Kafka y Borges según Hermenegildo Sábat
La segunda bienal Kafka-Borges, que comienza en abril en Buenos Aires, ha tenido un preludio en Praga estos días con una donación del humorista político Hermenegildo Sábat, de visita en la capital checa. Sábat, uno de los caricaturistas más famosos y admirados de Argentina, donó a la Fundación Franz Kafka diez acuarelas de Kafka y Borges.
Este veterano dibujante uruguayo-argentino, nacido en Montevideo en 1933, residente en Buenos Aires desde 1966, donó a la Fundación Franz Kafka diez caricaturas originales en las que aparecen tanto el propio Kafka como Jorge Luis Borges.
“Mi relación con Franz Kafka es la de un lector más. He sido lector de Kafka desde mi adolescencia. Y a Borges tuve la suerte de escucharlo y una vez almorcé al lado de él. Entonces he hecho esa donación, que tiene que ver con lo que yo llamo una devolución de atenciones. Hemos recibido atenciones de Borges y de Kafka durante muchísimos años, entonces esto es una modesta aproximación a ese estado de ánimo.Es inevitable preguntarle a Sábat a qué tipo de atenciones se refiere.
“Las atenciones que hemos recibido son el triunfo de la imaginación y el respeto a la imaginación”.
Las diez acuarelas de Sábat pueden verse en el Centro Franz Kafka de Praga y forman parte del lanzamiento de la segunda bienal Kafka-Borges, que pronto se celebrará en la capital argentina.Hermenegildo Sábat aprovechó su estancia en la República Checa para ofrecer una conferencia sobre la caricatura política en el Instituto Cervantes de Praga, el lunes por la tarde.
“Yo soy un periodista que dibuja, nada más. Tengo que estar atento, leer todos los días. Es fundamental la libertad de expresión y el sentido del humor. Yo trabajo de una manera muy especial. Yo pienso en el diario y en este trabajo cuando estoy en el diario. Cuando estoy fuera del diario no pienso en esto”.
Sábat trabaja desde hace 36 años en el diario Clarín, el más leído de Argentina. Ha sobrevivido distintos tipos de gobierno, tanto demócratas como dictatoriales, de izquierda y derecha, militares y civiles, sin perder nunca la chispa. ¿Cuál es su secreto para estar tanto tiempo vigente?“Y bueno, yo creo que por un lado, no uso palabras. Y por otro lado hago lo que los compañeros que escriben no pueden hacer, ese es el asunto. Yo trato de no rozar el trabajo de los demás. Y trato de no ponerme por encima de las noticias. El trabajo mío es un trabajo de interpretación, sin duda”.
Hermenegildo Sábat sostiene que es más difícil ejercer de caricaturista durante un gobierno demócrata que durante una dictadura, al contrario de lo que pudiera creerse.
“La democracia hay que defenderla. Entonces no podemos ironizar demasiado sobre la democracia porque siempre puede haber alguna persona con ganas de derrocar a los demócratas.”De las miles de caricaturas políticas que ha publicado en vida, Sábat recuerda solo una, que representaba una imagen de los cuatro dictadores militares argentinos.
“Ese dibujo fue publicado una semana antes de que abandonaran el poder los militares. Pero fue una imagen de los cuatro dictadores militares, vestidos de negro, con polleras y con sombreritos y con flores en la mano. Entonces eran viudas del proceso”.
Y por eso, por el valor que tiene la libertad de expresión, solidariza con su colega danés Kurt Westergaard, amenazado de muerte por extremistas islámicos por una viñeta sobre Mahoma. “En ese caso, el problema no fue el dibujo, sino las palabras que lo acompañaban”, asegura, con conocimiento de causa, Hermenegildo Sábat.