Intercambio de estudiantes: aprender idiomas y conocer la vida
Enseñar no solamente el idioma extranjero, sino también dar a conocer la cultura de los países donde lo hablan. Esta es una de las pautas por las que se rige el instituto bilingüe checo-español Budějovická, de Praga, y los intercambios de alumnos una de las vías como cumplirla. En esta edición de A toda marcha conversaremos con varios estudiantes de ese centro de enseñanza sobre sus experiencias con programas de intercambio.
Michaela Poláková y Kateřina Sýkorová son alumnas del cuarto curso del instituto bilingüe checo-español Budějovická. Hace poco regresaron de una estancia de diez días en España, donde hicieron intercambio con estudiantes de un colegio de Madrid.
Michaela: “Un día estuvimos en Segovia, otro en Toledo, luego vimos casi todo Madrid, visitamos el Palacio Real, el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía. Pero también tuvimos mucho tiempo libre para hablar con los españoles, estar con las familias y ver la vida española”.
Kateřina: “A mí me ha gustado, lo he pasado bien. He visto cómo viven las otras familias, y todo eso”.
El profesor David Llorente apuntó que los intercambios con Madrid se llevan haciendo desde hace unos nueve años.
“Funciona b astante bien, sobre todo porque se quedan a vivir en familias, entonces, además de la cultura intercambian idioma. Luego cuando los españoles vienen aquí no sé qué intercambian, supongo que diversión y conocer cosas nuevas”.
Entenderse con sus compañeros españoles no fue un problema para Michaela y Kateřina. Tampoco se dejaron aturdir por algunas diferencias culturales.
Michaela: “Empiezan a cenar a las nueve y media, que aquí no es tan frecuente. Son muy impuntuales, acordamos quedar a las nueve en algún sitio, ellos van llegando, y uno viene a las nueve y media, otro a las diez, pues, que se retrasan muchísimo”.
Kateřina: “Y tampoco son muy organizados, que no saben luego qué hacer juntos. Bueno, pero lo pasamos bien”.
Kristýna Kotová y Viliam Valúch viajaron más lejos y aprovecharon la oportunidad de pasar dos semanas en México, D.F. Lo que les llamó la atención a los estudiantes checos fueron las grandes diferencias entre pobres y ricos que se pueden notar en el país de los aztecas.
Viliam: “Vivimos en casas muy grandes, todo fue muy lujoso, es que eso para mí fue algo muy interesante porque yo nunca he tenido una habitación sólo para mí. Cada día íbamos al colegio en coche, fue algo increíble porque yo cada día voy a escuela en autobús, allí en coche”.
Kristýna: “Yo pienso que como ha dicho Viliam con estas experiencias de las familias ricas no hemos conocido tanto la vida, la cultura real. Como hemos visto las familias ricas, y el estilo de vida lleno de dinero, donde todos están interesados por dinero, no hemos conocido la vida de los mexicanos normales, como decirlo, y eso fue lo que me faltó un poco en este viaje”.
Kristýna aprecia la experiencia que vivieron en una aldea pequeña en las montañas, donde ayudaron a construir una escuela.
“Solamente una casa con dos ventanas, nada más cuatro paredes, dos clases, las paredes las pintamos. Fue una experiencia buena, pero la gente pensaba: ´ahora vinieron los ricos´, pues, teníamos el día de descanso, no teníamos que hacer nada. Pero bueno, eran muy amables todos, nos hicimos grandes amigos. A los niños pequeños les gustaban los regalos que teníamos para ellos, los dulces y tal cosa”.
Los alumnos checos también asistieron a una fiesta de disfraces y convivieron con sus amigos mexicanos las celebraciones del Día de los Muertos. En fin, lo pasaron muy bien y volvieron a casa con muchos conocimientos nuevos.