, visitaron también Berlín donde la ópera de Smetana celebró un gran triunfo.

Siguieron numerosos papeles líricos en la ópera de Colonia, pero Burian no quería reconciliarse sólo con ser reconocido como "un tenor amoroso". Su sueño era convertirse en "tenor heroico".

Karel Burian,  photo: CTK
Y otra vez lo ayudó una casualidad. Karel Burian debía interpretar en Hamburgo el papel de Walther en la ópera Tannhauser de Richard Wagner. El tenor Birrenkoven debía presentarse como el héroe principal. En el segundo acto Birrenkoven perdió de repente la voz. ¿Qué hacer? Era imposible despedirse del público en medio del espectáculo. Los ojos de todos se dirigieron a Karel Burian. Y éste aceptó el desafío aunque nunca antes había estudiado el papel de Tannhauser.

El público alabó su estreno con fuertes ovaciones. Nació un nuevo "tenor heroico". Burian regresó a Praga, pero las intrigas, cartas anónimas y huelgas de la orquesta en el Teatro Nacional le causaron tanto disgusto que firmó un contrato con la ópera de corte de Pest, Hungría.

Su interpretación de Tristan fue otro éxito mundial. En París fue condecorado junto con la cantante checa, Ema Destinová, con una orden por el estreno de la ópera Salome, de Richard Strauss, en la que Burian interpretó el papel de Herodes.

Karel Burian tenía un oído fenomenal, leía las notas como un periódico. La mayoría de los papeles que interpretaba los aprendió al viajar en tren. No era sólo un cantante genial sino también un actor excelente. Con gran pasión coleccionaba canciones populares.

En 1920 se tomó en vez de agua mineral un trago de lejía y sufrió quemaduras graves en la boca y en la laringe. Las heridas se curaron pero perjudicaron su voz. En 1922 Karel Burian actuó por última vez como Tannhauser y Dalibor en el Teatro Nacional de Praga.

Cuando dos años más tarde murió, el Teatro Nacional no permitió exponer su ataúd. Sólo en la parte trasera del edificio fue colgada una bandera negra destrozada. La Filarmónica Checa tocó la música fúnebre de "El ocaso de los Dioses". Había fallecido el primer tenor heroico checo, Karel Burian.