Genetista checo ayuda a identificar a las víctimas de la guerra étnica en la ex Yugoslavia
Durante la guerra étnica en los Balcanes, en la década de los noventa, miles de personas fueron enterradas en fosas comunes. Los parientes de las víctimas del genocidio no tienen ni siquiera el consuelo de llorar sobre la sepultura de sus familiares asesinados. Un genetista checo ha dado un significativo aporte a la identificación de las víctimas. Una vez identificadas, pueden recibir de sus familiares una digna sepultura
La incansable labor e inventiva del genetista checo Daniel Vanek ha contribuído para que en la ex Yugoslavia los parientes puedan recuperar a sus muertos y sepultarlos dignamente.
La identificación de las víctimas de la guerra étnica en los Balcanes es el mayor proyecto de identificación en la historia de la Humanidad. El genetista checo Daniel Vanek ayudó acelerar sustancialmente la identificación mediante el análisis del ADN, ácido desoxirribonucleico. El ADN codifica todas las informaciones genéticas sobre un hombre concreto y permite identificarlo.En Bosnia representa un gran problema aislar el ADN de los huesos que permanecieron diez años en las fosas comunes. Frecuentemente se trata de huesos calcinados o cubiertos por cal viva. El genetista checo elaboró un método seguro para extraer el ADN precisamente de los restos mortales en mal estado de conservación.
¿Cómo se procede para identificar a los cadáveres de las fosas comunes? En los años 1997 y 1998 la Cruz Roja elaboró una lista de los desaparecidos que continúa ampliándose. Con la lista en la mano, los trabajadores de la Comisión internacional para los desaparecidos visitan un pueblo tras otro. A las personas que tienen familiares desaparecidos les toman una muestra de la sangre.Las muestras se envían a los laboratorios de Sarajevo o Banja Luka donde se elabora el análisis del ADN de las muestras de sangre.
A la exhumación de los restos mortales de las víctimas del genocidio en los Balcanes asisten siempre un juez, un antropólogo y un patólogo. Las muestra se retiran del fémur o de los dientes. Después se lleva a cabo el análisis del ADN de los huesos exhumados. Los resultados se introducen en una base de datos.Diariamente se comparan las bases de datos de las muestras de los muertos y de sus familiares vivos. Al descubrirse el parentesco genético entre la muestra de un muerto y la de un vivo, la identificación ha llegado a buen término. Los científicos saben a quién entregar los restos mortales identificados que podrán recibir de sus familiares una digna sepultura.
Los especialistas estiman que el número de los desaparecidos en la guerra étnica en la ex Yugoslavia se sitúa entre los 30 y los 40 mil. El genetista checo Daniel Vanek trabaja precisamente en el laboratorio de Banja Luka donde se resuelven los casos más complejos de identificación.