El festival que mantiene el sentido de pertenencia de checos y eslovacos en Latinoamérica

Asociación Civil Checoslovaca del Chaco

En la ciudad de Resistencia, capital de la provincia argentina de Chaco, se celebró la 11ª edición del Festival de la Cultura Checa y Eslovaca en América Latina. El profesor Petr Táborský, uno de sus organizadores, nos cuenta los detalles y momentos más emotivos de la que considera la edición más grande que se haya realizado hasta el momento.

Afiche del Festival | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Uno de los momentos más emotivos de la nueva edición del Festival de la Cultura Checa y Eslovaca en América Latina que se celebró en la ciudad argentina de Resistencia fue el saludo que grabaron las profesoras de checo Radka Poláčková, Jana Suchomelová y Šárka Vašičková. Enviadas en su momento por República Checa a Paraguay y Argentina para enseñar el idioma, ellas tuvieron, hace más de diez años, la maravillosa idea de crear un espacio para fortalecer los vínculos de las comunidades, tal vez sin imaginar que, con el tiempo, se convertiría en una tradición en sí misma, tal como nos cuenta Petr Táborský, actual profesor de checo en la provincia argentina de Chaco.

“Tuvieron mucho éxito y decidieron hacerlo cada año, se volvió una costumbre, una tradición, y este año llegamos al número once, y creo que fue el festival más grande que se hizo hasta entonces. El objetivo del festival es reunir a las colectividades de las comunidades que tenemos en todo el continente, este año contamos con la presencia de los brasileros, de los paraguayos también y, obviamente, de muchas provincias de Argentina. Y los que no pudieron venir, como los de Chile, Bolivia, Perú y Uruguay, por lo menos grabaron un saludo virtual”.

El profesor de checo Petr Táborský | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Una de las particularidades de esta edición fue que, tal como empezó a ocurrir desde la pandemia, se dividió el festival en una parte presencial y otra online que pudo seguirse en todo el mundo por YouTube. De todas formas, si algo dejó en claro este nuevo evento es que había muchas ganas de volver a estar en contacto y, en ese sentido, algunos números resultan muy elocuentes.

“Para el sábado, el día de los talleres y seminarios, se acreditaron unas 120 personas y el domingo, para el almuerzo, 180. Con respecto al número de colectividades, fueron un montón los expositores que realizaron sus presentaciones. Además, la parte presencial se dividió, a su vez, en dos aulas para no hacer tan pesado el programa y que el público pudiera elegir lo que le interesara más”.

Tatiana Řehák,  directora del grupo Kořene de Resistencia,  ante la presencia de embajadores y figuras destacadas de las colectividades | Foto: Pavlína Řeháčková

Es cierto que, por distintos factores, no todas las colectividades y grupos de danza pudieron estar presentes en el festival que organizó la Asociación Checoslovaca del Chaco. Por ejemplo, no pudieron asistir Kriváň, de Berisso, ni LIPA, de Oberá, Misiones, pero sí Sokol, de Buenos Aires, Moravanka, de Presidencia Roque Sáenz Peña, y los locales Československé Kořene. Por otro lado, el festival se desarrolló en distintos lugares más o menos cercanos al centro histórico de esa ciudad para que la gente no tuviera que viajar tanto. La inauguración, sin ir más lejos, tuvo lugar el 22 de julio en el emblemático Museo del Hombre Chaqueño.

“Lo distinto respecto a lo que se hizo antes en Sáenz Peña o Buenos Aires es que los chicos de Resistencia no disponen de un edificio, pero estaban muy bien organizados y, a pesar de tratarse de un grupo reducido, hicieron un gran trabajo, obtuvieron ayuda por parte de la municipalidad, de las embajadas. Obviamente también participaron todos los profesores que tenemos en el continente. De hecho, participaron los cuatro profesores que envía el gobierno de República Checa y, además, Kristína Lukáčová, una profesora de eslovaco que vive en Buenos Aires, así que éramos cinco profesores y todos, incluyéndome a mí, fuimos coorganizadores del festival y los apoyamos a los chicos de Resistencia”.

La tradicional fogata,  uno de los grandes momentos del festival | Foto: Petr Táborský

Petr Táborský asegura que cada una de las propuestas que conformaron el completo programa de actividades, presentaciones, talleres y seminarios encontró su público y su repercusión. Pero, a su vez, destaca tres momentos que, en su opinión, fueron quizás los más significativos de este festival.

“El fogón del sábado porque nos hizo sentir a todos en familia. Después, dentro de los talleres y seminarios, se hizo una actividad en la que, entre todos, empezamos a contestar preguntas como por qué hacemos estos festivales, por qué nos reunimos, por qué mantenemos las tradiciones, por qué todavía recordamos las raíces, etc. y fue un momento muy interesante porque todos, los mayores y los jóvenes, se pusieron a pensar por qué seguimos, y el domingo podría destacar el almuerzo show con un número de niños que vinieron de Sáenz Peña de cuatro, cinco o seis años y ese, incluso para los embajadores, fue un momento muy emotivo”.

Petr Táborský en pleno trabajo | Foto: Pavlína Řeháčková

Táborský destaca que, en una época en que todo parece tender al cambio, el reemplazo y el olvido, celebrar las tradiciones y el sentimiento de pertenencia resulta fundamental.

Antes de trabajar como profesor de checo, Táborský ya conocía muy bien algunas provincias argentinas como Santa Fe y Córdoba, a tal punto que, en aquel entonces, se había acercado a las distintas comunidades checas por sus propios medios, aunque no conocía el norte argentino ni tampoco Paraguay, donde también da sus clases. Y cuando se le pregunta qué fue lo que más le llamó la atención del lugar donde hoy vive, responde sin dudar.

“Yo llegué en abril y al salir hacía unos treinta grados, yo iba en el colectivo, vestido con buzo y todo, y digo ‘qué calor’, y me responden ‘pero si hoy está fresquito’. En ese momento no lo entendía, sinceramente, ahora sí entiendo que cuando hace treinta grados está fresquito todavía, así que creo que lo más chocante fue el clima como tal y obviamente Sáenz Peña no es una ciudad grande como Buenos Aires o Córdoba, así que en eso es diferente. Pero por otro lado, el estilo de vida es más tranquilo y uno aprende a desarrollar cualidades personales como la paciencia, no estresarse tanto como nosotros los checos, que creo que somos una nación que se estresa mucho por el trabajo y todo, y creo que los de la capital Buenos Aires también y el ritmo de vida es mucho más rápido. Acá no, hay que tomarlo con calma todo”.

Una de las actividades consistió en reflexionar en torno a la necesidad de mantener las tradiciones | Foto: Petr Táborský

Aclara Táborský que, a diferencia de otros cursos intensivos de checo como las escuelas de verano o las becas para estudiar en Poděbrady, el programa con el que trabaja brinda dos horas de clase por semana y no tratan solo sobre el idioma, sino también sobre la cultura, además de intentar que las personas socialicen entre sí y participen de las actividades que organiza la colectividad. La buena noticia es que cada año crece la cantidad de interesados en estudiar checo, sobre todo en la franja que va de los quince a los treinta años, y a pesar de que se trata de un idioma con fama de difícil, Táborský prefiere poner el foco en aquellas cuestiones que los estudiantes hispanos y descendientes aprenden con relativa facilidad.

“Hay varias cosas de hecho: comparando con el inglés, el checo es un idioma muy flexible, así que en general uno puede traducir lo que piensa directamente al checo. Con respecto a la gramática, los chicos aprenden los verbos rápido porque conjugan más o menos de la misma manera y además nosotros no disponemos de dieciséis tiempos como el español sino de tres; lo mismo con respecto a las preposiciones: si no los matas con las declinaciones, que para mí no es necesario, porque si dices una palabra en su forma básica y le agregas la preposición, yo te voy a entender y muchas veces es mejor, porque los chicos, luego de aprender dos o tres declinaciones se traban mucho, o peor, mezclan las terminaciones y entonces me pongo a pensar... ¿quería decir esto o esto otro? Mejor no declinar en ese caso y usar bien la preposición”.

Una celebración de la cultura checoslovaca en Latinoamérica | Foto: Henri Mari

La idea de Táborský es que, en algunos casos, resulta más conveniente usar solo la forma nominativa de determinada palabra para fomentar la comunicación y  siempre habrá tiempo para memorizar las distintas declinaciones y sus reglas. Justamente, ese método quizás más relajado de enseñanza parece ir en sintonía con la intención de Petr Táborský de enriquecerse con aquellas características de los latinoamericanos que, en su opinión, pueden ayudarlo a disfrutar más de la vida. En ese sentido, asegura que, desde que él vive en Argentina, intenta aprender a relajarse un poco más porque, a veces, estar demasiado pendiente de un problema paradójicamente impide resolverlo.

7
-27.427897081072878
-58.986116269558906
default
-27.427897081072878
-58.986116269558906