Jarmila Suláková, desde siempre con la canción en los labios
"No soy una jovencita, soy una señora mayor, pero sigo dando conciertos". Con estas palabras pronunciadas en el inconfundible dialecto valaco y con una sonrisa traviesa en los labios nos recibió Jarmila Suláková, que el próximo 27 de junio celebrará su 77 cumpleaños. No se le nota. Jarmila Suláková - leyenda de la música folklórica checa. La entrevista en su casa en Vsetín fue como una visita a una tía abuela, con un café, bocadillos en la mesa y su compañera - un perrita de raza teckel - al lado.
La canción acompaña a Jarmila Suláková desde pequeña. Cantó en un coro escolar, también aprendió a tocar el piano, pero tuvo que dejarlo porque no podía practicar al no tener en casa un instrumento.
"En nuestra casa siempre se ha cantado. Mi madre sabía cantar preciosamente. Yo tengo un registro más bien de contralto, ella tenía el de mezzosoprano. Grabamos juntas varios duetos. También era una excelente actriz aficionada. Mi padre era músico sin formación, era albañil de profesión. Amaba la música, tocaba el saxo, la trompeta y más tarde el acordeón".
Jarmila Suláková aprendió el oficio de costurera. Empezó a trabajar cosiendo pieles hasta que la discográfica Supraphon le ofreciera encargarse de su tienda en Vsetín. Aceptó y se quedó allí 35 años hasta jubilarse. Su tiempo lo dividía entre la venta de discos, la familia y el canto.
"El domingo el clarinetista llegó en moto y me trajo las notas diciendo: apréndelo, Jarmila, el lunes ven a ensayar y el martes vamos a tocar y cantar a los veraneantes en la presa de Bystricka".
A finales de los años cuarenta Jarmila Suláková empezó a cantar con el elenco folklórico Vsacan, donde conoció a su marido Ludvík Schmidt que tocaba el segundo violín. Luego se sumó al grupo folklórico Kycera y a principios de los años 50 empezó a colaborar con la Orquesta Radiofónica de Instrumentos Populares de Brno. Entonces le ofrecieron trasladarse a la metrópoli de Moravia del Sur, pero ella lo rechazó. No podía separarse de su natal Valaquia. Le faltarían esas colinas.Las canciones "Alrededor de Suca", "Señores músicos" y "En el arcedo de húngaro" fueron los primeros éxitos de Jarmila Suláková.
"A los quince años de edad yo dije a mi madre: Mamá, me gustaría muchísimo cantar en la radio. Este fue mi deseo especial. Y no tuve que esperar mucho. Cuando tenía entre 18 y 19 años ya iba a grabar a Ostrava y no lo he abandonado hasta hoy".
Sí, poco antes de nuestro encuentro Jarmila Suláková acabó de grabar un nuevo disco compacto con el grupo de folk-rock Fleret. ¿Qué le parece esta mezcla de la música rock y el folklore que toca Fleret?
"Es interesante. Los folkloristas ortodoxos me lo reprocharon y estuvieron enfadados, pero yo creo que no he hecho nada malo. Tras la Revolución de Terciopelo el folklore ´se metió bajo la mesa´, porque la música de viento y el folklore gustaban a los comunistas. Pero nosotros no lo hicimos por los comunistas, sino por el amor a la canción, que era nacional. ¿Y cómo surgió mi colaboración con Fleret? Fue una casualidad. Grabaron un CD y tuvieron allí un vals valaco nuevamente compuesto. El director de la banda me preguntó si podría grabarlo con ellos. Asentí a una canción. No los conocía, no me interesaba por este género. Me era más cercana la música clásica, el jazz o los espirituales de los negros. Lo grabamos y tuvimos bastante éxito. De manera que los chicos vinieron a mi casa con un violín y una guitarra, yo les ofrecí unas canciones tradicionales, ellos me ofrecieron sus canciones nuevas, y montamos un programa. Después empezaron los conciertos".
La primera canción que Jarmila Suláková grabó con Fleret se titula "En casa lo mejor".
¿Prefiere las canciones alegres o tristes?
"Depende del estado de ánimo. Tengo que cantar tanto las alegres, como las tristes. Quizá las amorosas ya no respondan a mi edad, pero a mí no me importa. Lo pongo en la voz, envío mi corazón a la gente, al público y canto como si tuviera 20 años".
En el repertorio de Jarmila Suláková prevalecen, naturalmente, las canciones tradicionales de su región. Muchas de ellas las anotó para ella su esposo, tal como las escuchó cantar a las tías y los tíos, como se dice allí, en las aldeas dispersadas por las colinas de Valaquia. Por ejemplo, la típica "helekacka", que se canta a gritos en los prados.
"Cuando doy un concierto con Fleret, pasa a veces que a alguien se le rompe una cuerda porque tocamos una hora y media sin pausa. El director de la banda Hrachový se dirige a mí diciendo: Jarmila, ponle una ´helekacka´. Ellos se van a reparar la guitarra y yo canto - ´helekám´".
Jarmila Suláková ha revelado ya que le agrada también la música clásica.
"Amo a Beethoven, Mozart, y a nuestros autores Smetana y Dvorák. En cuanto a Janácek tardé mucho en aprender a escucharlo. Me resultaba más ajeno, pero luego fui comprendiendo que sus composiciones habían nacido de los sonidos de la naturaleza. Me gustaba ir a buscar setas y cuando escuchaba los conciertos de los pájaros y todo ese susurro en el bosque, me di cuenta de que todo aquello aparece en su música".
El esposo le decía a Jarmila Suláková que las letras de una canción son como un poema, que tiene que leer primero bien el texto y pensarlo para saber de lo que canta. ¿Observa estas palabras hasta hoy día?
"Sí, me dirijo por ello desde siempre y también los cantantes de pop deberían hacerlo. Si el propio cantante no lo siente, no dará nada a la gente. Pasará como un viento".