El genocidio nazi exterminó casi a un 90% de los gitanos checos

Foto: Archivo del Museo de la Cultura Gitana de Brno

El 7 de marzo de 1943 es una fecha triste en la historia de la etnia gitana en el territorio checo. Fue entonces cuando partió el primer tren con hombres, mujeres y niños gitanos hacia el campo de concentración de Auschwitz-Birkenau. Detrás de sus puertas perdieron la vida cientos de miles de gitanos de toda Europa y el genocidio exterminó a un 90% de la población gitana checa. Sobre esta tragedia hablaremos en la actual edición de 'Legados del Pasado, Testimonios del Presente'.

Los enemigos de un Estado 'étnicamente limpio'

Michal Schuster,  foto: Archivo del Instituto para el Estudio de los Regímenes Totalitarios
Tras la llegada de Adolf Hitler al poder en los años 30, numerosos gitanos alemanes tomaron la decisión de abandonar sus casas y partir hacia Checoslovaquia.

Eran conscientes de que en la Alemania nazi se exponían a una gran amenaza, según explicó para Radio Praga el director del Museo de la Cultura Gitana de Brno, Michal Schuster.

“Ya en los años 30 fue establecido en Alemania el enemigo número uno; los judíos. Y en el enemigo número dos se convirtieron los gitanos y los mestizos. A todos ellos se los fue paulatinamente excluyendo de la vida social”, indicó.

Medidas antigitanas

Foto: Archivo del Museo de la Cultura Gitana de Brno
Los gitanos alemanes, que no cuadraban en la idea nazi de un Estado étnicamente limpio, esperaron refugiarse en Checoslovaquia, al considerarlo un país más liberal. Las olas migratorias sin embargo provocaron un gran pánico entre los checoslovacos, fortalecido además por las alarmantes noticias de los medios de comunicación, que informaban sobre cantidades exageradas de refugiados.

A raíz de ello, pocos días antes de que los nazis ocuparan Checoslovaquia y establecieran el Protectorado de Bohemia y Moravia, el Gobierno checoslovaco puso en marcha una serie de medidas antigitanas.

Una de ellas fue la fundación de dos campos de trabajo disciplinarios, construidos en el pueblo de Lety, en Bohemia del Sur, y en Hodonín de Kunštát, en la región de Vysočina.

Estos centros iban destinados a las personas señaladas por las autoridades como asociales; se trataba de desempleados e indigentes.

Los gitanos formaban al principio solamente entre un 10% y un 15% de los integrantes de los campos.

Pero eso cambió tres años después, indica Michal Schuster. “A mediados del año 1942 fue aprobada una 'orden sobre la lucha contra el vicio gitano', que arrancó una campaña llevada contra los gitanos y los mestizos. Se realizó un censo de estas personas, llegando a la cifra de 6.500. A raíz de esta orden nacieron los llamados campamentos para gitanos”.

El campo de Lety
A los campos fue destinada aproximadamente una tercera parte de todos los habitantes de la etnia gitana del Protectorado de Bohemia y Moravia. Según las autoridades, estas instalaciones debían reeducarlos para trabajar y enseñarles el orden y la disciplina. Los demás gitanos pudieron permanecer en sus casas, pero bajo control policial.

Hambre, frío y tifus

La reeducación en los campos consistió en duros trabajos en la construcción de carreteras, ferrocarriles o minas. Obligados a trabajar se vieron tanto hombres como mujeres.

Las familias gitanas fueron instaladas en unas pequeñas cabinas de madera, que en invierno resultaban infernales para sus habitantes. El aforo era excedido cuantiosamente y sus inquilinos se veían azotados por el hambre, el frío y la falta de higiene, que en breve desembocó en una epidemia del tifus.

Se indica que la mortalidad en estos campos alcanzaba un 20% y ningún bebé nacido en el lugar llegó a sobrevivir.

Paul Polansky,  foto: Pino Alpino,  CC BY-SA 3.0
Según las investigaciones del escritor estadounidense Paul Polansky, publicadas en su libro 'El Silencio Negro', los guardias de los campos eran de origen checo y en ocasiones llegaron a ser más brutales que los mismos nazis.

Entre los años 1942 y 1943 fueron integradas al campo de Lety de Písek fueron unas 1308 personas de etnia gitana y por sus duras condiciones no llegaron a sobrevivir 327 de ellas.

La masacre de los 3.000 sobrevivientes en Auschwitz-Birkenau

El atentado al Protector de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich, en 1942 supuso el endurecimiento de una realidad ya bastante dura. El mismo año el canciller alemán Heinrich Himmler ordenó que todos los gitanos de países europeos controlados por los nazis fueran transportados al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, en Polonia.

Gitanos en Auschwitz,  foto: Archivo de Radio Praga
Al principio en el Protectorado de Bohemia y Moravia se planeó transportar a Auschwitz solamente a los gitanos de los campos de trabajo, pero dado que el tifus había matado a muchos de ellos, las autoridades decidieron transportar también a los gitanos, que hasta el momento habían vivido en una supuesta libertad. Quién sería transportado o no dependía de varios factores, entre ellos por ejemplo el grado de oscuridad de la piel.

Los traslados transcurrían en unas condiciones crueles y muchos de los gitanos no llegaron ni a Polonia.

A Auschwitz fueron transportados más de 20.000 gitanos de otros países europeos y cerca de 5.500 de ellos procedían de Checoslovaquia. A diferencia de los judíos, las familias gitanas podían habitar las celdas conjuntamente. Muchas personas sin embargo no llegaron a sobrevivir las duras condiciones del campo.

En agosto de 1944, después de que unas 1.700 personas fueran transportadas a otro lugar para trabajar, se quedaron en Auschwitz unas 3.000 personas de etnia gitana.

Entonces el Ejército Rojo se estaba acercando hacia Auschwitz, con lo cual los nazis decidieron tomar la solución final a 'la cuestión gitana'. El 4 de agosto mandaron a los últimos sobrevivientes, en su mayoría ancianos, niños, mujeres y embarazadas a las cámaras de gas.

El campo Auschwitz-Birkenau fue liberado por el Ejército Rojo el 27 de enero de 1945. Según explica Michal Schuster, de los aproximadamente 5.000 gitanos checos fueron pocos los que lograron salir a la libertad.

“Según los datos, tras 1945 volvieron de los campos de concentración unos 600 gitanos. Esto significa que casi el 90% de la población gitana fue exterminada”.

Los gitanos eslovacos poblaron los Sudetes

Foto: Archivo del Museo de la Cultura Gitana de Brno
Al acabarse la Segunda Guerra Mundial, los alemanes fueron expulsados de la zona fronteriza de los Sudetes. Las oportunidades laborales atrajeron a muchas personas a poblar esta zona, según afirma Michal Schuster.

“Muchas viviendas quedaron libres y a la vez hacía falta la mano de obra para ayudar a recuperar esta zona destrozada por la contienda. Paulatinamente empezó a volver a desarrollarse la industria y la minería. Los reclutadores llegaban a las colonias gitanas de Eslovaquia e invitaban a los habitantes a trabajar en los Sudetes. La gente aceptaba con mucho gusto, ya que Eslovaquia se hallaba en una situación económica peor que nuestro país”.

Una granja de cerdos cerca del lugar de la pieta

La granja de cerdos de Lety
El tema del genocidio gitano se quedó oscurecido durante el régimen comunista en Checoslovaquia, probablemente debido a la desgana de los comunistas de entrar en el problema de los grupos étnicos.

En los años setenta, cerca del antiguo campo de trabajo de Lety fue construida una granja de cerdos. La comunidad gitana checa se ve indignada por su presencia, argumentando que deshonra este lugar de piedad, donde sufrieron muchos gitanos, y además molesta con su olor durante las ceremonias conmemorativas.

Una ceremonia conmemorativa en Lety,  foto: Archivo de Radio Praga
Los gitanos checos acudieron con este motivo a varias instituciones pidiendo la liquidación de la pocilga. La indiferente actitud del Gobierno checo hacia este problema impulsó en 2005 y posteriormente en 2008 al Parlamento Europeo a desafiar a las autoridades checas a que se encarguen de la solución del problema.

En 2013 se sumó a esta institución también la Organización de Naciones Unidas, apelando a la República Checa que respete más la cultura y la historia del grupo étnico gitano.

El Gobierno checo sin embargo argumenta que faltan los recursos económicos necesarios para trasladar la granja a otro lugar, así que de momento la solución está en el aire.