Hace 35 años fue aplastada la Primavera de Praga
En agosto de 1968 las tropas del Pacto de Varsovia, encabezadas por la Unión Soviética, ocuparon Checoslovaquia, aplastando el proceso de democratización conocido como "Primavera de Praga".
El 20 de agosto de 1968, el incipiente sueño de los habitantes de las regiones fronterizas de Checoslovaquia fue interrumpido hacia las 23 horas por el estruendo de tanques y vehículos blindados.
El Pacto de Varsovia, controlado por la Unión Soviética, envió a Checoslovaquia un total de 600 mil soldados y 6300 tanques para aplastar el movimiento democratizador. En la operación tomaron parte 550 aviones de combate y 2000 cañones y lanzamisiles.Esta descomunal fuerza estaba destinada a paralizar a los 150 mil soldados checoslovacos.Por orden de la dirigencia política checoslovaca, el Ejército nacional no opuso resistencia a los invasores.
"La resistencia militar habría sido un suicidio de los checos y eslovacos," argumentó 25 años después, en una conferencia de historiadores en el palacio de Liblice, el líder de la Primavera de Praga, Alexander Dubcek.
En dicha conferencia, celebrada después de la Revolución de Terciopelo, Dubcek dijo que en agosto de 1968 se había dado cuenta de que no controlaba plenamente al Ejército y las fuerzas de seguridad, infestadas de duros estalinistas, al igual que la dirección del Partido Comunista y del Estado. Por eso no fue posible organizar una defensa eficaz de cara a la invasión.En los meses precedentes a la invasión del Pacto de Varsovia los dirigentes checoslovacos cerraban los ojos ante la posibilidad de que el Kremlin atacara. La dirección reformista del Partido Comunista de Checoslovaquia contaba con que la cúpula soviética actuaría con prudencia para no desacreditarse ante el movimiento comunista mundial cuya conferencia general debía realizarse en noviembre de 1968.
La dirección política checoslovaca consideraba, por lo tanto, la concentración de las tropas soviéticas y de sus vasallos del Pacto de Varsovia apenas como un intento de intimidación que no desembocaría en una intervención militar.
Sin embargo, el temor de perder el control de una parte de su imperio inclinó al Kremlin a recurrir a la ocupación de Checoslovaquia.
Con la ocupación llegó esa noche tan larga de la que canta Karel Kryl y que se prolongaría hasta la caída del comunismo en 1989.
La Unión Soviética y sus vasallos Polonia, la República Democrática Alemana, Hungría y Bulgaria, cuyas tropas ocuparon Checoslovaquia, alegaban que los ejércitos habían llegado a invitación de los dirigentes checoslovacos para ayudarles a sofocar la contrarrevolución.
El intento de legalizar la intervención militar fracasó:
La declaración destacaba que la invasión del Pacto de Varsovia ocurrió sin el conocimiento del Presidente de la República, del presidente de la Asamblea Nacional, del primer ministro y del primer secretario del Comité Central del Partido Comunista, Alexander Dubcek.
El primer día de la ocupación por el Pacto de Varsovia perecieron 58 ciudadanos checoslovacos, incluida una niña de ocho años.
El mayor número de muertos y heridos se registró el 21 de agosto de 1968, ante el edificio de la Radiodifusión Checoslovaca, en Praga. Los praguenses acudieron a la Calle Vinohradská, en el centro de la capital checa, para defender las instalaciones de la radio. Tres de los manifestantes cayeron abatidos por el fuego de los soldados soviéticos, 12 perecieron al estallar un carro de municiones de los ocupantes y dos murieron al saltar por la ventana de una casa incendiada durante el enfrentamiento.Los dirigentes checoslovacos, Alexander Dubcek, el primer ministro, Oldrich Cerník, el presidente del Parlamento, Josef Smrkovský y los miembros reformistas de la presidencia del Comité Central del Partido Comunista fueron secuestrados el primer día de la ocupación a la Unión Soviética. Más tarde viajó a Moscú el presidente checoslovaco, Ludvík Svoboda.
Entre el 23 y el 26 de agosto de 1968 los dirigentes checoslovacos mantuvieron en Moscú negociaciones con la cúpula soviética. Sus resultados pueden considerarse como una especie de segundo Diktat de Múnich, ya que confirmaban la hegemonía de la Unión Soviética en Checoslovaquia.
Al regresar a Praga, Alexander Dubcek utilizó por primera vez la palabra "normalización", que con el tiempo adquiriría un sentido funesto:
"La normalización de la situación es la premisa fundamental para podernos centrar en nuestro esfuerzo de seguir adelante sin graves errores y retrasos en el camino en el que creímos tanto como Uds."
Meras palabras. La normalización fue el camino para atrás. Significó la reintroducción del férreo control del Partido Comunista sobre los ciudadanos, la reimplantación de la censura y el estancamiento que se prolongaría por veinte años.
En protesta contra la ocupación soviética y contra la normalización que doblegaba el carácter de los checoslovacos, se inmoló en enero de 1969 el estudiante Jan Palach. Y su sacrificio no fue en vano. Los estudiantes izquierdistas de Occidente se dieron cuenta de que Moscú los engañaba.
La muerte de Jan Palach fue el trágico punto final de la Primavera de Praga. El aplastamiento de este proceso democratizador mostró al mundo la esencia imperialista del sistema soviético. El comunismo quedó desacreditado, empezando su descenso que desembocaría a finales de los 90 en la caída de los regímenes totalitarios controlados por Moscú.