Enfermos de toxoplasmosis víctimas frecuentes de accidentes de tránsito
Los parásitos provocan una amplia gama de enfermedades. Por increíble que pueda parecer, los investigadores de la Universidad Carolina de Praga han descubierto que los parásitos pueden ser también la causa de accidentes de tránsito. Los científicos checos han llegado a esta novedosa conclusión al investigar la influencia de un protozoario parásito sobre la psique humana. Las personas que padecen la enfemedad parasitaria toxoplasmosis son con mayor frecuencia víctimas de accidentes
Este parásito provoca la enfermedad parasitaria toxoplasmosis. Se estima que la padecen en el mundo entre un 20 y un 60 por ciento de la población. El contagio se transmite a través de los excrementos del gato y la carne cruda de algunos animales.
A la fase aguda de la enfermedad que se parece a una gripe, le sigue la crónica que es incurable y afecta a la persona contagiada hasta el fin de su vida. Se pensaba de la fase crónica que era relativamente inocua y que transcurre sin que el paciente sufra síntomas molestos. Un trabajo recientemente publicado por científicos checos ha desvelado que considerar inocua la fase crónica de la toxoplasmosis es un error.
Los investigadores de la Universidad Carolina realizaron análisis de sangre a 146 personas que resultaron heridas en accidentes de tráfico en Praga y que fueron los causantes de ellos. Los científicos compararon este grupo con una muestra de 446 habitantes de la capital checa que no han sufrido todavía ningún accidente de tránsito.
El resultado de la comparación entre ambos grupos ha sido sorprendente. Las personas contagiadas por toxoplasmosis- y tanto peatones como conductores- son con una frecuencia dos veces mayor víctimas de accidentes que los que no padecen este mal.
La investigación de los científicos de la Universidad Carolina de Praga ha demostrado que la presencia del parásito de toxoplasmosis en el cuerpo humano influye en la psique y deteriora las capacidades psicomotoras.
Los resultados del estudio han confirmado una vez más la hipótesis de que los parásitos actúan sobre las características físicas y síquicas de sus anfritriones con el fin de aumentar las posibilidades de su propagación y multiplicación.
Por ejemplo, un animal contagiado por la rabia pierde el miedo al hombre y se le acerca, lo que contribuye a la propagación del virus. Las hormigas contagiadas por un tipo de modorra, suben a los tallos de la hierba donde se agarran esperando a que las ingiera una oveja que es la anfitriona definitiva del parásito.
Todo indica que lo mismo pasa con el parásito causante de la toxoplasmosis. Los ratones que sirven de anfitriones del protozoario Toxoplasma gondii pierden su habitual agilidad y se convierten con facilidad en presa de los gatos.En el cuerpo de los felinos el parásito puede concluir su evolución y seguir propagándose.
También las capacidades psicomotoras del hombre contagiado por el parásito Toxoplasma gondii se ven afectadas y sus reacciones son más lentas. Si todavía vivieran en el territorio checo los tigres con dientes de sable como en la prehistoria, los enfermos de toxoplasmosis serían sus posibles víctimas y el parásito podría concluir su ciclo vital en los felinos.
Las grandes fieras desaparecieron hace miles de años, pero en la jungla del tráfico urbano acechan nuevos peligros que exigen del hombre reacciones rápidas. Las personas contagiadas del parásito Toxoplasma gondii reaccionan más lentamente y ello las convierte en víctimas de los rodantes monstruos de acero y chapa que circulan por calles y carreteras.