Fotógrafo y aventurero Antonín Kratochvíl
Su vida parece tan inverosímil como si fuera sacada de una novela de aventuras. Obrero, contrabandista, salvavidas, militar de una legión extranjera, pero ante todo un excelente fotógrafo, todas estas profesiones van relacionadas con el nombre de Antonín Kratochvíl.
De un campo de refugiados austríaco Kratochvíl se fue a Suecia donde se ganó el pan como salvavidas y también fue condenado - a medio año de prisión por haber contrabandeado hachís. De nuevo en libertad entró en una legión extranjera francesa partiendo con ella para Chad donde se incorporaron a la lucha contra la guerrilla. El automóvil en que los legionarios se dirigían a una de las operaciones chocó con una mina. Todos los ocupantes del vehículo murieron menos Kratochvíl quien sufrió graves heridas en el vientre.
Cuando se recuperó, huyó bajando por un alambre de la fortaleza de la legión extranjera en Marsellas. Se refugió en Holanda. Allá un conocido suyo le prestó una cámara fotográfica Flexaret. Kratochvíl sacó un par de fotos con las que se presentó en los exámenes de acceso en el departamento de fotografía de la academia de bellas artes de Utrecht. Fue inmediatamente admitido.
En 1972 Antonín Kratochvíl se fue a Estados Unidos empezando a trabajar de fotógrafo para Los Angeles Times, y también para Playboy. Luego se trasladó a Nueva York donde realizó encargos para la revista Vogue, por ejemplo. Sin embargo, más que la vida a la luz de los reflectores del mundo de los famosos le interesaba la cara opuesta de la realidad mundial.
Kratochvíl hizo reportajes en blanco y negro en Rumania, Polonia y en los años 80 también en Checoslovaquia. Cámara en mano pasó por varios conflictos bélicos, el último hasta el momento fue el de Irak. En 1991 obtuvo el premio "Periodista del año" del Centro Internacional de Fotografía de Nueva York. Doce años más tarde le fue otorgado el premio "World Press Photo" por los retratos del actor Willem Dafoe.
En varias ocasiones la cámara fotográfica lo condujo a situaciones peligrosas. A principios de los años 90 hacía un reportaje en Etiopia. Al sacar una foto de una cárcel que tenía sobre la entrada una hoz, un martillo y una estrella, lo detuvieron y lo metieron en prisión. Permaneció allí una semana. La celda la compartía con el maratonista ganador de una medalla en los Juegos Olímpicos de México en 1968, Mamo Wolde. El campeón etiope fue puesto en libertad el año pasado y dos meses después murió.
La cárcel se llamaba "Prisión al final del mundo". "Era como en los tiempos de Zapata durante la revolución mexicana", la describió Kratochvíl en una entrevista. Estaba a punto de derrumbarse, pero no era posible escapar de allí. Incluso había allí una iglesia a la que el domingo iba la gente.
Recientemente Antonín Kratochvíl obtuvo el Premio "World Press Photo 2002" en la categoría reportaje. Ganó su fotografía de una prisión birmana, hecha para The New York Times. También se adjudicó el primer premio en la categoría naturaleza y medio ambiente.
En los últimos 25 años Antonín Kratochvíl recogió con la cámara la llegada de la guerra a Afganistán y Rwanda, fotografió a los niños de la calle en Guatemala y Mongolia, refugiados de Tibet, la vida en La Habana, las minas en Bolivia, el cólera en Ecuador, el diluvio catastrófico en el Amazonas, retrató Beijing y Shanghai.
A finales de 1997 publicó por primera vez una monografía sobre su labor en Europa del Este titulada "Broken Dreams" - "Sueños rotos".