Expedición checa siguió huellas de Fernando de Magallanes
Siguiendo las huellas del navegante portugués Fernando de Magallanes, una expedición checa viajó por el mundo en una réplica de su nave Victoria, que fue la única que regresó a España en 1522.
Martina y Miroslav Nejdl fueron miembros de la expedición que partió desde la costa chilena rumbo a Nueva Zelanda. La réplica de la nave, un buque de tres mástiles, tiene 23 metros de eslora y casi 5 metros de manga. Durante el viaje, que se prolongó por casi ocho meses, la tripulación no tuvo graves problemas técnicos.
Según destacó Miroslav Nejdl, el viaje en la réplica del buque antiguo fue para él una interesante experiencia que le ayudó a conocer las dificultades de la vida de los antiguos expedicionarios.
"La nave no disponía de camarotes, a los que estamos acostumbrados en ahora, en la época moderna. Dormíamos en espacios separados que, por su reducido tamaño, apodamos "ataúdes". Aislarse de los demás fue prácticamente imposible. Además, puesto que éramos solo cinco tripulantes, todo el día había cosas que hacer. Todo ese tiempo nuestra vida transcurría en algún tipo de trabajo a bordo del buque."
En Chile, la expedición se abasteció con frutas, verduras, agua y otros alimentos para emprender la navegación por el océano Pacífico. Tras varias escalas, la expedición llegó a Tahití, donde pasó una semana, despertando gran atención de la administración y los medios de comunicación locales, dijo Martina Nejdlová.
"En Tahití, la réplica del Victoria se convirtió en una gran atracción. Nos visitaron muchos periodistas locales y hasta reporteros de la televisión".
La expedición se dirigió después a las islas de Cook y, tras varias escalas, alcanzó exitosamente, después de casi ocho meses Nueva Zelanda.