Fabricante de instrumentos checo convierte los tambores en una herramienta con poder curativo
El músico y fabricante de instrumentos Pavel Jasanský se dedica a la terapia curativa con tambores personalizados para sus clientes.
Pavel Jasanský es un músico, terapeuta y fabricante de instrumentos checo que se ha especializado en tambores. Desde los djembe, originarios de África Occidental, hasta los tambores de marco o los powwow; todos están hechos a medida para sus clientes. En la entrevista con Radio Praga Internacional ha hablado de los aspectos espirituales de estos instrumentos y de las leyendas y los rituales sagrados asociados con ellos.
El músico vive en una casa aislada a orillas de un lago y rodeada por bosque. Según explica, este lugar cautivó su corazón siendo adolescente, cuando lo vio a la luz de la luna, y se prometió a sí mismo que algún día construiría una casa allí. A los treinta años cumplió este sueño y creó un sitio perfecto para su pasión: fabricar tambores y realizar terapias curativas en un entorno natural.
“Arreglé mi primer tambor cuando era adolescente. Lo deconstruí y estudié cómo estaba hecho. Cuando lo volví a arreglar, decidí hacer mi propio tambor. Me informé todo lo que pude, y le puse ganas y pasión. Gradualmente, fui dominando el oficio, perfeccionando mis habilidades con cada instrumento que hacía. Primero, para mis amigos, y luego, para otros. Eventualmente llegué a un punto en el que estaba fabricando lo suficiente para mantenerme”.
Con una fuerte creencia en el poder de la música para curar el alma, Pavel está especialmente fascinado por los tambores de las tribus antiguas: los tambores djembe de África occidental y los tambores powwow son sus joyas de la corona. A través de sus sonidos, el baterista busca conectarse con los que lo rodean y con la naturaleza misma.
Según explica, una de las personas que más le enseñó sobre los tambores fue un amigo suyo, Sapazi, que está interesado en la cultura india. Gracias a él, aprendió a construir tambores de chamán, que generalmente se tocan con palos. No obstante, en los países árabes estos mismos instrumentos se tocan con los dedos. En ambos casos, apunta Pavel, requieren un cuero más delgado.
Hacer un tambor djembe de África Occidental es un oficio lleno de significado espiritual. Los artesanos de esta zona dicen que el tambor contiene tres espíritus: el del árbol del que está hecho, el del animal cuya piel sirve de membrana, y el del tallador. Cuando se unen en armonía, los espíritus crean una música hermosa y poderosa.
Pavel explica que hacer un tambor personalizado requiere conocer al cliente, por lo que hay que hablar largo y tendido con cada persona para poder darles un instrumento perfecto para satisfacer sus necesidades.
“Necesito averiguar qué es exactamente lo que están buscando. Hay muchísimas posibilidades. Por ejemplo, según el tipo de piel que se utilice, su grosor, la forma de la base, etc., esto determina el sonido del tambor. También necesito saber si quieren tocarlo dentro de casa o fuera, al aire libre, o si quieren notas altas o prefieren sonidos bajos. Puedo influir en todo eso y crear exactamente lo que quieren”.
En África occidental, las tribus usan el djembe en bodas, bautizos o funerales. Además, también tocan canciones durante la labranza, la siembra y la cosecha, durante los rituales de cortejo e incluso para arreglar disputas en los pueblos. Actualmente, este tambor es uno de los instrumentos más populares del mundo.
Pavel explica que una de las habilidades clave que tuvo que aprender para fabricar este tipo de instrumentos fueron las de procesar y trabajar el cuero.
“Hay muchos tipos de cuero, por lo que es importante buscar las propiedades que el tambor necesita: flexibilidad, resistencia, dureza. Por ejemplo, cuando estoy construyendo un tambor que se tocará directamente con los dedos, necesito un cuero más delgado. Generalmente utilizo piel de cabra para eso, pero hay una gran diferencia entre las cabras checas y las de determinadas zonas de África. También utilizo mucho las pieles de becerro y de ciervo, que normalmente curto yo mismo a no ser que se trate de un encargo grande”.
El taller de Pavel está lleno de una gran variedad de tambores para distintos propósitos y de diferentes culturas. Cuando la gente se interesa por su oficio, él incluso está dispuesto a ayudarlos a hacer su propio instrumento.
No obstante, según cuenta, solo los tambores no son suficientes para mantenerse en el negocio. Por ello, y como le gusta experimentar con instrumentos, siempre está dispuesto a construir piezas inusuales para la gente e, incluso, a arreglar tambores viejos y raros. Esto último lo considera un gran regalo, ya que, por ejemplo, le llegaron hace poco un par de tambores de más de medio siglo de antigüedad con un cuero de gran calidad. En otro momento también le pidieron que arreglara tambores Taiko japoneses, más pequeños y en forma de barril con púas, para el festival Dragon Boat.
El músico checo está convencido de que el secreto para hacer buenos tambores es el de comprender la cultura y las tradiciones de donde son originarios.
“Tengo un tambor powwow hecho con una base grande y cubierto con cuero de ciervo. Este tipo de tambor puede ser tocado por ocho o más personas que forman un círculo a su alrededor y que cantan a su ritmo. Este mide 70 centímetros de alto, pero he hecho algunos que medían hasta un metro. Para mí es importante comprender los rituales para los que son utilizados los diferentes tipos de tambores, cómo se supone que deben sonar y escuchar las canciones que acompañan el ritmo. Encuentro todo esto muy interesante”.
Pavel tiene dos tambores que hizo para sí mismo y que no presta a nadie. Según explica, no hay mejor manera de relajarse que tocarlos. Junto a un par de amigos que comparten su interés por la cultura india fundó la banda Detvan, con la que actúan regularmente en festivales de mestizaje.
