Josef Knap - escritor ruralista y defensor de valores tradicionales

El carácter sincero, recto e íntegro, y el aferramiento tenaz a los valores tradicionales y conservadores - son las virtudes y características que marcaron la vida y la obra del escritor checo Josef Knap, destacado representante del ruralismo de los años treinta de este siglo.

Josef Knap, nacido en 1900 en una pequena aldea cerca de la ciudad de Jicín, en Bohemia Oriental, se dejó inspirar por la rica tradición de la épica rural checa, representada en el siglo pasado por grandes escritores como, por ejemplo, Antal Stasek y Karel Václav Rais.

Estos escritores plasmaron en sus novelas la dura vida del campo, reflexionando sobre la relación del hombre con la tierra y sobre los nuevos valores burgueses que, al penetrar en el campo, empezaron a perturbar las seculares costumbres y tradiciones campesinas.

También Josef Knap trató de explicar en su obra que cada alteración del orden de antano, o sea de la fuerte y fatal relación del hombre con la moral cristiana, con su estirpe o con su patria, desemboca en el desarraigo, vacío y la desolación.

Tal es la historia del protagonista de la novela "El Forastero" que tras abandonar su región natal, pierde su identidad y se va sumergiendo en una absoluta miseria espiritual. Knap ensena que el hombre está inseparablemente ligado a su región de origen, sin la cual no es capaz de entablar relaciones normales con otros seres humanos, vive oscuramente y suele morir prematuramente.

La apoteosis de la voluntad de asegurar la continuación del abolengo se respira en la novela "La Vid en la Pared", historia de una mujer joven que -animada por el deseo de dar a su marido y a la granja familiar un heredero- decide dar a luz sabiendo que morirá a consecuencia de ello.

Los protagonistas de las novelas de Josef Knap consiguen su cordura por medio de la humildad: regresan a su lugar de origen humillados por anteriores fracasos y descubren sus verdaderas raíces.

En los años veinte Knap dirigió la revista "Norte y Este" que se convirtió en la plataforma del ruralismo, la corriente literaria y estética que hacía hincapié en los sanos y no corrompidos valores campesinos en contraste con la cultura de la ciudad.

Josef Knap enriqueció la tradición de la novela rústica checa con la descripción impresionista del paisaje, encontrando una fuente inagotable de inspiración en la obra de Frána Srámek, maestro del impresionismo y lirismo literarios.

Las palabras que Josef Knap usa para plasmar los tonos líricos del paisaje checo, son puras y transparentes como los torrentes de las montanas noruegas, tan admiradas por él. Knap destacó como gran conocedor de las literaturas nórdicas, especialmente de la noruega, explicando su amor hacia el Norte europeo en éstos términos:

"A diferencia de mis coetáneos que se sintieron atraídos en los años veinte por la poesía francesa, a mí me fascinó el mundo de novelistas nórdicos, tan excepcional por su suave matiz emocional y su severidad moral. La limpidez del paisaje en el Norte, sus fincas rústicas, fábricas y viviendas, son probablemente un espejo de la pureza de las relaciones humanas".

En 1969 Knap recibió de manos del Rey de Noruega la Medalla de San Olaf, alta condecoración estatal para extranjeros que hayan contribuido a la propagación de la cultura noruega en el exterior.

Este maestro del ruralismo corrió en su patria, no obstante, la misma suerte que otros tantos escritores en los últimos cincuenta años. Los comunistas que llegaron al poder en 1948, tuvieron poca comprensión para una literatura que se basaba en el cristianismo y que no defendía el principio de la lucha de clases.

En 1951, o sea en el período más violento de la llamada dictadura del proletariado, Knap fue acusado de la actividad antiestatal y en uno de los procesos contra los intelectuales católicos, escenificados por el régimen totalitario, fue condenado a once años de prisión.

En 1970 Knap escribió el libro "El Tiempo de Ortiga", considerado la culminación de su obra. El título se refiere simbólicamente a la ocupación hitleriana de los territorios checos durante la Segunda Guerra Mundial, la expulsión de la etnia alemana en 1945 y a la toma del poder por los comunistas, con la que se inició en este país un largo período de falta de libertad y de persecución de los que no comulgaban con el marxleninismo.

Pese a que parecía que por aquél entonces todo se cubriría de ortigas, el autor encuentra incluso en el nihilismo moral unos valores positivos de los que el más importante es la fidelidad. Y éste es a la vez el gran mensaje moral de la obra de Josef Knap: ser siempre fiel a sí mismo, a sus principios, a su credo espiritual y a su patria.

Josef Knap falleció en diciembre de 1973.