Impiden el acceso de periodistas a una rueda de prensa de los primeros ministros Babiš y Orbán

Viktor Orbán y Andrej Babiš

El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, viajó a Praga este miércoles respondiendo a una invitación de su homólogo checo, Andrej Babiš. El huésped visitó la ciudad de Ústí nad Labem, donde el político checo es cabeza de lista para las cercanas elecciones legislativas.

Los primeros ministros de Chequia y Hungría, Andrej Babiš y Viktor Orbán, respectivamente, protagonizan un súbito e intenso incremento de sus relaciones.

Babiš estuvo en Hungría la semana pasada, donde asistió a una cumbre demográfica y en compañía de Orbán visitó la frontera del país magiar y Serbia, donde inspeccionaron una valla fronteriza. La barrera, construida para frenar el acceso inmigrantes, está equipada con alambre de púas, cámaras térmicas y la custodian patrullas a caballo. El primer ministro checo prometió proponer al gobierno el envío de policías checos para ayudar a vigilar la frontera entre Serbia y Hungría.

Viktor Orbán en la mansión de Kramář en Praga | Foto: Kateřina Sýkorová,  ČTK

En Praga, los primeros ministros debatieron temas de cooperación económica, inversiones, las actividades del Grupo de Visegrado que integran con Polonia y Eslovaquia, así como asuntos relacionados con la Unión Europea.

Algunos representantes de la oposición política checa criticaron el hecho de que Orbán visitara la ciudad de Ústí nad Labem, donde Babiš es cabeza de lista para las elecciones generales de principios de octubre.

En rueda de prensa, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, justificó su presencia en una actividad partidista.

“Nosotros no queremos influir en las elecciones de ningún país. Sobre el destino de los checos deciden los checos. Me satisface haber visitado el país y debatido con su primer ministro”.

Desde el opositor Partido Pirata, la reacción del líder partidista, Ivan Bartoš, fue contundente.

“En Hungría se puede apreciar, más que en otros lugares, que cuando los políticos dominan los medios de comunicación e intentan por la fuerza reducir el papel de los opositores, el peligro del regreso del totalitarismo está muy cerca”.

El primer ministro Andrej Babiš es dueño de dos importantes periódicos y de una estación de radio en Chequia, pero su Despacho de prensa no brindó el apoyo necesario a todos los medios de comunicación acreditados para la rueda de prensa Babiš-Orbán.

Ivan Bartoš | Foto: Partiďo Pirata/Flickr,  CC BY-SA 2.0

A varios periodistas se les impidió el acceso al lugar de la rueda prensa como, por ejemplo, a corresponsales de los periódicos Le Monde, de Francia, Die Zeit y la ARD de Alemania, así como a los medios checos Hospodářské noviny y al servidor Investigace.

Personeros del Despacho de prensa de Babiš argumentaron que la medida respondió a motivos de capacidad de las instalaciones. Sin embargo varios periodistas, incluido un reportero de la Radio Checa, indicaron que había sitio suficiente para más periodistas.

De acuerdo con testimonios de los periodistas afectados, sus nombres se encontraban en una especie de lista negra, determinada con antelación.

Para satisfacción de Orbán y Babiš, el Gobierno checo este lunes el despliegue de cincuenta policías para ayudar a proteger la frontera entre Hungría y Serbia. El contingente debería llegar al lugar a mediados de octubre. Orbán dijo que si la migración de personas de Afganistán, por ejemplo, se intensificaba, posteriormente pediría más fuerzas a la República Checa.

Babiš y Orbán han dado a entender que la Unión Europea se ha convertido en un obstáculo para el desarrollo de su política. Hungría es blanco de críticas desde junio por la aprobación de una ley que prohíbe la promoción del movimiento LGBT+. En este capítulo, el primer ministro Babiš no se unió a la carta de los líderes de diecisiete países de la UE en apoyo de las minorías sexuales, que fue iniciada por la ley. Según él, la ley húngara no se aplica a las prácticas sexuales, sino que protege a los niños y a los padres.

El primer ministro húngaro lleva mucho tiempo en disputa con líderes de la UE, a quienes molesta su estilo de gobierno, que el mismo Orbán llama una democracia antiliberal. Los críticos dicen que el gobierno húngaro está restringiendo el pluralismo de los medios de comunicación, la libertad académica y las ONG. No obstante, Orbán rechaza tales acusaciones.

El primer ministro Babiš se opone a la política migratoria propuesta por Bruselas, al tiempo que mantiene un pulso por sospechas de choque de intereses y malversación de fondos.