El parque biogeográfico de Pilsen, más que un zoo cualquiera

Foto: Roman Casado

Muchos relacionan Pilsen con la famosa cervecería. Pocos saben que esta ciudad, situada en Bohemia Occidental, esconde también otra joya. Es el Jardín Zoo-Botánico, que por su original concepto destaca entre el resto del país.

Al principio era un zoológico bastante modesto. Fundado en 1926 por el club de aficionados a los acuarios y los terrarios IRIS, no tenía más que unos 50 animales.

Pero gracias a la incansable labor de sus fundadores y a un generoso apoyo por parte de la alcaldía, iba creciendo progresivamente. En los años 60 ya fue evidente que las 2,5 hectáreas que ocupaba no alcanzaban para cubrir sus necesidades.

Foto: Roman Casado
El problema se resolvió en 1963 cuando el zoo fue trasladado del barrio céntrico de Doudlevce al parque de Lochotín, en la periferia de la ciudad. Con el jardín botánico, fundado dos años antes, llegó a compartir una superficie de 21 hectáreas.

Durante casi 20 años, las dos instituciones coexistían una al lado de la otra sin influirse demasiado, según cuenta Martin Votruba, jefe de promoción del actual Jardín Zoo-Botánico.

“Los jardines zoológico y botánico eran dos instituciones individuales que residían una al lado de la otra, comunicaban entre sí, pero no había ningún lazo entre ellas. La situación cambió en 1981 cuando se fundieron creando una sola entidad, única a nivel nacional”, recalca Votruba.

La idea fue presentar los animales en el ambiente del que habían salido, crear una unidad harmónica entre la fauna y la flora. Años después, el concepto original fue perfeccionado y concretizado, continúa Votruba.

“El principal cambio se produjo en el año 1996 cuando llegó al mando el actual director, Jiří Trávníček, e impulsó un nuevo plan de desarrollo. Éste suponía dividir el jardín en varias zonas biogeográficas tal como aparecen en distintas partes del planeta. De forma simplificada, se puede hablar de una división por continentes”, explica Votruba.

El jardín cuenta con seis zonas: la paleártica, que corresponde a la región de Eurasia; la geotrópica, que enseña la flora y fauna de Centroamérica y Sudamérica; la etíope, dedicada a África; la oriental, con plantas y animales de India y Malasia; la australiana y la norteamericana.

Martin Votruba
Los visitantes pueden escoger entre tres rutas. La más larga, de tres a cuatro horas, se llama ‘Siguiendo las huellas del hombre’ y pasa por las diferentes regiones geográficas del mundo tal como fueron, una tras otra, habitadas por el hombre.

La ruta media, de dos a tres horas de duración, se titula ‘Contra el tiempo’ y busca explicar, de forma simple y divertida, el desarrollo histórico de nuestro planeta.

Y la más corta lleva el nombre del continente prehistórico ‘Gondwana’. Los visitantes conocerán en ella los representantes animales y vegetales más importantes de cada región biogeográfica. Recorrerla no tarda más de dos horas.

Hoy día, el Jardín Zoo-Botánico de Pilsen cuenta con unas 1.300 especies animales y 10.000 vegetales. A pesar de esta enorme variedad, su especialidad, por razones históricas, sigue siendo la cría de los animales de terrario, subraya Martin Votruba.

“Entre los éxitos en este campo destacan la primera cría del caimán paraguayo en 1980, la primera cría de la anaconda grande en 1984 y la cría de la tortuga africana con espuelas. Además, fuimos el primer zoo del país en conseguir los dragones de Komodo en 1997”, recalca el jefe de promoción.

También forma parte del jardín la granja Lüftnerka, del siglo XIX. Los visitantes pueden admirar allí una amplia colección de animales domésticos y más de 400 muestras de instrumentos históricos utilizados en la agricultura. Martin Votruba advierte sobre la importancia de esta exposición.

“Los principales aportes de este proyecto son dos: el de conservar las razas del ganado desaparecidas y el educativo. Vivimos en un tiempo cuando muchos niños conocen perfectamente tigres y jirafas, pero no saben cómo es la vida de un conejo, una cabra o una vaca”, subraya Votruba.

En el edificio de la granja se realizan encuentros regulares de aficionados a la naturaleza, así como conferencias, seminarios y talleres de arte popular. Durante todo el año, se celebran allí numerosas actividades culturales.

Entre otros atractivos del jardín, hay que destacar la exposición titulada ‘El Río Checo’, que muestra los peces típicos del país, y el parque de dinosaurios, que goza de mucha popularidad entre los pequeños visitantes, según cuenta Votruba.

“Los niños aman a los dinosaurios, los conocen de las enciclopedias y de la televisión. Verlos en dimensiones reales y en plena naturaleza es para ellos una experiencia inolvidable. Es completamente diferente que, por ejemplo, verlos un una sala de exposición, como solían presentarse antes”, indica Votruba.

Desde los años 90 hasta el presente, el Jardín Zoo-Botánico de Pilsen ha andado mucho camino. La mayoría de los animales ya no viven en jaulas, sino en áreas abiertas con abundante vegetación.

Los pabellones que se construyen tratan de imitar lo más fiel posible los diferentes biotopos del mundo. En una perfecta harmonía, conviven en ellos las más diversas especies de animales y plantas.

Todos los cambios son aplaudidos por la ciudadanía y el esfuerzo gastado ya comienza a dar frutos, sostiene Martin Votruba.

“En los últimos tres años, el jardín fue visitado por más de 400.000 personas al año, ocupando el cuarto puesto en número de visitas a nivel nacional. Desde hace varios años es el destino turístico número uno de la región y el número once del país”, destacó Votruba.

Pero la dirección del parque no se duerme en los laureles. Para 2010 planea llevar a cabo la construcción de varios pabellones para animales grandes como jirafas, rinocerontes e hipopótamos. Además, culminan los preparativos para abrir nuevas exposiciones africanas y asiáticas, en total, 14 edificios nuevos.

Foto: Roman Casado

10
49.747484800000
13.377603600000
default
49.747484800000
13.377603600000