El coronavirus pone en crisis al sector turístico de las zonas fronterizas
Los ingresos de los emprendedores en el sector turístico en las zonas fronterizas de Chequia se redujeron un 70 % durante las últimas semanas. El motivo principal es la baja afluencia de turistas extranjeros por temor al coronavirus.
Al igual que sucedió en otros sectores de la economía, la pandemia del coronavirus afectó seriamente también al turismo. Pero mientras que en verano y a comienzos de septiembre todavía los centros turísticos en Chequia tuvieron ganancias relativamente buenas, en las últimas semanas todo fue cambiando.
Los impactos de la pandemia de COVID-19 se hacen sentir en especial en las zonas fronterizas, donde habitualmente acuden en esta temporada muchos turistas de Alemania, Polonia y Austria.
Este aňo los extranjeros cancelan sus reservaciones por temor a infectarse y los turistas checos vacilan en salir de viaje en vista de la situación epidemiológica que va empeorando. Los hoteles, pensiones y restaurantes están casi vacíos y nadie sabe cómo seguirá todo.
Tal es el caso, por ejemplo, del hotel Šumava, situado en la localidad checa de Vyšší Brod, a unos seis kilómetros de la frontera con Austria. Hace un mes estaba ocupado totalmente por turistas austriacos, pero ahora está vacío, como dijo a la Televisión Checa su propietario, Jiří Franc.
”En comparación con el aňo pasado tenemos grandes pérdidas, lo que se debe al menor número de clientes. Este año nuestros ingresos algunas semanas son un 50% inferiores a las del aňo pasado”.
Semejante es la situación de uno de los hoteles más concurridos tanto por los turistas checos como por los extranjeros, situado junto a la represa de Lipno en Bohemia del Sur. Según sostuvo para la Televisión Checa su administrador Luboš Krejza, en tiempos normales los clientes nunca faltan, pero ahora es todo lo contrario.
“Los turistas no quieren hacer la reservación de un cuarto con antelación, porque no saben si no se infectarán y no se quedarán por ello en cuarentena. Temen poder perder así parte del dinero de la reservación”.
A diferencia de otros años, pocas personas reservan también las estadías de fin de aňo en los centros turísticos en las zonas fronterizas que normalmente suelen estar agotadas ya en octubre.
En los Montes Gigantes (Krkonoše), al norte de Bohemia, los turistas extranjeros, en especial los polacos, solían conformar la mitad de todos los visitantes alojados en los hoteles y pensiones locales. Ahora, en estas últimas semanas no hay casi nadie, como señaló para la Televisión Checa Vojtěch Kaprálek, maestro cervecero de la fábrica de cerveza con hotel en la localidad de Malá Úpa. A veces suelen llegar grupos de polacos, pero son más bien visitas de un solo día.
”Llegan acá, comen en el restaurante adjunto a la fábrica de cerveza, luego hacen un recorrido por la fábrica y por la naturaleza local y regresan a casa, a Polonia”.
Problemas similares tiene también el sector turístico al otro lado de las fronteras. Los checos dejaron de realizar excursiones a los países vecinos, todo por temor a infectarse o al eventual cierre de las fronteras por coronavirus, como sucedió en primavera durante la primera ola de la pandemia.
No obstante, de continuar el negativo desarrollo de la situación epidemiológica por coronavirus, la caída de los ingresos en el turismo transfronterizo llegaría a ocasionar serios problemas. Podría desembocar en la quiebra de una parte de los propietarios de establecimientos de alojamiento y de los empresarios del sector, con lo que aumentaría allí marcadamente la tasa de desempleo.