El teatro palaciego de Mnichovo Hradiste fue fundado por un mecenas de W.A.Mozart

Palacio de Mnichovo Hradiste, foto: Miloš Turek

La ciudad de Mnichovo Hradiste está situada en la margen izquierda del río Jizera, 50 kilómetros al norte de Praga. Es el punto de partida de excursiones al llamado Paraíso Checo, una región llena de pintorescos castillos y palacios y curiosas formaciones rocosas. Otro motivo para visitar la ciudad es su palacio barroco con espléndidos interiores y un teatro palaciego que se remonta a 1798. En la capilla de Santa Ana el turista puede visitar la tumba del duque Wallenstein. Además, según una creencia popular, el palacio y sus alrededores gozan de una especial protección de Santa Ana, patrona de Mnichovo Hradiste. Una vez en el palacio, Uds. estarán a salvo de todas las aflicciones y adversidades.

El nombre de Mnichovo Hradiste puede traducirse al español "Lugar fortificado del monje". Refleja el hecho de que el núcleo de la futura ciudad surgió como resultado de la actividad de un cercano monasterio cisterciense, fundado en 1145.

En la historia de Mnichovo Hradiste se inscribió con letras indelebles el pensador y político Václav Budovec de Budov. Este hidalgo protestante tomó parte en la rebelión de los estamentos checos contra los Habsburgo y en junio de 1621 fue ejecutado en la Plaza de la Ciudad Vieja de Praga.Tenía en aquel entonces 74 años.

Palacio de Mnichovo Hradiste,  foto: Miloš Turek
Václav Budovec edificó en Mnichovo Hradiste un palacio renacentista. Después de su muerte en el cadalso, en 1623 adquirió el feudo confiscado un personaje del bando contrario: Alberto de Wallenstein, futuro generalísimo de las tropas católicas imperiales y duque de Frýdlant. En 1627 vendió Mnichovo Hradiste a su sobrino Maximiliano que lograría conservar la propiedad del mismo incluso tras la caída y asesinato de Alberto de Wallenstein en 1634.

Comedor de fayanza de Delft,  foto: CzechTourism
El palacio y el feudo de Mnichovo Hradiste permanecerían en manos de la estirpe de los Wallenstein durante más de tres siglos, hasta 1945, cuando fueron expropiados por el Estado Checoslovaco.

Mediante las remodelaciones y ampliaciones, los Wallenstein transformaron hacia el año 1700 la mansión de Mnichovo Hradiste en un típico palacio del barroco culminante. Las obras de remodelación fueron realizadas según el proyecto del prestigioso arquitecto Marcantonio Canevalle.

Al recorrer los magníficos interiores del palacio, llaman nuestra atención las pinturas al óleo de grandes dimensiones que decoran las paredes de los salones. La mansión atesora riquísimas colecciones de lienzos de maestros holandeses y centroeuropeos, fayanza de Delft, porcelanas japonesas y las procedentes de las famosas fábricas de porcelana de Meisen y Viena.

La librería,  foto: CzechTourism
Desde 1999 está abierto al público el teatro palaciego que data de la época clasicista. En las tierras checas se ha conservado una sala teatral parecida sólo en el palacio de Kacina, en las cercanías de la ciudad de Kutná Hora.

La historia del teatro palaciego de Mnichovo Hradiste se remonta a 1798. Su fundador, el conde Vicente de Wallenstein, amante de la ópera y mecenas de los compositores Josef Myslivecek y Wolfgang Amadeo Mozart, transformó en teatro una antigua sala de baile barroca.

Hay muchos testimonios de que el conde Vicente amaba apasionadamente el teatro. En otro de sus palacios, el de Trebíc, instaló una sala teatral en 1792.

Duque de Wallenstein
El aspecto actual del teatro palaciego de Mnichovo Hradiste se remonta a 1833 cuando el conde Cristian de Wallenstein inició un amplio remozamiento del palacio que ese año sería escenario de importantes negociaciones diplomáticas.

En septiembre de 1833 se celebró en la mansión una reunión al más alto nivel en la que tomaron parte el emperador de Austria, Francisco I, el tzar ruso Nicolás I, el príncipe heredero de Prusia Federico Guillermo y los duques de Sajonia-Weimar y de Nassau. Los altos personajes hicieron la última tentativa de fortalecer la llamada Santa Alianza de los regímenes europeos más conservadores.

Estaban presentes también la emperatriz Carolina Augusta y la gran duquesa de Sajonia-Weimar, María Pavlovna, hermana del tzar. En las negociaciones tomaban parte el canciller Metternich y los príncipes Schwarzenberg, Lobkovic, Windischgratz y Rohan.

Palacio de Mnichovo Hradiste,  foto: Lukáš Kalista,  CC BY-SA 4.0 International
Para una sociedad tan selecta y numerosa fue necesario preparar un rico programa. Además de excursiones, cacerías y bailes, los ilustres huéspedes disfrutaron de espectáculos en el teatro palaciego, entre los cuales no faltó una ópera de Joaquín Rossini.

Si hoy entramos en el teatro palaciego de Mnichovo Hradiste, en el escenario cuya construcción de madera se remonta a 1833, vemos los decorados de esa época que representan una sala de columnas. La instalación para el cambio de decoraciones es sencilla: las bambalinas del fondo del escenario se enrollan en cilindros instalados en la parte superior del escenario, que son manejados mediante cuerdas y poleas.Las decoraciones laterales se desplazan manualmente en carrillos de madera.

Se ha conservado un dispositivo mecánico, una especie de pantalla de hojalata, que regulaba la intensidad de la iluminación del proscenio y se manejaba con ayuda de una manivela desde la concha del apuntador.

Muy importante es el acervo de los decorados: unos representan un bosque, otros una plaza con casas y calles, una prisión, una estancia modesta y dos aposentos lujosos.

Extraordinariamente valiosas son las decoraciones en las que está pintado el panorama del Castillo de Praga con la Ciudad Pequeña y el Puente de Carlos.

El valor histórico y artístico del teatro palaciego de Mnichovo Hradiste lo aumenta la colección conservada del vestuario y de los accesorios teatrales. Por los materiales utilizados, por el diseño y por las técnicas de su confección pertenecen más bien al siglo XVIII que al XIX.

Capilla de Santa Ana,  foto: Milada13,  CC BY-SA 3.0 Unported
Después de salir del teatro palaciego, cruzamos el jardín francés y el parque inglés, y nos acercamos a la capilla de Santa Ana donde está sepultado el célebre caudillo militar Alberto de Wallenstein. Sus restos mortales fueron trasladados a Mnichovo Hradiste en 1785 después de que fuera cerrada la cartuja de Valdice donde había sido enterrado después de su asesinato en 1634.

Les contaremos todavía la historia de la capilla de Santa Ana. En 1713 una epidemia de peste hizo estragos en todo el Reino de Bohemia. En el feudo de Mnichovo Hradiste no se registró un solo caso. Este milagro se atribuyó a la intervención de Santa Ana, venerada en la ciudad.

El conde Francisco de Wallenstein mandó erigir una estatua de la santa frente a la iglesia del convento de los capuchinos, en un terreno adyacente al jardín palaciego. Posteriormente la devota viuda del conde ordenó la construcción de una capilla consagrada a Santa Ana, cuya costosa ornamentación reflejaba la fervorosa fe de la hidalga.

Parece que el palacio de Mnichovo Hradiste goza efectivamente de la protección de Santa Ana:las tormentas y los rayos nunca afectan su área.

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