Encuentran el diario de un legionario checoslovaco de la Primera Guerra Mundial
Sale a la luz un diario con las memorias e ilustraciones de František Krejčí, un legionario checoslovaco que participó en la Primera Guerra Mundial en el Frente Oriental.
František Krejčí es el autor del diario encontrado con memorias e ilustraciones de su experiencia en la Primera Guerra Mundial. Se trata de un soldado que, tras luchar en el Frente Oriental, se convirtió posteriormente en un legionario checoslovaco.
Los parientes de Krejčí fueron los que encontraron el diario entre los objetos que heredaron de su abuela. Cuando se dieron cuenta de su valor, decidieron publicarlo en forma de cronología. Uno de los parientes era su bisnieto, Petr Skala, que cuenta para la Radio Checa cómo fue descubrir este artículo.
“No tenía ni idea de que mi bisabuelo había sido un legionario checoslovaco. Sabía que había sido un artista talentoso y que murió a principios de 1955, pero no lo de la Legión. Cuando fuimos a recoger las cosas de nuestra abuela tras morir, me encontré con el diario. Era precioso. Estaba claro que tenía que hacer algo con él. Y como diseñador, decidí publicarlo”.
En el año 2000, unos periodistas de la ONG Post Bellum entrevistaron al checo Alois Vocásek, que participó también en la Primera Guerra Mundial, y que cruzó la frontera en el mismo año que Krejčí. En aquella época, Krejčí ya había fallecido, pero la similitud de ambas historias, unido a su diario, nos permite hacernos una idea de las experiencias que vivió Krejčí cruzando los países.
En la entrevista a Vocásek, el legionario contó que casi la mitad de los soldados eran checos, aunque también había rutenos. Cruzar la frontera y esquivar a la guardia austriaca fue lo más complicado. El exsoldado explicó a los medios que comenzaron a disparar contra ellos e hirieron a algunos.
Vocásek se unió a la nueva formación checoslovaca de legionarios poco después de desertar. Krejčí, que se rindió ante un grupo de cosacos, trabajó primero en una granja antes de unirse a la Legión. Sus ganancias eran mínimas, solo ganaba 7.5 rublos al mes, lo que le permitía comprar menos de dos salchichas semanales.
En su diario, Krejčí describe las situaciones que vivió en forma de anotaciones e ilustraciones. En ellas explica, por ejemplo, cómo era vivir en Rusia en aquella época, con una pobreza extrema que obligaba a la población a cometer crímenes para sobrevivir.
“Había una mujer mayor nadando en el mar, cerca de Odesa. Al lado había un hombre. Cuando la mujer salió del agua, se dio cuenta de que su dinero había desaparecido. Eran 200 rublos. El hombre se convirtió en el principal sospechoso tras encontrar 200 rublos en su ropa. Le golpearon y le tiraron al mar, hasta que se ahogó. La mujer se acordó después de que había escondido el dinero en una grieta en la costa. La golpearon también a ella y la arrojaron al mar. A nadie le importaba hacer justicia, simplemente se fueron con el dinero robado”.
La Revolución de Febrero hizo que la entrada de Rusia en una guerra civil fuese inminente, por lo que Krejčí, como había hecho antes Vocásek, hizo todo lo posible por volver a su tierra y unirse a la Legión Checoslovaca. Finalmente, Krejčí murió a los 70 años, mientras que Vocásek sobrevivió hasta los 107.