Jabalíes causan graves daños a la agricultura checa
Tierra levantada, campos arruinados, maíz, remolacha y trigo devorados, ese es el resultado cada año de la acción de los jabalíes de la República Checa sobre la agricultura. Aunque el año pasado fueron abatidos unos 185.000 ejemplares por las organizaciones de cazadores, los daños siguen siendo de decenas de miles de euros y se discute si aplicar nuevas medidas.
Una de las causas principales es que en las zonas de monocultivos las condiciones para las piaras de jabalíes son excepcionalmente favorables: los animales invaden fácilmente unos campos que por su extensión son difíciles de proteger. De acuerdo con Luděk Kralíček, de la Asociación Checomorava de Cazadores, los agricultores checos son en la práctica los que mantienen a los jabalíes.
"El año pasado cazamos 185.000, así que imagínense el daño que causarían si se les hubiera dejado correr libremente. En la temporada de caza, cuando las hembras no dan a luz a nuevos jabatos, damos caza a muchos jabalíes, pero no parece ser suficiente. Su alto número está directamente relacionado con la producción agrícola: la cantidad de remolacha, maíz y otros cultivos que se producen. Hay suficiente para mantener estas cifras tan altas de población", asegura.
El dramático aumento de la población de puercos salvajes se remonta a la época de posguerra, apunta Kralíček. "La población comenzó a incrementarse al final de la Segunda Guerra Mundial. Hasta entonces el movimiento de los jabalíes y otros animales salvajes estaba más o menos limitado por los cotos o las áreas valladas", apunta, y añade que "el movimiento de los ejércitos tiró abajo las vallas, y los animales pudieron entonces expandirse libremente. Otros cambios en las formas de caza, sobre todo la abolición de métodos inhumanos como el veneno o las trampas, también ayudó a los jabalíes a alcanzar la población actual"."Un macho adulto pesa 200 kilos y no tiene depredadores naturales, está en la cima de la cadena alimentaria", prosigue Kralíček. "Los jabalíes jóvenes pueden ser cazados por lobos en zonas como los Cárpatos, y en la República Checa pueden ser presa de linces, pero las enfermedades afectan a su población mucho más".
Actualmente los agricultores checos que sufren pérdidas en sus cultivos por la acción de animales salvajes tienen 20 días para denunciar la situación y obtener la correspondiente compensación económica, que parte de las asociaciones de cazadores. El plazo a menudo es insuficiente debido a la gran extensión de los cultivos en relación con las personas responsables. Así, cuando un solo trabajador se encarga de unas 4.000 hectáreas, resulta complicado encontrar y denunciar los daños a tiempo.
Kralíček, que como responsable del control del número de animales salvajes afronta las quejas de los agricultores, considera que los campos deberían tener medidas menores, de 200 metros como máximo, lo que también facilitaría la caza de los jabalíes. Los animales utilizan de hecho los campos para esconderse de los cazadores.Todo tiene un lado positivo, incluso la proliferación de los jabalíes. Los animales abatidos, después de pasar un examen veterinario para comprobar que no son portadores de triquinosis, pueden se consumidos de forma privada por el cazador o vendidos. Se calcula que el 50% de las piezas acaba en las tiendas, y de hecho junto con el ciervo el jabalí constituye uno de los manjares de la dieta checa de otoño.