El precio del combustible amenaza el futuro de las pequeñas empresas de transporte
Los precios de los carburantes en Chequia siguen subiendo. Entre los más afectados se encuentran los pequeños transportistas que no pueden hacer frente a la competencia de compañías extranjeras. La reducción del impuesto al consumo por los carburantes podría ayudar a mejorar la situación.
Según Martin Felix, portavoz de la Asociación Checa de Transportistas, las empresas de transporte están en una situación difícil.
“Para nosotros es una situación muy desagradable y es aún peor para las pequeñas empresas que poseen entre uno y cinco camiones. Esas compañías forman el 80% del mercado. Los transportistas grandes tienen mejores contratos en los que pueden reflejar el creciente precio de los carburantes. Sin embargo, los pequeños se enfrentan a una gran competencia y no pueden permitirse subir los precios”.Martin Felix explica que a los transportistas les ayudaría la reducción del impuesto al consumo por los carburantes.
“Hace tres años, dijimos que al aumentar el impuesto, el Estado no ganaría más dinero, ya que los transportistas preferirían comprar gasolina en el extranjero. Y nuestro pronóstico se cumplió por completo. Creo que si se reduce el impuesto, la gasolina será más barata y las compañías de transporte checas y extranjeras volverán a repostar en Chequia”.
El ministro de Finanzas, Miroslav Kalousek, rechaza la reducción del impuesto al consumo de los carburantes como una idea absurda desde el punto de vista económico e indica que esta decisión afectaría al presupuesto del sector.Si el ministro no cambia de opinión, los transportistas se verán obligados a incrementar los precios de sus servicios, objeta Martin Felix. Es posible también, que una parte de las pequeñas compañías de transporte llegue a la bancarrota en los próximos meses, lo que representaría la pérdida de su empleo para mucha gente, agrega Felix.
Una disminución de los precios de los carburantes en un futuro cercano es poco probable. Los expertos indican que no lo permite la difícil situación geopolítica en Oriente Próximo y en Nigeria. Por el momento, para poder sobrevivir, los transportistas checos tendrán que seguir comprando la gasolina en el extranjero.