El palacio de Stránov parece sacado de un cuento de hadas
A todo aquél a quien le gustan los cuentos de hadas recomendamos visitar el palacio de Stránov. El majestuoso inmueble en estilo neorrenacentista, situado a unos 50 kilómetros al norte de Praga, fue construido hace siglos sobre una colina que se levanta junto al valle del río Jizera, con el fin de proteger las poblaciones locales ante un eventual enemigo. Por suerte, en siglos lejanos nunca fue blanco de ataques armados, pero la historia moderna sí ha dejado en él profundas huellas.
El palacio de Stránov se encuentra en la aldea de Jizerní Vtelno, situada a unos 12 kilómetros de la ciudad de Mladá Boleslav, conocida por la fabricación de los automóviles Škoda.
Los comienzos del palacio se remontan al siglo XV, según nos cuenta su administrador y nuestro guía por el lugar, Petr Rasken Chaloupka.
”Los primeros datos que se han conservado sobre Stránov provienen del año 1429. Entonces existió aquí una fortificación de madera, que 30 años más tarde fue derrumbada por orden de Jaroš de Sovojovice. En su lugar este aristócrata mandó a construir un castillo gótico de piedra. El castillo tenía baluartes por todos lados para proteger la zona ante los enemigos, pero eso nunca fue necesario, ya que a lo largo de la historia los enfrentamientos bélicos nunca han llegado a este tranquilo lugar”.
En las postrimerías del siglo XVI, el castillo fue reconstruido totalmente y transformado en un palacio que respondía a los requerimientos de la aristocracia de la época para una vivienda cómoda.
El aspecto neorrenacentista actual del palacio de Stránov se debe a su remodelación realizada en el siglo XIX por el arquitecto Josef Schulz, según sostiene Petr Rasken Chaloupka.
”Alrededor del año 1890, la aristócrata Marie de Valenstein y Vartenberk, pidió transformar el palacio en estilo romántico, lo que lo convirtió en uno de los palacios más bellos del país. El maravilloso resultado se debe a la labor del arquitecto Josef Schulz, autor también de los proyectos del Museo Nacional, el Teatro Nacional, y del Palacio Rudolfinum, en Praga. Gracias a Schulz, el palacio de Stránov adquirió un sinnúmero de balcones, torres decorativas, galerías abiertas decoradas con arcadas, así como un extenso parque en sus alrededores”.
No es de extrañar que en el palacio de Stránov fueron rodados muchos cuentos de hadas checos, y con frecuencia vienen a él también cineastas del extranjero.
De los muchos propietarios que había tenido el palacio, mencionemos a Rudolf Adam de Lisov, quien tuvo como esposa a Isabel Lidmila, bisnieta del astrónomo danés Tycho Brahe. En 1917, Stránov fue comprado por Josef Šimonek, senador y presidente de la empresa de maquinaria pesada Škoda, de Pilsen.
Entre los habitantes de la aldea local de Jizerní Vtelno hasta hoy corren rumores de que Šimonek ganó el palacio en un juego de naipes. Supuestamente viajaba en tren desde París con la entonces propietaria del palacio Gabriela de Valenstein y, para no aburrirse durante el viaje, jugaban a los naipes. La suerte acompañó ese día a Šimonek y Stránov fue la mejor ganancia.
Sin embargo, en el año 1950 el palacio fue nacionalizado por los comunistas, lo que significó un desastre, según afirma Petr Rasken Chaloupka.
“Es una ironía del destino que mientras que durante los siglos anteriores la obra resistió intacta y nunca fue necesario usar los baluartes para defenderla con armas, en 1950 no cayó ni un solo disparo e igual así, los propietarios del palacio se vieron obligados a entregarlo”.
Desde entonces comenzó a escribirse uno de los más tristes capítulos de la historia del palacio. Ello se hace evidente al entrar en el edificio y comparar los bellos exteriores del palacio con sus interiores. Tras la nacionalización, la mayor parte del mobiliario fue llevada a otros palacios del país, otra fue robada por los habitantes de la aldea. Los pisos de madera fueron tapados con linóleo, y las paredes con pinturas al fresco cubiertas de pintura al esmalte.
El palacio fue transformado poco después en un orfanato y en los edificios administrativos en sus alrededores se instaló la dirección de una cooperativa agrícola. Los tractores y otras máquinas destruyeron por completo el parque local y los niños destrozaron los pocos muebles que habían quedado de los tiempos anteriores.
No obstante, para los niños fue seguramente una gran aventura vivir en un palacio. Según ha contado Petr Rasken Chaloupka, parece que lo que más utilizaban los menores era un pequeño elevador que antes había servido para trasladar los platos de comida desde la cocina al comedor del palacio. Los niños lo utilizaban para entrar en las noches en secreto a la cocina y apoderase de diversas golosinas.El orfanato existió en el palacio de Stránov hasta el año 2003, cuando el edificio fue devuelto en restitución a la familia Šimonek que un año más tarde lo abrió al público.
El nuevo propietario trata de que los interiores del palacio vayan recobrando poco a poco su aspecto original, pero es un trabajo a largo plazo debido a que se han conservado sólo siete fotografías que documentan cómo eran antes los salones locales.
De la pinacoteca local, que en el pasado había contado con centenares de obras artísticas, se logró recobrar sólo tres cuadros. Una situación parecida se registra también con respecto al mobiliario y otras piezas, según dice Petr Rasken Chaloupka.
”De un total de 750 partidas entre mobiliario y otros dispositivos que habían en el palacio de Stránov antes del año 1950, nos han devuelto 40 piezas. Además, la mayoría eran cajas con una colección de mariposas disecadas que después de la nacionalización de Stránov habían sido depositadas en Mnichovo Hradiště. La mitad de esa colección nos fue devuelta y la otra desapareció, o a lo mejor se había podrido”.
Además de la muestra de mariposas disecadas, los turistas que visitan el lugar pueden ver una amplia colección de motocicletas de la familia Šimonek.
Para los visitantes aventureros y poco exigentes puede resultar atractiva asimismo la oferta de pasar una noche en el palacio. Pero deben traerse su propio saco de dormir, según comentó Petr Rasken Chaloupka, ya que las condiciones actuales del lugar son realmente muy modestas.
La familia Šimonek confía en que en un par de años se logrará restaurar los interiores del palacio y amoblarlo, aunque los muebles ya no sean los originales, como indica Petr Rasken Chaloupka.
“Hay que decir que los propios visitantes del palacio nos ayudan mucho. Por ejemplo, tenemos aquí un hermoso armario antiguo que nos regaló una señora de Praga. Se iba a mudar a un apartamento más pequeño y el armario no le cabía en su nueva vivienda. También los vecinos de la aldea local nos han ofrecido varios muebles que, aunque no son originarios del palacio, responden al estilo que tratamos de plasmarle”.Últimamente en el palacio de Stránov han comenzado a celebrar también casamientos. Según señala nuestro guía por el lugar, parece que la idea de convertirse por unas horas en una princesa en un palacio atrae a muchas novias, pues la demanda supera la oferta. Y a nadie le importa el hecho de que se trata de un palacio que sólo desde afuera aparenta ser de un cuento de hadas.
Una antigua leyenda local cuenta que en el palacio de Stránov se oculta la lanza dorada de San Venceslao, patrono de las Tierras Checas. Hasta el presente nadie la ha encontrado. Así que, amigos, les invitamos a visitar el palacio de Stránov, e intentar descubrir ese valioso tesoro. ¡A lo mejor justamente alguien de ustedes tenga suerte!