“Entre República Dominicana y República Checa solo tenemos en común ser república”
Después de cuatro años en la República checa, el dominicano Miguel Ángel Germán Núñez ha decidido que tiene suficiente. Llegó con la esperanza de hacerse a sí mismo y empezar una nueva vida pero se encontró con una cultura totalmente diferente a la que no se ha podido adaptar. Con él hablamos de sus aventuras, desventuras y de la visión que tiene de su país de acogida.
Bueno, no se me ha perdido nada, aunque sí que ando buscando. Pero al parecer es un poco difícil encontrar lo que se busca. Como todo inmigrante he dejado mi país con la finalidad de tratar de mejorar mi vida de alguna manera en términos económicos, sociales, etc. Pero es un poco difícil estar en un país donde existe una gran diferencia cultural. Entre República Dominicana y República Checa solo tenemos en común ser república.
¿Cuáles son las diferencias que más te cuestan, que más te suponen un trabajo para adaptarte?
La frialdad de la gente. Es algo que respeto, es algo de su cultura, algo de su ideosincrasia, pero lamentablemente no se corresponde con lo que yo estoy habituado, o lo que conozco, o lo que soy, mejor dicho. El problema no es ni siquiera iniciar una conversación, el problema es establecer una real y efectiva amistad. Me siento un poco, por así decirlo, aislado, a pesar de que tengo amistades hispanohablantes de diversos países de Latinoamérica. Pero sabes que todo inmigrante está aquí muy concentrado en lo suyo. O sea, tampoco tenemos mucho tiempo para dedicarnos unos a otros, pues cada quien está tratando de lograr lo que se ha propuesto.
¿Tienes amigos checos?
Yo no podría decirte que tengo amigos checos
¿Y amigas checas?
Pues... He sido un poco cuidadoso con las amigas checas porque me gustan, son hermosas, pero... Creo que las mismas diferencias culturales (la poca experiencia que he tenido) son muy marcadas. Entonces hay cosas que, desde mi posición, resultan difíciles. Por ejemplo, las chicas son muy posesivas. Bueno, independientes en un aspecto, pero no creo que en términos de relación hombre-mujer. Son liberales en el sentido que creo que a ellas les conviene.
¿Y qué tal la vida laboral? Has trabajado en Praga durante cuatro años. Pues qué puedes decirnos. ¿En qué lugares has trabajado, qué has hecho y cómo ha sido el ambiente en general?
Bueno, mi primer año me resultó más difícil, pues a pesar de que hablo inglés se me dificultó el conseguir trabajo por asuntos de estatus, de legalidad. Luego empecé a trabajar para una familia española, diplomáticos. Con ellos estuve alrededor de tres años. Luego, hace poco, estuve trabajando para una empresa de outsourcing. Pero alternativamente también enseño español, así que esto también me ayuda un poco. No quiero ser pesimista, pero hasta ahora no tengo ninguna buena experiencia laboral, con honestidad. He estado trabajando por necesidad, pero creo que cuando eres extranjero y sobre todo cuando se te considera que eres tercermundista, es difícil. Muy difícil.
¿Cómo ha sido tu experiencia con la policía de extranjería y con el hecho de sacarte aquí los papeles? Cuéntanos un poco tu pesadilla, si fue pesadilla, o las dificultades que encontraste.
Realmente en ese aspecto yo puedo decir que he sido un poco afortunado. A pesar de que estuve un año ilegal. Pero mi primera experiencia fue muy desagradable. Alguien me había dicho que yo debía ir a la policía de extranjería a registrarme y después de esperar, no sé, hora y media, me dirijo a la señora. Me dirijo obviamente en inglés, pues el inglés es el idioma de enlace prácticamente en el mundo. Pues la señora, entendí claramente aunque no entendía nada de checo, por sus gestos, me dijo que ella no hablaba inglés, que esto es República Checa, que aquí se habla checo. Entonces ahí intervino alguien que sí hablaba un poco de inglés. Pues este señor me dijo, “sí, mira, disculpa, lo que pasa es que en la mayoría de las oficinas las personas que tú te vas a encontrar son personas ya muy maduras, personas ya de una edad muy avanzada, y tienen otra mentalidad.” Digo, bueno, lo respeto, pero no lo comparto, porque ustedes están aquí para tratar con extranjeros, y tienen que tener eso en cuenta.
¿Y notas alguna diferencia entre las generaciones de checos, entre los checos más mayores y más jóvenes?
Sí, sí. Creo que los jóvenes están sufriendo el mismo flagelo que estamos sufriendo la mayoría de los países. Es esta transculturación, este bombardeo constante de elementos que no son para nada positivos para conservar la identidad de una cultura. La juventud creo que son más abiertos, creo que se interesan por saber cómo piensan las personas que no somos de aquí.
Veo que por ahora las cosas van mal. ¿Estás pensando en abandonar el país?
Lo estoy pensando seriamente. Las perspectivas de lograr lo que me había propuesto o lo que me he propuesto aquí las veo muy reducidas. Ya tengo cuatro años y no puedo decir que he logrado algo determinante para mi vida. Siento que mi vida está transcurriendo y no la estoy viviendo.