Fiesta de San Nicolás: caramelos, carbón o al saco
El 6 de diciembre es una fecha señalada para los niños checos, así como para los de otros países centroeuropeos. San Nicolás, un diablo y un ángel pasan factura al comportamiento de los más pequeños de la casa a cambio de unos caramelos.
“A las casas de las familias que tienen niños pequeños viene un diablo, un ángel y un ‘Mikuláš’, o sea, San Nicolás. Y los niños para que se les perdone lo malo que han hecho durante el año tienen que cantar una canción o recitar un poema, y prometer que durante el año siguiente van a comportarse mejor y obedecer a sus padres”.
Y dependiendo del éxito de su memoria y su relato: caramelos, carbón, o al saco. El abanico de resultados ante la visita de semejante grupo, convierten la espera y la incertidumbre de los niños en un momento de gran trascendencia y gravedad. ¿Qué recuerdos le han quedado a nuestra amiga Veronika de San Nicolás?
“Yo como era buena, inmejorables. Pero mi hermano lo pasaba con mucho miedo debajo de la cama para que el diablo no le sacara y se lo llevara al infierno”.El contundente método tiene resultados concretos e inmediatos. Solo mencionar el diablo o el saco, y los niños se transforman. También Petra, una estudiante de Domažlice, lo recuerda.
“Yo siempre tenía miedo, y la semana de antes, siempre intentaba comportarme muy bien en la escuela, en casa ayudaba mucho… y siempre rezaba por la noche”.
Petra también recuerda como, irónicamente, la vez que pasó más miedo se produjo cuando ya sabía que San Nicolás, el ángel y el demonio, eran familiares o vecinos.
“Yo tenía 9 ó 10 años y ya sabía que el diablo era mi tío. Entonces me reía mucho, pero como él ya estaba borracho, me metió en el saco y me llevó por el pueblo. Yo tenía mucho miedo porque sabía que estaba borracho y no sabía qué hacer, porque mis padres se reían mucho. Como él estaba muy borracho yo ya pensaba que de verdad me llevaba al infierno”, se ríe Petra. “Al final, me dejó en otro punto del pueblo, porque ya no podía llevarme y entonces me dejó allí dentro del saco cerrado”.
Así pues, San Nicolás no es solo para niños. La fiesta, que en los pueblos se puede prolongar durante varios días, según dice Petra, también la disfrutan los mayores. Petra continúa contando como se vive San Nicolás desde el otro lado, el de los ángeles y los demonios.“Cuando tenía 17 ó 18 años, me gustaba mucho porque me iba disfrazada de ángel. Vas de casa en casa y los padres te dan algo, un chupito, o dos o tres, u otra cosa rica… o dinero. Así que a los adultos también les gusta porque se emborrachan y van de fiesta gratis”.
Visitas de ángeles y diablos aparte, siempre conviene dejar unos calcetines cerca de la ventana en la noche del 5 de diciembre, para que San Nicolás, el de verdad, los llene de caramelos o fruta mientras se duerme. Y en ese caso, con la ventaja de no tener que dar cuentas de tus actos ante nadie.