Hace 50 años fue al patíbulo la Dra. Milada Horáková
Hace 50 años, el 27 de junio de 1950, fue ejecutada la opositora al régimen comunista la Dra. Milada Horáková, condenada a la pena capital en uno de los primeros procesos políticos monstruosos, escenificados por el régimen totalitario recién llegado al poder. La condena consternó a la comunidad internacional: Por primera vez desde el fin de la Segunda Guerra Mundial se condenaba a la pena capital a una mujer-madre en un proceso político.
El proceso contra la Dra. Milada Horáková y la dirección de la presunta conspiración contra la República terminó a principios de junio de 1950. En realidad, tal grupo de conspiradores, encabezado supuestamente por la Dra. Horáková, nunca existió. Entre los trece reos, acusados de alta traición y espionaje a favor de las llamadas potencias imperialistas, muchos de ellos ni siquiera se conocían personalmente. A través de este sombrío proceso el victorioso Partido Comunista eliminó sencillamente a destacados dirigentes de los partidos democráticos.
Cuando se sentó en el banquillo de los acusados, la Dra. Milada Horáková tenía 48 años. Desde 1929 militaba en las filas del Partido Socialista. Fue una destacada dirigente del movimiento femenino en el cual había trabajado desde 1923. Al iniciarse la ocupación de Checoslovaquia por la Alemania nazi en 1939, la Dra. Horáková organizó una extensa red de colaboradoras del movimiento antifascista clandestino. En 1940, la Dra. Milada Horáková fue arrestada por la Gestapo. Tras pasar cinco años en campos de concentración nazis regresó en 1945 a la patria liberada. Cuatro años más tarde fue hecha prisionera de nuevo- esta vez por la policía secreta del régimen comunista.
El proceso contra la Dra. Milada Horáková fue transmitido por la radio a fin de difundir la psicosis masiva de rencor, odio e histeria. Las personas se dejaron manipular por el régimen y en miles de resoluciones solicitaban la muerte para la acusada. Los opositores al comunismo que todavía recuerdan aquella bochornosa atmósfera siguen interrogándose cómo las multitudes podían caer en tanta abyección moral.
La ejecución de los reos fue fijada para el día 27 de junio de 1950, a las cuatro y media de la madrugada. Al amanecer, la Dra. Horáková solicitó que sus efectos personales fuesen entregados a su hija Jana, de 16 años de edad, y que pudiera tener consigo hasta el último momento la foto de su marido para morir con este recuerdo.
De los cuatro condenados a la muerte, la Dra. Milada Horáková fue la última en subir al patíbulo. El presidente Klement Gottwald se había negado a concederle el indulto. Sin resultado alguno pidió indulto para la Dra. Horáková el propio Albert Einstein.